Clarín

Vidal marca los límites desde un billete de $ 100

- Héctor Gambini

María Eugenia Vidal deja pasar el caldo humeante y espera a que se lo retiren sin tocarlo. Está almorzando tras un anuncio para los productore­s agropecuar­ios de Bragado afectados por la sequía y se prepara para otra pulseada con los gremios docentes, en cuanto termine el fin de semana extra large.

Como apenas prueba una rodaja de carne con verduras grilladas, almuerza números. En la complejida­d de los gastos, las tasas, los bonos y los miles de millones que llegan desde el Fondo del Conurbano, Vidal simplifica sus prioridade­s desde un billete de 100 pesos.

Toda la actividad económica del distrito más poderoso de la Argentina se concentra ahí, en un ejemplar violáceo con el perfil de Roca o de Evita. Da igual. Lo que importa son las proporcion­es: de cada 100 pesos que entran en la Provincia, 50 son para pagar sueldos, 20 para jubilacion­es y pensiones y otros 20 para coparticip­ar a los municipios. Todo el secreto de la gestión queda encerrado, entonces, en los 10 pesos restantes.

De ese 10 por ciento de los ingresos sale todo lo demás: comedores escolares, medicament­os, insumos para hospitales, patrullero­s y obras, desde rutas y asfalto en caminos rurales hasta la hidráulica para evitar inundacion­es en, por ejemplo, Luján. Si esas obras no suman al corto plazo, a la larga dejan de restar: sin inundacion­es en zonas urbanas, no habrá fotos dramáticas con gente arriba de los techos y bajará esa sensación eterna de no se hizo nada que la política bonaerense arrastró por años. Ese -el de las inundacion­es en Luján- fue uno de los golpes que magullaron a Scioli cuando todavía era el candidato con mejor chance para la presidenci­a.

A la mitad de la gestión y aún con buena imagen, si de algo está segura Vidal es de no repetir los pasos de Scioli. Ni uno solo. Debe haber sido un descuido que haya ido a visitar a los chacareros con una camisa naranja.

Quizá sea eso lo que la convenza de no ceder en las paritarias docentes más que lo que le permiten sus marcas en el billete de 100 pesos. Suele razonar que su oferta del 15 por ciento está en línea con lo que ya arreglaron muchos gremios, y está convencida de que Baradel busca en cada paritaria un escenario mediático que usa para sus aspiracion­es sindicales nacionales.

Es el 15 más un plus por presentism­o y otro por capacitaci­ón a los que los gremios se oponen, reclamando además por el cierre de escuelas rurales y jubilacion­es que denuncian compulsiva­s. Vidal dice que en esas escuelas ya no había alumnos y que con las jubilacion­es sólo cumple la ley que los mismos gremios defienden. Ella se planta en que hay que discutir mucho más que el salario -quiere mejoras concretas con los maestros al frente del aula- pero tiene un contexto que no maneja: la inflación no se ciñe al cálculo oficial -marzo y abril van a liquidar las ilusiones de aquel 15 por ciento anualy el gas sube un 40 por ciento desde mañana.

Por eso buscará alguna vuelta de tuerca para la reunión del miércoles con los docentes, aún convencida de que los paros debilitan más a los gremios que a su gestión. Nada que la mueva de sus marcas en el billete. ■

Las cuentas en la Provincia tienen que cerrar a pesar del contexto: una inflación que le escapa a la proyección oficial

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