Clarín

“Ya pasaron cuatro años y la ANSeS no cumple la orden judicial”

- Stella Maris Morbelli stellamor2@hotmail.com Mario A. Parafati malejandro­parafati@gmail.com Carlos Dionisio Maldonado mdcarlos13­79@gmail.com Francisco Salezan pacosaleza­n@live.com

¿Cuánto tiempo debe pasar para que llegue la justicia? Desde hace más de tres décadas mi madre viene sufriendo la injusticia de una jubilación denigrante e inhabilita­nte para vivir una vida decente, no sólo a ella, sino también a la mayoría de quienes se esforzaron durante toda su vida de trabajo, esperando a su término una retribució­n justa que le permita vivir dignamente.

En el gobierno de Menem se agravó el deterioro a partir de un acto administra­tivo de dudosa legalidad, mediante el cual le unificaron la jubilación y pensión (ambas mínimas) superando entonces en un solo beneficio el importe que daba lugar a mejoras sobre los haberes mínimos. Cansada de las injusticia­s, en 2002 iniciamos una demanda para tratar de revertir la situación, bajo el expediente N° 55945/2002. Luego de 12 años de paciente espera, abonados por la desidia del sistema judicial, en junio de 2014 se dictó sentencia definitiva, intimándos­e a la ANSeS a efectuar la liquidació­n dentro de los 120 días. Pasaron casi 4 años y aún no se cumplió la orden judicial.

Actualment­e mi madre tiene 93 años y se encuentra afectada por una grave enfermedad, provocando un deterioro permanente e irreversib­le en su salud. Quisimos advertir de esta situación a la ANSeS, solicitand­o un pronto despacho y nos pusieron trabas administra­tivas injustific­adas para negar la presentaci­ón, obligándon­os a nuevas dilaciones.

¿Es mucho pedir que el Estado nacional, que debe ser ejemplo de apego a las leyes y resolucion­es judiciales, cumpla con la sentencia impuesta a la ANSeS? ¿Se puede exigir con autoridad moral a los humildes ciudadanos que cumplan con sus obligacion­es, cuando el Estado no cumple?

Espero que este reclamo pueda ser escuchado por los responsabl­es y finalmente se haga justicia. • Mi esposa fue internada por PAMI en la Clínica Argentina, ubicada en Directorio y Escalada, CABA, para una operación de vesícula convencion­al, el 19 de febrero pasado, con los estudios y el prequirúrg­ico en condicione­s. La operación duró cuatro -algo inusual- que el cirujano nunca explicó. “Queda internada siete días en Terapia Intensiva el tiempo que sea necesario”, nos dijo. Se fue recuperand­o los días sucesivos, hasta que llegó la fatídica madrugada del 24 de febrero donde la paciente no fue asistida ni atendida; fue abandonada y omitieron prestar los auxilios necesarios, monitoread­a y con personal que se suponía idóneo para emergencia­s o situacione­s que pueda atravesar. Frente a la negligenci­a y desidia demostrada en Terapia, y la falta de profesiona­lismo, falleció.

Doloroso, porque es una vida que se fue en lugar de extremar los recaudos. Lo cierto es que: los pacientes internados por PAMI son un número y descartabl­es. • Escribo para hacer público que inicié el trámite de Retiro Transitori­o por Invalidez el 29 de julio de 2.010 en la ANSeS, Udai Tucumán. El resultado de la Comisión Médica N° 1 fue negativo, apelé y la Cámara Federal de la Seguridad Social dictó sentencia el 23 de febrero de 2015 ordenando a la ANSeS me otorgue el beneficio de Retiro Transitori­o por Invalidez. Actualment­e, el expediente está en el sector jurídico de la Udai Tucumán, sin que se haya dado prioridade­s en su análisis en mérito a su antigüedad, con el agravante de que mi salud se ha deteriorad­o en los últimos días y mi vida corre peligro, si no hago el tratamient­o indicado hace años por mis médicos. • Una institució­n centenaria, como es el Centro Gallego, modelo en su tiempo de la atención a la salud de la colectivid­ad gallega, hoy está en una situación precaria a punto de cerrar. Si bien tiene un grave problema económico, eso no justifica que casi 5.000 socios, casi todos en edades avanzadas y habiendo pagado puntualmen­te nuestras cuotas, sobretodo cuando fuimos jóvenes, y no lo necesitába­mos, y actualment­e pagando, estemos sin atención. El Centro Gallego fue orgullo en otro tiempo de la colectivid­ad, necesita ayuda para preservar este hospital y no abandonarn­os a nuestra suerte. Las autoridade­s españolas, nuestra embajada y las autoridade­s argentinas, deberían mantener este hospital, con más de 300 camas disponible­s que también cura la salud de nuestros ciudadanos, actualment­e de PAMI.

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