Escándalo en la Feria: impiden hablar a dos ministros
Un grupo reclamó con cantos y silbidos por los cambios en institutos de formación docente de la Ciudad.
Un centenar de activistas silbaron y abuchearon a los ministros de Cultura de Ciudad y de Nación y no les dejaron pronunciar sus discursos en la apertura de la Feria del Libro. Se oponen al cierre de institutos de formación docente.
Quizás haya pocos lugares donde la Argentina se exprese de manera tan clara como en la apertura de la Feria del Libro. Lejos de ser la excepción, este jueves quizás se haya llegado a un punto que nunca antes se había alcanzado: unos cien manifestantes interrumpieron el acto con cantos cuando iba a hablar el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro, y lo volvieron a hacer cuando le tocaba a su equivalente a nivel nacional, Pablo Avelluto. Eran estudiantes de profesorados de la Ciudad de Buenos Aires, que se oponían a su cierre -son 29 profesorados- para crear una Universidad Docente (UniCABA).
“Señor, señora, no sea indiferente, nos cierran los terciarios en la cara de la gente”, cantaban. Avogadro se había bajado sin hablar. Avelluto les dijo fascistas. En la foto del corte de cinta este año no habrá ningún funcionario argentino. Sí estará Claudia Piñeiro, la escritora encargada de las palabras inaugurales, que hizo su discurso vestida de verde -el color de la campaña por el aborto- y dialogando con los manifestantes. “Me atrae ese lugar para el escritor, el del conflicto con la autoridad”, diría en su discurso, ya escrito.
El acto había arrancado muy tranquilo, con el presidente de la Fundación El Libro, Martín Gremmelspacher, haciendo un recuento de los logros de la institución. Agradecía el apoyo de los ministerios porteño y nacional y extendía el tradicional pliego de reclamos del sector. “A la caída de las ventas del 2016 se suma la del 2017, del 5 al 10 por ciento dependiendo del tipo de editorial (...) Lo que acumulado implica una caída de no menos del 30 por ciento en los dos últimos años”. Habló también del precio de la electricidad que “pasó a ser uno de los mayores costos, a veces impagable”. Del aumento de las importaciones, de la piratería -en particular la digital- y pidió excepción del IVA al papel destinado a los libros, entre otros puntos. Hasta ahí, lo habitual.
Este año, Montevideo es la ciudad Invitada de Honor así que tras Gremmelspacher subió Juan Canessa, su director de Artes y Ciencias. Venía el turno de Enrique Avogadro, en su primera Feria como ministro de Cultura porteño (asumió en diciembre). Subió los escalones. Se paró detrás del estrado. Pero ahí se escucharon los primeros cantos y la sala entera giró 180 grados. Se levantaron carteles que decían “Educación pública y popular”, “Más educación, menos lucro” y, sobre todo, “No al UniCABA” y “No al cierre de 29 profesorados”. El acto -contó una manifestante a Clarín- se había decidido en una de las reuniones entre profesorados. La visibilidad que suele tener los impulsó.
Al principio hubo alguna escaramuza con la gente de Seguridad, que trató de contenerlos. Pero los estudiantes avanzaron unos metros y se armó una fila con unos diez de ellos usando las máscaras de Anonymous. Cantaron más. Y mucho “Dónde está, Larreta dónde está”. A esa altura Avogadro ya se había bajado y Gremmelspacher tra- taba de convencerlos de que se los había escuchado.
Asomó Claudia Piñeiro. Verde, con el discurso que iba a tocar el tema del aborto y su eventual legalización. Tomó el micrófono y miró a la sala de frente, delante del estrado. “Yo fui al profesorado de matemática. Espero que se retire el proyecto”, gritó casi. “Los escritores somos trabajadores”, gritó. “Y a veces no tenemos conciencia de ese status.” Y citó a Griselda Gambaro, que en otro discurso había hablado de la necesidad de la disidencia “como estado de alerta”, pero no como antagonismo sistemático.
La escritora dijo que hay editoriales que no pagan y que los escritores “merecemos ser escuchados, como esta gente”. Habló, también, de una polémica que había atravesado las redes sociales: la de las pocas escritoras en las mesas de la feria. Y puso un ejemplo: una de las más nombradas hoy en día a nivel mundial -cuando se habla de literatura argentina- es Mariana Enríquez. Pero no estará en la Feria. Pidió que se apoyara la formación de lectores. Habló del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo y terminó levantando el pañuelo verde de la Campaña por el Derecho al Aborto. Parte de la sala la aplaudió de pie.
Con la cara de Avelluto en el escenario volvieron los cantos. “Nos costó mucho recuperar la democracia”, dijo el ministro. “No permitir el uso de la palabra es un acto fascista”. Y: “Ser docente no te inmuniza contra el autoritarismo”. Hablaba fuerte pero los manifestantes no se callaban. Uno se subió al escenario y le dijo que había que es-
cucharlos. El ministro le ofreció 30 segundos: “El gobierno de la Ciudad nos quiere cerrar los terciarios, pedimos apoyo”, dijo. Cuando terminó se dieron la mano y Avelluto se decidió, ahora sí, a hablar. Pero no hubo silencio: ya al lado del escenario alguien gritó que ajustar la educación era antidemocrático y el funcionario se enojó: “Vos no me vas a enseñar lo que es la democracia”. Pegó media vuelta y se fue.
Mientras el acto se disolvía Oche Califa, director de la Feria, decía que “no estamos de acuerdo en que se les impida hablar a los funcionarios”. Algún editor hablaba de su preocupación por que se tensara la relación entre la Fundación El Libro -de posiciones generalmente cercanas al kirchnerismo- y el Gobierno. Piñeiro decía que le parecía mal que se hubieran interrumpido los discursos pero “no me pidan que no esté de acuerdo con el reclamo”.
Después de la fuerte tensión que se vivió, Avogadro lamentó: “Es paradójico que en un acto que celebra la palabra se ejerza un acto de censura”. Y remarcó que el ámbito para debatir la jerarquización de la carrera docente es la Legislatura.
En tanto, ante una consulta de Clarín, el ministro Avelluto lamentaba “que nos hayan impedido hablar de lo que estamos haciendo en función del libro”. Señaló: “Me parece increíble que el consenso democrático no sea más fuerte que la actitud de una patota autoritaria” y aunque dijo no tener posición sobre el fondo de la cuestión, opinó: “Si estos son los que están estudiando y son así, algo hay que hacer. Dar un rango universitario a los profesorados no me parece mal”. Entre las cosas que Avelluto iba a anunciar estaba el relanzamiento de los Premios Nacionales, que se interrumpieron en 2015. La convocatoria abre en junio. Después de que termine la Feria del Libro, el lugar donde cada año arden las grietas que nos separan. ■