Igor Kokoskov, el primer entrenador europeo que dirigirá en la NBA
Lleva dos décadas en el básquetbol de Estados Unidos y el año pasado llevó a Eslovenia a ser campeón continental.
Pese a ir en permanente evolución, la NBA todavía sostiene ciertas leyes no escritas. La presencia internacional ha sido una de ellas, aunque se ha ido reescribiendo en los últimos años y más de 100 jugadores extranjeros de más de 40 países compitieron este año en la liga. Ahora una nueva barrera fue derribada y el responsable fue Igor Kokoskov, un serbio de 46 años que se convirtió, al llegar a un acuerdo con Phoenix Suns, en el primer nacido y criado en el extranjero que llega a ser entrenador jefe de un equipo de la liga de básquetbol más importante del mundo.
Habrá que poner un asterisco en la historia, porque más allá de su condición de europeo, los estadounidenses saben perfectamente quién es Kokoskov, un coach que lleva dos décadas en el básquetbol estadounidense y tiene la ciudadanía de ese país.
Llegó ahí no sin dolor. Cuando todavía jugaba de base y tenía sueños en forma de asistencias, un grave accidente automovilístico le causó lesiones importantes en el tobillo y la rodilla de la pierna izquierda y desterró de su cabeza la idea de hacer vibrar estadios con sus anotaciones.
No permitió que esa enorme frustración lo venciera. Y consiguió un puesto en las inferiores del OKK de Belgrado, uno de los clubes serbios de mayor tradición y al que llegó a dirigir en Primera, para luego entrenar a cadetes y a juniors del Partizan, el más ganador en la historia de aquel país de la ex Yugoslavia.
En 1996, sin saber inglés del todo pero decidido a aprenderlo bien y a quedarse, llegó a una escuela de entrenamientos en Estados Unidos y cayó en el lugar justo en el momento indicado. Es que entabló buena relación con un tal Mike Krzyzewski, entrenador de la Universidad de Duke y quien se hiciera cargo de la Selección estadounidense luego de las derrotas ante Argentina en el Mundial de Indianápolis 2002 y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
El Coach K llevó a Kokoskov a trabajar un par de meses en su prestigioso programa y ahí llegó la otra reunión clave: con Quin Snyder, asistente en los Blue Devils.
Sentar precedentes no es nuevo para el serbio. Ya había sido el más joven en dirigir a un equipo de la liga de su país. En 1999, cuando Snyder hacía su camino en la Universidad de Missouri, fue el primer europeo en formar parte de un equipo técnico en la división más alta de la NCAA.
No duró mucho: en 2000, Alvin Gentry se lo llevó a ser primer asistente en Los Angeles Clippers. Otra vez su nombre marcaba un hito. Cuatro años le habían bastado para pasar de ser un mero soñador a formar parte del espectáculo deportivo más grande del mundo.
Estuvo tres años en California y cinco en Detroit (con anillo de campeón incluido, en 2004), más otro salto en el medio: a la Selección de su país, para asistir al mítico Zeljko Obra- dovic, máximo ganador de la historia de la Euroliga. Y desde 2008 estuvo en Phoenix y en la Selección de Georgia, que nunca había jugado un Eurobasket y participó de tres al hilo bajo su mando.
Breves pasos por Cleveland y por Orlando desembocaron en 2015 en la llegada a Utah y su reencuentro con su viejo amigo Snyder. En paralelo, Kokoskov dio otro paso en selecciones al dirigir a Eslovenia.
El año pasado se ganó el mayor reconocimiento, porque Eslovenia jugó un básquetbol de alto vuelo en el Eurobasket 2017 y pasó por encima a sus rivales para ganar invicto el título. El destino le puso una final dolorosa para su corazón: debió vencer a sus propios compatriotas serbios.
Fue el último empujón necesario para confirmar algo que ya se decía en los pasillos de las franquicias NBA: que sería el primer europeo contratado como entrenador jefe.
Durante los playoffs con los Jazz, tuvo una entrevista con los popes de Phoenix, que se convencieron y lo contrataron. Detalle no menor: los Suns tendrán la primera elección del próximo draft, en el que uno de los candidatos a irse entre los primeros elegidos es Luka Doncic, la estrella de Real Madrid, dirigida por el serbio en la Selección eslovena.
Igor Kokoskov, aquel chico con la pierna destrozada, se puso de pie y no dejó de avanzar. Las destrozadas, hoy, son las barreras que fue derribando. ■