El cura Ilarraz pasó su primer día preso con una tobillera electrónica
En el microcentro paraense, Justo José Ilarraz pasó ayer su primer día de arresto domiciliario con una tobille- ra electrónica que monitorea el Servicio Penitenciario de Entre Ríos. En el piso 6° del departamento “A” de ese edificio, ubicado a pocas cuadras de la Catedral, el sacerdote condenado a 25 años de prisión efectiva estableció su domicilio en donde pasará sus días hasta que quede firme la sentencia, que se conocerá el 1 de junio próximo.
De allí, sólo podrá salir con orden judicial y en caso de violar esa restricción, se le puede revocar el beneficio que le dio la Justicia. Cabe mencio- nar que el pedido de prisión preventiva había sido solicitado por los fiscales por “riesgo de fuga”.
La resolución del Tribunal integrado por los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel de condenar a 25 años de prisión al cura Ilarraz por abuso y corrupción de menores contra siete chicos y adolescentes durante su etapa como prefecto de disciplina y guía espiritual en el seminario Nuestra Señora del Oráculo de Paraná, entre 1985 y 1993, se destaca como una de las penas más altas que recibió un sacerdote.
Sin embargo, Justo José Ilarraz todavía mantiene -por la Santa Sede- su estado clerical.
La defensa había pedido el sobreseimiento del sacerdote y él, en su ampliación de declaratoria, manifestó que todo era “una conspiración para manchar su imagen”.
La condena a Ilarraz, se trata de la segunda de Entre Ríos por abuso de menores. El cura de la Cruzada del Espíritu Santo, Juan Diego Escobar Gaviria, párroco de la localidad de Lucas González, fue sentenciado en septiembre pasado a la misma condena: 25 años de prisión que en el penal de Victoria. En caso de quedar firme la sentencia, Ilarraz pasará sus días en la cárcel de Paraná. ■