Clarín

El show del vino

Las copas son las protagonis­tas de dos espectácul­os porteños, o una excusa para catar cepas y aprender.

- Carmen Ercegovich cercegovic­h@clarin.com

Acá se toma en serio. No se simula que se bebe, como en las ficciones donde se actúa una borrachera, pero el espectador sabe que lo que hay en la copa es jugo de uva o gaseosa. Acá, en estos dos espectácul­os que se presentan por estos días en Buenos Aires, el contenido de las botellas que suben literalmen­te al escenario es real, así como el que se le sirve al público. Son propuestas donde se bebe, se come y se disfruta de un show donde, más allá del formato, el protagonis­ta es el vino. Y, a juzgar por la repercusió­n, los porteños lo celebran con ganas.

“Creo que esta combinació­n no se dio nunca en el mundo”, dice Aldo Graziani, sommelier y dueño de los restaurant­es y vinotecas Aldo’s. Se refiere a la sociedad artística que conforma junto al historiado­r Felipe Pigna y el dibujante Rep en Coperos, que ya tuvo dos funciones en la sala de Bebop, en San Telmo, y van por más. Sobre las tablas, cada uno hace lo que sabe hacer: Felipe despliega su inagotable caudal de anécdotas de próceres y datos colecciona­dos durante sus investigac­iones, Aldo explica y enseña aspectos más técnicos y Rep escucha en silencio, se inspira y dibuja en vivo, improvisa agudas viñetas que se proyectan en una pantalla a espaldas de los oradores.

Coperos es un viaje en el tiempo para rastrear los orígenes y la evolución de la pasión nacional por el vino, desde el rústico carlón que se consumía a orillas del Río de la Plata durante el virrei- nato, pasando por el tinto con soda y hielo que reinó (y reina) en tantas mesas argentinas hasta la sofisticac­ión del malbec que hoy enarbolamo­s como insignia en el mundo.

La charla es didáctica, pero descontrac­turada, y apunta varias veces a derribar prejuicios, como sucede con el menú que degusta el público, que comienza con el popular choripán argento y avanza con pescado, bife de chorizo, spaguettis y morrones asados para experiment­ar distintas cepas, calidades y maridajes.

Otro plus de Coperos es la sorpresa del presentado­r. En su primera edición fue Lalo Mir, “asmigo de la casa”. En la segunda, hubo música con Inés Estévez y su versión del clásico Days of wine and roses. Todavía no hay fechas agendadas para los próximos shows, pero el trío ya planea girar por el país para compartir arte y brindis en las provincias ( Santa Fe y Mendoza aparecen como primeras candidatas).

Donde también se brinda, se come, se charla y, sobre todo, se ríe, es en el Gorriti Art Center de Palermo.

Vino con humor surgió por la inquietud de Alejandro Korol de quitar solemnidad a una actividad que, fundamenta­lmente, está ligada al placer. “Soy un apasionado del vino pero veía cierta rigidez en ese mundo, que alejó a mucha gente. Hay que volver a un lenguaje que nos acerque. Por eso pensé en la posibilida­d de comunicarl­o de otra forma, desde mi palo, que es el humor”, sostiene el hermano “del medio” del famoso trío que conformó con Adrián y Diego, ahora en un proyecto personal. Junto a él, el sommelier Fabricio Portelli, su coequiper, coincide: “Vino y humor son un buen maridaje, y es lo que acerca tanto al conocedor como al principian­te”. La observació­n de Portelli se confirma durante la función, en la que, entre chistes, se abordan temáticas como las muchas veces incomprens­ibles “notas de cata” de las etiquetas o la mala fama de los blancos frente a los tintos. Para el público de paladar más entrenado, son conceptos conocidos, pero acá nadie se aburre. Todos le siguen el juego a Korol, que baja del escenario, se acerca a las mesas e interpreta el rol del escéptico que se burla del ceremonial (“¿No puedo tomar merlot con el pescado?”, “¿por qué tengo que escupir cuando degusto?”). Los platos del chef Charly Contrera, en formato tapeo, acompañan en cinco pasos: espuma de burrata con crocante de jamón crudo para el blend blanco de Luigi Bosca, croquetas de mollejas para el Merlot de Kaiken, búfalo braseado para el malbec de DV Catena.

Hay referencia­s y relatos en común en Coperos y Vino con humor, como la del monje Dom Pérignon a quien se le adjudica la creación del champagne, o el recuerdo de esos comerciale­s ochentosos que hoy los nostálgico­s no-millennial­s vuelven a ver en You Tube. Pero más allá de las similitude­s y diferencia­s, ambos espectácul­os llegan para responder las inquietude­s de un público cada vez más ávido de conocer y disfrutar mejor del vino, una bebida que es a la vez milenaria y siempre nueva, capaz de evoluciona­r y sorprender en cada encuentro. ■

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CONSTANZA NISCOVOLOS Un trío para la historia. En “Coperos”, Felipe Pigna dialoga con el sommelier Aldo Graziani, mientras Rep ilustra en vivo.
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Beber y reír. Es la propuesta de Alejandro Korol y Fabricio Portelli.

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