Más cerca de entender qué es una coalición
Partido. Los radicales celebran que ahora Macri los necesite.
La euforia de los radicales que impusieron la alianza con Mauricio Macri en la Convención de Gualeguaychú duró 48 horas. Fue lo que tardó el líder del PRO en asegurar que “no va a haber una coalición de gobierno”. En 29 meses de gestión, las espadas de Cambiemos probaron con definiciones como “coalición parlamentaria”, “coalición asimétrica” y otras. Por eso, la novedad que impulsó Mauricio Macri no es tanto el retorno de un hijo pródigo como Emilio Monzó, sino la del acceso formal de la UCR a la mesa donde cocina sus decisiones.
En ocasiones, Ernesto Sanz se había probado el delantal como amigo del chef. Pero ahora es el emisario de los hombres fuerte del partido: los gobernadores Alfredo Cornejo y Gerardo Morales, quienes pasarán a estar a la par de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta.
¿Qué fue lo que cambió? Desde ya la “zozobra económica”, como piadosamente definió la corrida cambiaria el flamante afiliado Martín Lousteau. Y, en consecuencia, la necesidad del Presidente de respaldarse en los únicos aliados que combinan presencia parlamentaria (41 diputados, 13 senadores) y territorial (3 gobernadores, más de 500 intendentes). “Cuando las papas queman se necesita más partido y menos Durán Barba”, se jactan en la trastienda radical.
Hay una razón previa. El PRO admite que sus socios finalmente se alinearon - más allá de alguna disidencia- detrás de figuras de peso. Cornejo, ausente en la foto de ayer, suele animarse a decirle en la cara a Macri casi tantas cosas como Elisa Carrió. El jefe radical le aconsejó llamar al diálogo y el pago del gas en cuotas. No logró aún que nombre un ministro de Economía fuerte. Pero sí que le levanten a Sanz el castigo por una inoportuna gestión ante la Corte. ■