Quién “caminaba” a Nisman
En los días que siguieron a la muerte violenta del fiscal Alberto Nisman, quien fuese uno de sus pares, el ex fiscal Pablo Lanusse, lanzó un grito de alarma. Unió dos datos simples que habían saltado de las desbocadas declaraciones de la entonces presidente Cristina Fernández y, ante las cámaras de TV, se preguntó: “¿Cómo sabía el Gobierno todo eso? ¿Lo estaban “caminando” a Alberto?” Caminar, en la jerga de las cloacas del Estado es seguir a alguien a través de los servicios de inteligencia. Tres años después, Lanusse, que hoy representa a la madre del fiscal muerto, acaba de pedir, más jerga, la “ampliación de la base fáctica” de la causa que investiga el caso Nisman. Quiere que la Justicia dilucide por qué mataron al fiscal (su denuncia del pacto con Irán por el atentado a la AMIA), para qué lo mataron (para callarlo y garantizar impunidad a los impulsores y firmantes de ese pacto) y por qué el Estado que debía protegerlo, lo espiaba. La intuición es, por ahora, más fuerte que los hechos en la causa Nisman. El velo que la cubre, como un pesado telón de acero, dilata dejar al desnudo parte, aunque sea parte, de la verdad.