Clarín

EE.UU. está “cargado y preparado” para volver a atacar

Lo planteó la embajadora de Donald Trump en la ONU. Fue después del bombardeo realizado por EE.UU., Francia y Reino Unido a tres blancos de armamento químico en el país árabe.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

Lo afirmó la embajadora en la ONU. Fue luego del bombardeo con más de 100 misiles sobre Siria. El ataque, en el que no se reportaron víctimas, incluyó nuevo y sofisticad­o armamento. Para los analistas, fue una advertenci­a a Rusia e Irán.

Donald Trump anunció que los ataques con más de 100 misiles en la noche del viernes contra Siria, junto a Francia y Gran Bretaña, habían estado “perfectame­nte ejecutados”. Pero EE.UU. añadió una fuerte advertenci­a: aseguró que tiene el arsenal “car- gado y preparado” para volver a atacar a Siria si Bashar al Assad insiste en utilizar armas químicas.

En una fervorosa sesión diplomátic­a en la ONU, la embajadora de EE.UU., Nikki Haley, dijo que había hablado con el presidente Trump después del ataque, y que éste le había dicho que “si el régimen sirio usa ese gas venenoso de nuevo, EE.UU. tiene sus armas preparadas y cargadas”. “Cuando el presidente dibuja una línea roja, hace que se cumpla”, dijo.

El mensaje de Haley sobrevino luego de que el embajador ruso, Vassily Nebenzia, dijera que pediría al Consejo de Seguridad que condenara los ataques por constituir una violación de la ley internacio­nal y de la Carta de la ONU, una denuncia que las potencias atacantes rechazan.

Luego de varios días de rumores de guerra, Trump anunció la ofensiva el viernes a las 9 de la noche de Washington, las 4 de la madrugada del sábado en Damasco. La aviación aliada despegó y 105 misiles partieron hacia Siria. El principal blanco fue el centro de investigac­ión de Barzah, en las afueras de Damasco. Considerad­o el núcleo de la producción de armas químicas , sus tres edificios fueron arrasados. También cayeron dos almacenes en Homs.

La ofensiva se concretó una semana después de un presunto ataque con gases tóxicos en Duma, cerca de Damasco, en el que habrían muerto unas 40 personas, según socorrista­s en el lugar. El régimen sirio y el Kremlin han negado esa informació­n mientras que EE.UU. dijo que tenía pruebas pero no las mostró. Francia y Gran Bretaña avalaron esa informació­n supuestame­nte rastreada con fuentes de inteligenc­ia.

En su cuenta de Twitter, el presidente celebró el alcance de la ofensiva: “Un golpe perfectame­nte ejecutado anoche. Gracias a Francia y al Reino Unido por su sabiduría y el poder de sus buenas FF.AA. No podríamos haber obtenido un mejor resultado”. Y en una frase que enseguida remitió a la que pronunció el ex presidente George W Bush sobre la guerra aún inconclusa en Irak, Trump escribió: “¡Misión cumplida!”.

Inmediatam­ente surgió el debate sobre cuál era la verdadera misión de EE.UU. en Siria, un complejo conflicto que lleva ya cientos de miles de muertos y donde interviene­n infini- dad de actores locales y potencias internacio­nales. Si bien desde el Pentágono aclararon que el objetivo de Trump era eliminar el terrorismo del ISIS, un “tema de seguridad nacional”, en el corto plazo parece ser otro: disuadir a Assad de utilizar armas químicas sin desatar la ira del gigante ruso, que tiene bases la región.

Fue por eso que hubo gran cuidado en que el ataque fuera “limitado” y “quirúrgico”, sin avances sobre los intereses rusos o iraníes en el terreno. La idea de la misión era marcar una línea roja al uso de armas químicas y a las ambiciones de Moscú y Teherán, pero sin llegar a escalar el conflicto. Si bien a Trump ahora le conviene desviar a nivel interno la atención hacia el exterior –el FBI allanó las oficinas de su abogado y desde allí pueden surgir revelacion­es explosivas—el presidente tampoco quiere involucrar­se en conflictos que considera lejanos y que su electorado no logra comprender demasiado.

Desde el Pentágono consideran que el ataque fue “un éxito” porque destruyó “el corazón” del programa sirio de armas químicas. Fue “coordinado y preciso” y retrasó “años” el plan de armas químicas, afirmó un oficial del ministerio de Defensa, el general Kenneth McKenzie.

El militar reconoció, sin embargo, que Siria había retenido capacidad “residual”, pero que aún no tenía detalles de cuánto exactament­e. El oficial señaló también de que hubo un gran alivio al comprobar que los ataques sobre los tres objetivos –centros de

investigac­ión y acopio de armas químicas, según el Pentágono—no habían causado víctima rusas. McKenzie confirmó que no hubo ninguna respuesta de Moscú y que las baterías antiaéreas sirias no tuvieron “efectos materiales” sobre la ofensiva. Los misiles sirios de intercepta­ción fueron lanzados cuando los ataques de la colación habían acabado.

Más temprano, funcionari­os rusos revelaron una cantidad de misiles habían sido intercepta­dos. “La campaña de desinforma­ción ha comenza- do”, dijo sobre el tema la portavoz del Departamen­to de Defensa, Dana White, quien señaló que se habían registrado en las últimas 24 horas un 2.000% de aumento de trolls rusos.

Señaló, además que los ataques lanzados por EE.UU. no suponen cambios en la estrategia general de Washington en Siria. La portavoz insistió en que el objetivo estadounid­ense sigue siendo la derrota de la milicia terrorista del ISIS.

Desde París, el gobierno de Emmanuel Macron emitió una nota oficial donde señaló que, después de los ataques, el Consejo de Seguridad debe “ahora retomar, unido, la iniciativa sobre los aspectos políticos, quími- cos y humanitari­os” en Siria. En Bruselas el secretario general de la OTAN, Jens Stolterber­g, llamó a Rusia a que “demuestre responsabi­lidad” en Siria. Desde Israel, el premier Benjamin Netanyahu, expresó el “apoyo total” de su gobierno a los ataques.

Como era de esperar, en Damasco y Moscú, las reacciones no fueron efusivas. El presidente Assad dijo que esta “agresión” no hace más que “reforzar su determinac­ión de seguir luchando y aplastar el terrorismo”, un término con el que designa a los rebeldes. El presidente ruso Vladimir Putin condenó el ataque a Siria, donde “militares rusos ayudan al gobierno legítimo a luchar contra el terrorismo”. En Irán, el guía supremo Alí Jamenei apuntó que los líderes de Estados Unidos, Francia y Reino Unido “son criminales (...), no conseguirá­n nada y no sacarán beneficio alguno”.

El choque siguió en la ONU. Rusia convocó a una reunión de urgencia. Allí Haley dijo que el ataque había sido un “mensaje claro” de que no se permitirá que el régimen continúe usando armas químicas. Y lanzó su frase sobre que EE.UU. esta listo para volver a atacar.

La delegación de Rusia lanzó un proyecto de resolución que condena estas ofensivas por considerar­las una “violación del derecho internacio­nal y de la carta de las Naciones Unidas”. La iniciativa, sin embargo, fue rechazada: apenas recibió tres votos a favor. Otras ocho naciones votaron en contra y cuatro optaron por abstenerse.

Siria y Rusia afirman que intercepta­ron decenas de misiles. EE.UU. lo niega.

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AFP Testimonio. Los daños de los ataques de la coalición internacio­nal en un laboratori­o en Damasco. No hay informació­n de bajas civiles o militares, ni daños en instalacio­nes rusas.
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AP Ruinas. Así quedó el Centro de Investigac­ión Científica en Damasco.
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Fuente AFP CLARIN
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AFP Presencia. La embajadora de Donald Trump en la ONU, Nikki Haley.

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