La ficción que muestra la realidad de Lula
Dirigida por José Padilha, el mismo realizador de “Narcos”, la serie muestra los hilos de la operación Lava Jato, que terminó enviando al presidente Lula a la cárcel. Con algunas licencias, echa un manto de luz sobre la corrupción en Brasil.
Crítica El mecanismo
Drama político Creador y director:
José Padilha Protagonistas: Selton
Mello y Carol Abras Emisión: 8 capítulos disponibles en Netflix.
“Nadie combate un cáncer y sale ileso”, dice un policía federal al inicio de El mecanismo. El cáncer al que se refiere la serie de Netflix es la corrupción enquistada en Brasil. “La gente piensa que mi tarea es invadir favelas y enfrentar a los traficantes a balazos. Eso es ser un policía estúpido”, sigue, mientras comienzan a contarse los hechos.
No es fácil luchar contra esa enfermedad. La ficción del director José Padilha ( Tropa de Élite y Narcos) cuenta el megaescándalo brasileño conocido como “Operação Lava Jato” (Operación Autolavado), considerado como la mayor investigación de corrupción de la historia del país, que se hizo pública en 2014. Y por la que el ex prediente Lula terminó preso el sábado 7 de este mes.
Con una voz en off contando los hechos, la serie comienza en 2003, cuando el policía federal Marco Ruffo (Selton Mello) se obsesiona con investigar a Roberto Ibrahim, el dueño de una casa de cambio, que usa esa fachada para lavar dinero. Claro que ésa es sólo la punta de un iceberg mucho más grande. En los ocho capítulos de su primera temporada -duran
alrededor de 50 minutos-, la serie se propone contar minuciosamente el escándalo, desde su germen en Curitiba hasta las mismas entrañas del poder, con Luiz Inácio Lula da Silva salpicado por el caso.
Ruffo comenzará la lucha como El Llanero Solitario del estado brasileño de Paraná, buscando comprobantes de las transacciones turbias en los tachos de basura. “Si no fuera impulsivo, no sería el policía que soy. A veces, mi impulsividad me jode pero... ¿qué puedo hacer con eso?”, se pregunta. Luego, por razones de fuerza mayor que no es bueno aclarar, quedará todo en manos de su ex protegida Verena (Carol Abras, actriz de Avenida Brasil).
Desde el primer minuto, El meca
nismo ofrece todos los ingredientes que podrían interesar a los amantes
de los dramas criminales. Hay delincuentes arrogantes, políticos dispuestos a cualquier cosa por engordar sus cuentas, muchos policías malos y algunos, como Marco y Verena, a los que aún les importa hacer su trabajo con decencia.
El nombre de la serie busca graficar sobre el funcionamiento de la maquinaria de poder y corrupción, destinada a beneficiar a los empresarios y políticos brasileños. El problema -quizá el gran inconveniente en su trama- es la repetición de esa fórmula de querer y no poder por parte de los investigadores. Y de querer -y siempre salirse con la suya- por parte de los delincuentes. Por momentos, ese esquema se vuelve re
petitivo a lo largo de los episodios que cuentan la investigación .
“Brasil no es un país justo. Dios no existe. Y no es brasileño”, dice Ruffo al descubrir que, detrás de una casa de cambio ubicada arriba de un lavadero de autos, se movían los recursos de una campaña presidencial. Para el inicio, una premisa muy sugerente... pero se queda a medio camino.