Austeridad para los museos públicos en arteBA
Quizás el mayor alegrón haya ocurrido en 2009, cuando el inicio de arteBA vino con una sorpresa: el Museo de Bellas Artes compraba Pesadilla de los injustos, una hermosa obra de Antonio Berni. O en 2016, cuando la Asociación de Amigos del principal museo del país anunciaba con alegría la compra de Mono Albino, del artista pop Edgardo Giménez. Nada de eso ocurrirá esta vez.
Según supo Clarín, el Museo Nacional de Bellas Artes no planea buscar obras en la feria. Y tampoco lo harán otros museos públicos, que han sabido abastecerse en este evento en años anteriores. Nadie lo dice públicamente pero lo que pasa es claro: falta presupuesto.
El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, por ejemplo, en 2015 compró -con apoyo de sponsors- Mi vestido preferido y Ventanas, de la artista Fernanda Laguna. Ahora su directora, Victoria Noorthorn, cuenta que la edición 2018 no les dejará obra nueva: el museo está en plena remodelación -obras, pero de otro tipo- y el dinero se destina a esos ladrillos.
La feria arteBA organiza, cada año, el programa "Matching funds" por el que un sponsor -ahora, el Banco Ciudad- se une a un museo para llevarse una pintura, o más. Este año tendrán la oportunidad el Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil, el Museo de Arte Contemporáneo de Salta y el Museo de Arte Contemporáneo del Sur. Ellos han sido invitados a participar y se entiende que sí comprarán.
El año pasado fue parte de este programa -en el que el museo pone por lo menos la mitad del dinero- el Museo de Arte de Tigre, que se quedó con dos cuadros de Berni. La compra fue excepcional -no es habitual que lo hagan- y esta vez no repetirán.
Tampoco lo hará el Museo Sívori, ubicado en el Rosedal porteño y recién remodelado. El año pasado, con Matching Funds, se había llevado dos obras de Elda Cerrato.
Pero son tiempos de adelgazar las vacas y en la cultura, cómo no, también se siente. ■