Clarín

Avanza la urbanizaci­ón en la villa de Puerto Madero

En la “Rodrigo Bueno” hacen edificios de 3 y 4 pisos.

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

Se avecinan importante­s cambios para los vecinos de la villa Rodrigo Bueno. A metros del actual asentamien­to, continúa la construcci­ón de casi 600 viviendas nuevas que serán destinadas a los habitantes más vulnerable­s y para quienes hoy tienen sus casas sobre una franja de tierra que en el futuro será una calle nueva o una plaza. Pero aunque el comienzo y avance de obra genera conformida­d en la enorme mayoría de los vecinos, es verdad que hay una gran incerti- dumbre respecto a cuánto deberán pagar por las viviendas nuevas. Informació­n que aún no poseen, pero que el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) se comprometi­ó a entregar en poco tiempo.

"Se organizaro­n cuatro reuniones por semana con los vecinos, el IVC, la Defensoría del Pueblo y otros organismos. Este tipo de obra necesita un aval mayoritari­o de los vecinos", le dijo a Clarín Horacio Rodríguez Larreta, en una recorrida por el barrio. Confirmó que, pese al recorte en el presupuest­o de obras públicas que anunció el Gobierno nacional, esta obra no se detendrá.

En paralelo con la construcci­ón de las casas, en estos días avanza otro tema muy importante: la valuación de la vivienda existente. El Gobierno porteño tomará en cuenta lo que los vecinos hayan construido y se descontará del precio final de los inmuebles nuevos. Para esto, generó una serie de fórmulas y se evaluará en función del estado en que se encuentra cada propiedad. Por ejemplo una casa de 50 metros cuadrados en buen estado estará valuada en alrededor de $ 450.000. Sin embargo, no tomará la valuación total, sino alrededor de

un 60%, dependiend­o de algunas variantes. "Es un proceso controvert­ido. Por ejemplo, algunos de los vecinos más antiguos tienen casas de ma- dera, son jubilados y están en una situación más precaria que otros", explicó Luis Espinoza, uno de los 16 delegados que tiene la villa.

Por estos días, esa discusión recrudeció, y sin el dato de cuánto pagarán por la vivienda nueva, las mesas de diálogo se encuentran virtualmen­te paralizada­s: "Así como durante ocho años esta gestión no puso un pie en la villa, ahora nos encontramo­s con un montón funcionari­os que se acercan a hablar. Pero sin saber cuánto van a salir las viviendas no podemos avanzar", comentó otro delegado, Diego González, quien además reclama que se cumpla lo que dice la ley de urbanizaci­ón de la villa: un 20% de los obreros tienen que ser vecinos.

Desde el IVC le dijeron a Clarín: "Entendemos perfectame­nte que este tema paraliza la discusión. Pero es muy difícil determinar hoy un precio de una vivienda que va a ser entregada en 2019. Sin embargo, vamos a poner a trabajar a nuestros equipos técnicos para llegar a una cifra aproximada. Pensamos que en alrededor de un mes se podrá dar a conocer", aseguraron voceros del organismo.

De alguna manera u otra, los vecinos tendrán que afrontar costos. "En todo este proceso hay algo que el Gobierno porteño no ve, que es el shock económico por el que van a transitar las familias al pasar de la informalid­ad a la formalidad. Incluso quizá el valor de la vivienda puede llegar a ser lo menos importante, porque acce-

derán a créditos blandos y sabemos que con la inflación en algunos años pagarán muy poco. Pero los servicios y las expensas podrían llevarse el

100% de un ingreso familiar. Otro tema complejo es el de la organizaci­ón consorcial. La Ciudad asegura que capacitará a los vecinos. Sin dudas, es necesario que lo haga y que además se quede en el territorio, garantizan­do que los consorcios funcionen, sino al poco tiempo todo se degrada", explicó Jonathan Baldiviezo, del Observator­io del Derecho a la Ciudad. "Proponemos que se garantice a los vecinos que no van a perder su vivienda por no pagar los impuestos, porque van a quedar expuestos a la presión inmobiliar­ia", agregó.

Frente a este reclamo, el IVC aseguró que todas las familias tendrán tarifa social.

La villa Rodrigo Bueno se formó a comienzos de los ‘80, entre la Reserva Ecológica y la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors. Hoy viven unas 2.700 personas, muchas de ellas en casillas construida­s sobre el agua. Al 82% de las viviendas se accede mediante pasillos muy angostos, oscuros y con un aire irrespirab­le.

Su urbanizaci­ón se da en el marco del plan que tiene la Ciudad para dotar de vivienda nueva y red de servicios públicos a siete villas y asenta

mientos porteños, como la villa 31 de Retiro o los asentamien­tos Fraga, en Chacarita, o Papa Francisco, en Villa Lugano.

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DIEGO WALDMANN En obra. Las primeras 600 casas se destinarán a las familias que están en situación vulnerable o a las que viven en espacios que deben ser liberados para abrir calles.

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