Problemas con el exceso de billetes: pagar facturas en efectivo saldría más caro
Las empresas como Pago Fácil o Rapipago evalúan aplicar comisiones de hasta 20 pesos por transacción.
El manejo del dinero en efectivo sigue causando problemas a los bancos y por añadidura, a las empresas que por la naturaleza de su negocio manejan a diario cientos de miles de billetes. A las entidades financieras y a ciertas grandes empresas (supermercados, estaciones de servicio, tabacaleras) les sobran billetes, y nadie quiere recibírselos. Este exceso podría derivar en un problema para los usuarios de servicios de cobranza como Rapipago o Pago Fácil (las más conocidas). Estas compañías podrían tomar la decisión, a partir de mayo, de cobrar una comisión a cada persona que utilice sus servicios y pague en efectivo.
Se habla de un extra que podría rondar los 10 a 20 pesos por operación. Es decir, que si un cliente va a pagar una factura de 1.000 pesos, terminará pagando ese monto, más la comisión. El aviso lo dio Gustavo Gómez, gerente general de Rapi Pago y titular de la cámara que agrupa a las empresas de cobranzas.
Estas compañías impulsan desde el año pasado el uso de la tarjeta de débito, pero su clientela, por lo visto hasta ahora, está acostumbrada al efectivo. De un giro mensual de negocios cercano a los 80.000 millones de pesos, apenas el 3% de las operaciones se realizan con débito.
¿El motivo de la aparición de esta eventual comisión? Los bancos pre- tenden empezar a cobrar una comisión de hasta el 1% a quienes realicen depósitos en efectivo superiores a los 50.000 pesos. No hacen más que trasladar el problema, ya que los bancos no pueden llevar sus billetes al Banco Central, que desde hace tiempo decidió desentenderse del problema.
En las empresas de cobranza destacan que la mayoría de los clientes que pagan los servicios en efectivo tienen cuenta bancaria y por lo tanto podrían hacer los pagos con tarjeta de débito, pero igual prefieren el uso del efectivo.Es el típico caso de la persona que retira efectivo de su cuen- ta en el cajero automático para ir a hacer la fila a la empresa para pagar su factura en efectivo.
En el origen de todo este embrollo está el exceso de billetes en circulación, un legado de la administración kirchnerista, que se negó a elevar la denominación de los billetes a la par de la inflación. Como se sabe, ante ese escenario el Banco Central tomó algunas decisiones: elevó la denominación de los billetes (este año aparecerá el de $ 1000) y al mismo tiempo aceleró el proceso de destrucción de billetes para acelerar el recambio.
Pero a esto añadió otra medida drástica: dejó de recibir efectivo de los bancos. En síntesis, obligó a las entidades financieras a resolver sus excesos de billetes sin acudir a depositarlos en las bóvedas del BCRA, ni en la calle Reconquista ni en los tesoros regionales distribuidos por el interior del país.
Para atenuar las quejas, armó un mercado de efectivo para que los bancos se organicen entre quienes tienen exceso de billetes y quienes necesitan billetes.
En definitiva, lo que está ocurriendo es que los bancos se tienen que hacerse cargo de la administración del efectivo (contarlo, empaquetarlo, trasladarlo, custodiarlo), lo que es en definitiva una tarea cada vez más costosa. De ahí el cobro de comisiones, que, como se sabe, se va trasladando hasta recaer en el usuario final.
Es cierto que el Banco Central está impulsando el uso del dinero electrónico y con ello aparecieron varios medios de pago y aplicaciones diseñadas con esa premisa. Pero el avance de estas billeteras electrónicas es lento. Un dato insoslayable es que con el tamaño de la economía informal -y la presión fiscal que lleva a no pocos comercios a preferir el efectivo- la pelea contra el cas h es engorrosa. ■