• El planteo de la campaña por el aborto libre tiene que ver con la vida y la salud de las mujeres.
Ahora, si estas fueran las únicas variables del debate, en realidad no habría nada que discutir. ¿Quién podría oponerse a que otro conciudadano ejerza su derecho a la vida y la salud? La respuesta debería ser unánime. Sin embargo, el debate resulta controvertido. Esto es porque efectivamente hay otro polo de la discusión: el de la vida humana. Así, la cuestión resulta polémica porque implica que el Congreso brindará una respuesta institucional a una pregunta profunda: ¿cuándo alguien es un ser humano y cuándo no lo es?
Si el proyecto de la campaña resultase ley, la respuesta del Congreso sería que los seres humanos son tales cuando nacen. Previamente, se tratará de una cosa que uno puede extirpar libremente antes de las 14 semanas. Luego, hasta el nacimiento, será una cosa que siente, por ello su extirpación no sería tan libre. Sin embargo, para esa posible ley, no habría humanos por nacer. Algo no humano se convertiría en tal sólo por salir del lugar donde se encuentra. Ese planteo suena inconsistente. Por eso, la discusión seria y razonable será tal, sólo si se toma en serio el derecho a la vida de todos los afectados por la discusión. Entonces, el aborto no es la solución. De otra manera, será sólo violencia vestida del elegante ropaje del debate democrático.