Clarín

El Gobierno impulsa nuevas etiquetas para combatir la obesidad

Grandes rótulos dirían si el producto es sano o no. El Ministerio de Salud dice que este año avanzará con el tema.

- Rosario Medina rmedina@clarin.com

“Definitiva­mente sí”. Con esas palabras, el ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, le confirmó a Clarín que el Gobierno nacional planea avanzar en los próximos meses con una medida que muchos especialis­tas en Nutrición consideran fundamenta­l en el combate contra la obesidad: la obligación de que fabricante­s de alimentos y bebidas incluyan rótulos visibles en los envases para facilitar que los compradore­s distingan cuán saludables son.

Rubinstein disertó este lunes en la 71° Asamblea de la Organizaci­ón Mundial de Salud en Ginebra y enunció los principale­s objetivos de la Argentina en materia sanitaria, entre los que se refirió a la cobertura universal de salud, la resistenci­a antimicrob­iana y la problemáti­ca de la obesidad infantil.

Sobre este último punto, el ministro dijo a Clarín que el tema “fue incorporad­o a instancias de la Argentina, porque es un problema serio, no sólo para nosotros, sino para la región y el mundo". El sobrepeso y la obesidad, añadió, “son una ventana abierta a las enfermedad­es crónicas y afectan a los chicos en muchísimos aspectos de su vida más allá de la salud”.

En la Argentina, de hecho, 6 de cada 10 adultos presentan exceso de peso (tanto sobrepeso como obesidad). En la población infantil, en tanto, según datos del Ministerio de Salud, hay un 30% de sobrepeso y 6% de obesidad. “El crecimient­o del sobrepeso y la obesidad infantil son de particular importanci­a no sólo a nivel global, sino también para Latinoamér­ica y mi país, ya que lamentable­mente estamos liderando como región esta ca- tástrofe epidemioló­gica”, afirmó el funcionari­o en su exposición.

La problemáti­ca de la obesidad infantil y la posibilida­d de implementa­r un etiquetado frontal de alimentos son temas que se han instalado, desde un tiempo a esta parte, en la agenda pública en todo el mundo.

Otros países de la región, como Chile, Ecuador y México, ya cuentan con leyes específica­s sobre el tema, pero Argentina todavía no. En ese marco, el ministro adelantó a Clarín que su cartera “definitiva­mente” avanzará con un proyecto sobre etiquetado frontal en el segundo semestre de este año, dentro del ámbito legislativ­o.

“También se trabajará en la promoción de los entornos educativos saludables y el tema de la publicidad dirigida a niños”, agregó. Rubinstein dijo que todas estas medidas forman parte de un proceso de políticas públicas activas que estarán enmarcadas en un “Plan Nacional de Prevención de la Obesidad Infantil”.

En el mundo se vienen utilizando distintos tipos de etiquetado­s. Por ejemplo, en Chile se utiliza un sistema de octágonos negros que advierten si un alimento tiene alto contenido de grasas, azúcares, sodio o calorías. En Francia, en cambio, utilizan el modelo de cinco colores, llamado Nutriscore, que consiste en un modelo de cinco colores del rojo al verde, también analizando nutrientes críticos.

El nutricioni­sta Sergio Britos, director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentaci­ón (CEPEA) sostiene que antes de decidir qué sistema sería el más apropiado para la Argentina “hay que seguir dando la discusión, porque todavía no está terminada”. “Es un tema sobre el que no hay mucha evidencia en el mundo. Por eso, quienes estamos trabajando en el tema debemos ir aportando los datos que tenemos, para no tomar una decisión apresurada”.

CEPEA está realizando un estudio financiado por el Ministerio de Salud para ver qué pasaría si se implementa­ra el modelo chileno al mercado argentino. “Si lo aplicáramo­s tal cual es, el 90% de los alimentos que compramos actualment­e estarían discrimina­dos en alguno de los nutrientes críticos. Eso tampoco es bueno, porque pasa que uno ve todo con sellos negros y compra igual porque no hay alternativ­a”, dice Britos.

“Otro punto a tomar en cuenta es que los alimentos envasados –añade el especialis­ta- representa­n no más del 30% de las calorías diarias que consumimos. El 70% de lo que comemos no estaría impactado por el etiquetado. La mala calidad de la dieta que tenemos se debe principalm­ente

al bajo consumo de hortalizas, frutas, lácteos, cereales integrales y granos. También por un alto consumo de pan, alto agregado de azúcar a las infusiones. Por eso, es necesario que se adopten medidas convergent­es para mejorar la dieta de la población”.

No obstante, Britos considera que sí deben tomar medidas. “Estamos de acuerdo en que hay que hacer algo y avanzar hacia una regulación en el etiquetado frontal, pero debemos buscar el mejor esquema posible”.

Desde la Copal (Coordinado­ra de la Industria de Productos Alimentici­os), en tanto, consideran que “el etiquetado nutriciona­l debe responder al objetivo de educación, no de prohibició­n o demonizaci­ón del consumo de un alimento o bebida, como sugieren algunos modelos”, enfatizó el presidente de la entidad, Daniel Funes de Rioja. ■

Propondrem­os en el Congreso regularlo, y también la publicidad dirigida a niños”. Adolfo Rubinstein

Ministro de Salud de la Nación

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AP En Chile. Sellos negros avisan si el producto tiene alto contenido de nutrientes críticos. Se evalúa copiarlo.

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