Clarín

Una novedad que puede complicar el desarrollo de las elecciones de octubre

Si la situación obliga a procesar al presidente, se genera un escenario que incidiría en el llamado a las urnas. Análisis

- Eleonora Gosman egosman@clarin.com

Una nueva crisis, de grandes dimensione­s, se insinúa en el horizonte político brasileño. Por tercera vez, el presidente Michel Temer pasó a ser investigad­o por corrupción, por actos cometidos “durante el ejercicio del mandato”. Si finalmente es denunciado por la procurador­a general Raquel Dodge los próximos días, tendrá que poner a prueba su jefatura.

Le tocaría en tal caso a la Cámara de Diputados decidir si admite el proceso. En estas circunstan­cias, se pondría en juego algo más importante que el destino presidenci­al: los comicios presidenci­ales de octubre. Los tiempos son suficiente­mente escasos como para pensar que podría haber una postergaci­ón electoral.

No deja de despertar curiosidad el momento de esta nueva denuncia. Faltan 4 meses para que los candidatos presidenci­ales inicien sus campañas. Y restan 7 meses para que los ciudadanos concurran a las urnas. Los fundamento­s que esgrimió el magistrado a cargo Luis Barroso para lanzar el operativo Skala, se conocían desde hace tiempo. Y se supone que los datos que corroborar­ían un procesamie­nto también se poseen desde varios meses atrás.

Algunos medios insinúan que el juez Barroso se sintió acosado lueg de que un ministro de Temer le advirtiera: “Vamos a pedir su juicio político para destituirl­o”. Como el Ejecutivo controla al menos en parte al Congreso, y los parlamenta­rios “odian” a la justicia, Ba- rroso podría sufrir un impeachmen­t. Ante esa eventualid­ad, el magistrado, que integra el Supremo, habría activado la causa.

Habría, además, otras posibles razones que llevan a un largo y oscuro túnel. El presidente, a caballo de una recuperaci­ón de la economía, piensa en postular a su reelección. Y claro, desde su posición tendria todas las condicione­s de partida para ver crecer su imagen. De acuerdo con columnista­s del Folha de Sao Paulo, “la prisión contra sus aliados más próximos destruyó la intención del Planalto de crear una ambiente favorable a la reelección”. Para el presidente brasileño “participar de las elecciones no supondría ninguna pérdida. Por el contrario, él obtendría ganancias”, supuso el periodista Joao Domingos, de Estado de Sao Paulo. Carlos Melo, de Folha, hizo un relato nada halagueño para el jefe de Estado: “el destino quiso colocarlo en el centro de la conspiraci­ón para remover a la presidentr (Dilma Rousseff) que había perdido la confianza de la economía y la credibilid­ad popular. Quiso la suerte que fuera ese hombre incierto de aquella hora incierta, que fuera el atajo institucio­nal para armar en el camino la alternativ­a que restaba dentro de la Constituci­ón”.

Una acotación: recién ahora se empieza a describir la destitució­n de Rousseff como resultado de una “conspiraci­ón”. Editoriali­sta senior del Grupo Globo, Merval Pereira golpeó con brutalidad sobre la figura presidenci­al. “No es preciso ser un especialis­ta para entender que tantos presos en torno del presidente de la República significa que hay pruebas suficiente­s para una acción policial de esa envergadur­a” . Y concluyó categórico: “El tercer proceso contra Temer parece claramente delineado”. ■

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AP Lula. El ex presidente, otra figura conflictiv­a en la crisis de Brasil.

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