El Indec, su reforma y los dos proyectos que enfrentan a Dujovne y Todesca
Debate. Hacienda apuesta a que el instituto siga bajo su órbita mientras que del otro lado miran el modelo del Banco Central.
En la Jefatura de Gabinete hay dos proyectos de reforma del Indec. Uno diseñado desde el Ministerio de Hacienda. El otro, por el propio instituto. Ambos conllevan similitudes. La necesidad de reglamentar concursos para nombramientos, definir las estadísticas oficiales como un servicio público esencial, proteger el secreto estadístico, acceder a registros administrativos con fines estadísticos, sancionar la adulteración de datos y la autonomía financiera. Hacienda e Indec coinciden también en reformar el sistema estadístico como un paso necesario para acercarse a la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, tal como pretende Mauricio Macri. Esta semana una misión visitará el instituto. Arrancará una revisión que incluirá recomendaciones e intercambios que durarían prácticamente dos años.
Pero hay dos diferencias sustanciales entre los proyectos de Nicolás Dujovne y Jorge Todesca. Y una es sobre el control del Indec. Hacienda plantea que no sea más la cabeza del sistema de estadísticas y reemplazarlo por un consejo de notables de siete miembros presidido por el secretario de Política Económica. En el proyecto de Todesca, en cambio, el instituto conserva su rol protagónico bajo la batuta de un director con rango de secretario de Estado, designado por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado y dure cinco años en sus funciones. Como en el Banco Central.
La segunda distinción es sobre el consejo de notables -Indec también propone crear uno-. Para Hacienda debe ser el órgano coordinador de las estadísticas. Además del secretario de Política Económica, el colegio estaría integrado por representantes del Ministerio de Trabajo, de Desarrollo Social, del Banco Central, del Consejo Federal de Responsabilidad Fiscal, de las universidades públicas y un director de planificación.
El Indec, por su parte, habla de la creación de un Consejo para “asesoramiento y consulta en las cuestiones estratégicas para el desarrollo del sis- tema estadístico nacional” integrado por 21 miembros. Doce serían representantes del Poder Ejecutivo, dos del Congreso -uno por Diputados y otro por el Senado-, uno del BCRA, otro del Consejo de Ciencia y Tecnología, uno del Consejo Interuniversitario, otro del Consejo de Rectores Universidades privadas, dos expertos en estadísticas y el presidente del Indec (“con voz pero sin voto”). Todos ad honorem, se aclara.
Una primera versión del proyecto del instituto oficial de estadísticas recibió comentarios técnicos de la OCDE y también del FMI. Después vino una segunda que incluyó esas sugerencias. Ese proyecto está ahora en manos de la Jefatura que trabaja una síntesis con el de Hacienda.
En el Gobierno confían que la OCDE confirme a Argentina como país candidato. Sería en mayo. Después vendrá un período donde unos 20 comités evaluarán sectores de la economía. Llevaría 3 o 4 años el acceso .
Una de las claves de esa transición, según expertos que asesoran a países que tramitan su ingreso a la OCDE y hasta en el propio instituto de estadísticas, es la capacidad del Gobierno de construir entes y organismos que brinden al Estado la capaci-
dad de una intervención eficaz e independiente del Poder Ejecutivo. Algo que se llama gobernanza. No sólo en el tema de estadísticas sino además en aspectos regulatorios.
En Hacienda hablan del modelo británico como bench mark del sistema estadístico argentino. En el Indec aceptan que Suecia y Francia tienen oficinas de estadísticas que dependen del Ejecutivo. Pero están convencidos que la OCDE exigirá más a la Argentina dada su historia.
Es por eso que Todesca prefiere hablar del caso mexicano para referirse al Indec. Y cerca suyo hasta agregan que la propuesta de Hacienda es vista con “preocupación” desde la OCDE. Esta semana el organismo advirtió en un informe el desapego de la región a las instituciones. En el Ejecutivo prima otra mirada sobre este asunto en cambio. Una en la que la independencia del Indec es ‘para hacer las cuentas’ y no ‘para decidir qué cuentas hacer’. ■