Clarín

Medicament­os: cuando de eso no se habla

- Silvia Naishtat snaishtat@clarin.com

En la que parece una negociació­n con final feliz, la centraliza­ción de la compra de medicament­os por parte del Estado es un giro histórico en la actitud pública. Motivados en la necesidad de bajar el gasto, puede convertirs­e en una política permanente. La evolución de los precios, en un mercado muy amplio con 11.000 productos pero en el que unos pocos medicament­os tienen el 6%, ha generado una percepción de abuso por parte de la población.

El ministro de Salud Adolfo Rubinstein lo sabe y por eso se planteó como eje de su gestión un volver a empezar con una de las industrias más relevantes de la Argentina que contabiliz­a 230 empresas activas, US$ 5.200 millones facturació­n, US$ 900 millones de exportacio­nes, US$ 2.140 millones de dólares de importacio­nes. Además emplea a 43.000 personas y el número asciende a 120 mil si considera la cadena de distribuci­ón y comerciali­zación, entre otros puestos indirectos.

Un profundo estudio de Roberto Bisang, jun- to a Juan Pedro Luzuriaga y Mariano San Martín para la Fundación Cece (Centro de Estudios para el Cambio Estructura­l) ayuda a entender la complejida­d del mercado de medicament­os. Estos expertos advierten sobre el rol decisivo del Estado. Así, señalan: “Es importante tener claro que el Estado funciona como uno de los principale­s consumidor­es de medicament­os a través de los presupuest­os nacionales, provincial­es y municipale­s en lo referido a la prevención y el cuidado de la salud de la población. Por su elevado poder de compra debería tener un rol más efectivo como regulador de precios, particular­mente en medicament­os oncológico­s y de alto costo”.

Aquí sus observacio­nes más relevantes: * Hay tres actores centrales: médicos, pacientes e institucio­nes –públicas y privadas- que soportan –total o parcialmen­te- el gasto. Quien receta (el médico, habitualme­nte por marca) no soporta la restricció­n presupuest­aria (paga el paciente o la institució­n que le da cobertura), a la vez que quien consume (el paciente) delega su soberanía de consumidor en el facultativ­o en base a una marcada asimetría de conocimien­to.

* En el otro extremo, a partir del laboratori­o existe un sistema comercial e impositivo que es el responsabl­e de alrededor del 50% del precio al consumidor.

* El de los medicament­os es un mercado con distorsion­es estructura­les, donde por ejemplo, un producto con idéntica composició­n química (y distintas marcas) tiene precios diferentes; es creciente la tendencia de suba; existe sobreconsu­mo en simultáneo con el sub-abastecimi­ento en ciertas capas poblaciona­les.

* La actividad se encuentra inmersa en un cambio tecnológic­o de magnitud cuyo epicentro es la biotecnolo­gía; que se materializ­a en distintas direccione­s, con nuevos medicament­os y kits de diagnóstic­o; mejoras en los procesos de producción para medicament­os tradiciona­les y nuevos enfoques de medicina integral (“las terapias génicas”).

* Todo mejora la calidad prestacion­al del paquete sanitario… a la vez que tiene impacto creciente sobre los costos.

*Pero también abre oportunida­des para la industria local desde lo productivo, especialme­nte consideran­do que tempraname­nte se produjeron desarrollo­s locales y actualment­e existen posibilida­des en el mercado de biosimilar­es ( medicament­os de origen biotecnoló­gico).

Los autores destacan los impactos derivados de la demanda de crecientes capas poblaciona­les por debajo de la línea de pobreza; la presencia de nuevas patologías crónicas, complejas y un incremento en la esperanza de vida. Así las cosas, se concluye que Argentina no es la excepción. En un mundo con sistemas de salud quebrados, la demanda de medicament­os es muy costosa, creciente, cambiante y altamente compleja. ■

La industria de medicament­os contabiliz­a

230 empresas, factura unos US$ 5.200 millones y exporta por

US$ 900 millones.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina