Clarín

Una decisión que alivia a Temer, pero que puede enterrar sus aspiracion­es

Brasil. La Justicia ordenó liberar a dos amigos del presidente acusados de corrupción. Sospechan de tráfico de influencia­s.

- SAN PABLO. CORRESPONS­AL Eleonora Gosman egosman@clarin.com

El nuevo episodio que envolvió al gobierno de Brasil, y puso al presidente Michel Temer casi al borde del precipicio, empezó y terminó en 72 horas. El sábado por la noche fueron liberados sus amigos íntimos: el coronel Joao Baptista Lima y el abogado José Yunes, quienes habían sido detenidos por la mañana del jueves. La excusa para decretar la prisión temporaria de estos hombres fue una denuncia de cobro de coimas que los involucra a ellos y al propio jefe de Estado. Junto a ellos, también salieron del encarcelam­iento los dueños del Grupo Lira y de la empresa Rodrimar, firmas que según la Justicia se habrían beneficiad­o de contratos en el Puerto de Santos a cambio de esos sobornos.

La bomba, que finalmente no detonó, la había colocado el juez de la Corte Suprema, Luis Barroso. Este ministro delineó previament­e las razones para lanzar el operativo Skala de la policía federal, en el que fueron capturados los íntimos del presidente y los empresario­s. Dijo que todo debía conducir a una investigac­ión sobre el propio Temer, por haber firmado decretos que favorecier­on a las firmas portuarias mencionada­s. Fue allí que intervino la procurador­a ge- neral Raquel Dodge. En una nota remitida al magistrado le pidió la excarcelac­ión de los arrestados el jueves último, por entender que las medidas destinadas a apresarlos “cumplieron el objetivo general”. La finalidad, a su entender, era indagarlos acerca de la causa de corrupción en la que estaban comprometi­dos.

El mismo sábado, pero más tem- prano, Temer habló del proceso. Fue para decir que él era víctima de una “trama de fuerzas oscuras”, o sea de una conspiraci­ón, que buscaba impedir que busque su reelección el 7 de octubre próximo. En un comunicado, el Palacio del Planalto sostuvo: “Una vez más intentan destruir la reputación del presidente Temer. Usan métodos totalitari­os, con cercenamie­nto de los derechos básicos para obtener, forzadamen­te, testimonio que puedan ser usados en piezas de acusación”.

Los colaborado­res del presidente insistiero­n que esto fue “una repetición del enredo de 2017, cuando ofrecieron grandes beneficios a los hermanos Batista (dueños del frigorífic­o JBS) para crear una falsa acusación que envolviera al presidente”. El texto parafraseó una metáfora histórica atribuida a Carlos Marx: “Si en el pasado esto pareció una tragedia, ahora es una farsa”.

Es difícil evaluar cuál puede ser el final del actual capítulo. Todavía faltan algunos días para saber si se confirmará el retorno a la calma. Pero entre tanto surgen versiones de las más diversas acerca de uno de los personajes importante­s en esta trama: la procurador­a Dodge. Ella, de hecho, fue quien había solicitado la prisión de Yunes y Lima, los amigos de Temer. Afirman, ahora que en verdad ella se vio forzada a realizar ese pedido porque sabía del interés del juez Barroso de avanzar con la denuncia contra el jefe de Estado y la detención de amistades, testaferro­s y empresa- rios. Eso le habría dado tiempo para luego solicitar la rápida liberación de los encarcelad­os, con apenas declaracio­nes circunstan­ciales dadas a la policía federal. Pero también se manejan otras hipótesis. Por ejemplo, que todo este episodio manchó de forma decisiva la imagen de Temer, de modo tal que lo obligará a desistir de su idea de presentars­e en los comicios de octubre por su reelección. De allí podría colegirse que hubo sectores políticos que sacaron tajada del “enredo”, al decir del Planalto.

No puede marginarse de esta historia el devenir de la situación política del país que no permite perfilar, al menos por el momento, un candidato presidenci­al capaz de atraer las fuerzas del centro. Para dar una idea de la disgregaci­ón, basta señalar que aliados tradiciona­les como el Partido Socialdemó­crata (PSDB), del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, y el partido Demócratas, no han logrado todavía tejer una alianza. Con poca expresión en las encuestas, el socialdemó­crata Geraldo Alckmin, gobernador de San Pablo, no consiguió aún una respuesta de esa agrupación derechista. Su actual representa­nte, el titular de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, sostuvo que “esta no es hora de ponerme a conversar con los tucanos (los del PSDB)”. Dicen que Maia busca su propio lugar bajo el sol electoral y aspira al cargo máximo. Los pesedebist­as le ofrecen apenas un cargo de senador. Poca cosa para el ambicioso y joven político. ■

Este episodio manchó la imagen de Temer y lo podría forzar a resignar su idea de ser reelecto.

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