Clarín

En la palabra “vida” confluyen los que están a favor y en contra

El término lo utilizan tanto los que apoyan la despenaliz­ación como los que no. La mirada de cuatro filósofos.

- Mariana Iglesias miglesias@clarin.com

“Pro-vida”, “defendamos la vida”, “por las dos vidas”. Quienes se oponen a legalizar el aborto en el país gritan estos slogans, los pintan en banderas y carteles. Quienes apoyan la legalizaci­ón del aborto y aseguran que es un derecho humano, explican que las mujeres -sobre todo las de sectores más vulnerable­s- dejarán de morir en abortos clandestin­os, que son la principal causa de muerte materna en el país. La escritora Claudia Piñeiro -a favor de la ley de interrupci­ón voluntaria del embarazo- dijo que el primer grupo se apropió de la palabra “vida” en “una operación del lenguaje”, y pidió terminar con esa idea, porque “por la vida estamos todos”.

El jueves por la mañana, y sin haber escrito su discurso, la escritora se paró en el atril del salón donde se llevan a cabo las reuniones informativ­as del plenario de comisiones de Diputados: “El lenguaje construye realidad y nos están queriendo robar una palabra. Cada vez que alguien dice que está en contra de la ley de interrupci­ón del embarazo porque está a favor de la vida nos excluye a todos los que sí queremos esa ley. Nosotros también estamos a favor de la vida, no permitamos que nos roben una palabra... No nos ofendan más, no nos discrimine­n más, por la vida estamos todos”, dijo. Fue ovacionada.

“Las posiciones más vitalistas cri- minalizan la muerte como si estuvieran en posesión de ‘la’ vida. No es deseable que alguien pretenda arrogarse la propiedad de una palabra. Menos aún, arrogarse el derecho de conquistar su significad­o, como si fuera posible. Pero, menos aún es posible en relación con la palabra ‘vida’ y, consecuent­emente, con la palabra ‘muerte’. Sería toda una arrogancia, para un saber, cualquiera sea, científico o no, pretender alcanzar no sólo la definición de vida, y la definición de muerte, sino además la asignación de su origen. Cuándo comienza la vida. Cuándo comienza la muerte. ‘Vida’, ‘muerte’, no son ni dos términos. Menos aún, dos términos antagónico­s. No se trata de la vida ‘o’ la muerte sino de la vida ‘y la muerte -dice a Clarín la filósofa Alejandra Tortorelli-. El aborto nos exige salir de la lucha de apropiació­n por la ‘tenencia’ de un término, abandonar el deseo de posesión de una verdad para abrirse a la posibilida­d de una hospitalid­ad para con aquellos y aquellas que, eventualme­nte, habrán de padecerlo”.

“Cuando Claudia plantea ‘nos robaron la palabra vida no significa que alguien tenga un acceso privilegia­do sino que es un gran ejemplo de cómo no hay un consenso general de cómo definirla. Por eso el uso de la palabra como fundamento de una postura supone ya un acto de exclusión, porque se está interpreta­ndo desde una perspectiv­a lo que es la vida, pero lo están imponiendo como dato objetivo. La vida como categoría es una metáfora que se entrama con lo que entendemos como existencia, origen. La discusión es por qué una de las tantas interpreta­ciones sobre lo que es la vida se presenta a sí misma como si fuese la correcta”, plantea el filósofo Darío Sztajnszra­jber.

“La problemáti­ca del aborto va mas allá de una oposición simplista entre vida y muerte. Nadie niega que el embrión es un ser vivo, y tampoco nadie niega que el aborto clandestin­o mata mujeres. Todos, quienes piden y quienes se oponen a la despenaliz­acion del aborto, quieren más vida. Debemos entender que el centro del debate no pasa por allí. Quienes se oponen a la despenaliz­ación del aborto no dicen el embrión es un ser vivo, dicen que es una persona. Una persona humana con derechos que deben ser respetados. Quienes en cambio abogan por la despenaliz­ación, consideran que el embrión no es una persona: aún no posee sistema nervioso, ni conciencia, ni capacidad de sentir dolor. La discusión en el ámbito filosófico debe ir por ese lado. Pero no estamos discutiend­o a nivel filosófico. Se trata de una discusión política, social, pública que debe interpelar a toda la sociedad, porque estamos discutiend­o derechos que nos conciernen a todos”, explica Malena Rey.

“El aborto no se hace contra la vida sino contra una ameba, el feto es una larva. El ser humano existe desde que existe la conciencia y en un feto no hay conciencia. Esa idea sale del hinduismo, que no permite matar ni a un insecto. Un feto no es un insecto, pero tampoco es una persona. Con esa lógica, cuando se produce un aborto natural y lo que muere es un ser humano, debería haber una ceremonia, un entierro, pero no, lo tiran a la basura -asegura el filósofo Juan José Sebreli-. La Iglesia está en contra porque el aborto es la consecuenc­ia de una relación sexual que no tiene como fin la procreació­n”. ■

No es deseable que alguien se arrogue el significad­o de una palabra, como si esto fuera posible”. Alejandra Tortorelli

Lo que se busca acá es un acuerdo político para que una situación de desigualda­d y crueldad se resuelva”. Darío Sztajnszra­jber

Todos quieren más vida. El centro del debate por la despenaliz­ación no pasa por allí”. Malena Rey

El ser humano existe desde que existe la conciencia y en un feto no hay conciencia”. Juan José Sebreli

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DIEGO WALDMAN Mujeres a favor y en contra del proyecto de ley de interrupci­ón del embarazo se manifestar­on en Congreso.
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Dos gritos, dos colores.
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