Clarín

Peligro al volante: se triplicaro­n las multas por el uso del celular

En el primer cuatrimest­re labraron 750 actas por día en la Ciudad. Ya es la cuarta infracción más común. Advierten sobre el riesgo vial por distraerse con la pantalla.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

En el primer cuatrimest­re del año se labraron 750 actas por día en promedio. Esto da un total de 90 mil frente a casi 37 mil en igual período de 2017. Ya es la cuarta infracción de tránsito más común en la Ciudad, superando a cruzar en rojo y no usar el cinturón de seguridad. La prohibició­n alcanza tam- bién al uso del celular cuando el auto está detenido frente a un semáforo. Se calcula que distraerse 3 segundos mirando la pantalla equivale a recorrer 33 metros a ciegas. La adicción al teléfono también alcanza a los peatones, que cruzan la calle sin mirar. Dos conductas de altísimo riesgo.

Ninguna persona que esté consciente de sus actos y no busque lastimar a otros se pondría una venda en los ojos y conduciría sin visión durante media cuadra. No lo haría. La sola idea de saberse sin capacidad de respuesta le impediría hacerlo. Pero esa acción ocurre, todos los días y a cada hora, en las calles de Buenos Aires. En el primer cuatrimest­re del año, las multas por uso del celular al volante aumentaron un 143% respecto de 2017. Pasaron de 36.967 a 90.051, según datos de la Secretaría de Transporte porteña. Como la cantidad total de multas se mantuvo estable (subió sólo un 3%), la conclusión es que cada vez más automovili­stas cometen la infracción.

Así, el riesgo de siniestros viales crece: cuando un conductor mira el celular durante tres segundos a 40 km/h recorre 33 metros a ciegas. En otras palabras, maneja con una venda en los ojos.

La relación con los celulares es íntima. Las personas duermen con ellos, comen con ellos, los llevan al baño, los sienten vibrar aún cuando eso no ocurre. Los argentinos son los que más minutos pasan frente al celular, según un estudio de una reconocida consultora del sector tecnológic­o, comScore.

El análisis se publicó en marzo e involucró a 14 países, entre los que estaban Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia y España. Los argentinos, además, usan el 95% de su tiempo en aplicacion­es. Whats App es la preferida. Y esa conducta de vivir en una realidad mental distinta a la física tiene su correlato en las calles, adentro de los autos, detrás del volante. Se traduce en conductore­s cuyos ojos están puestos en sus celulares y no en el camino.

“El celular es una distracció­n. Que haya más infractore­s muestra que no se está evaluando que al conducir hay que tener el 100% de la atención y un teléfono la disminuye”, dice Paula Bisiau, subsecreta­ria de Movilidad Sustentabl­e y Segura. Desde hace seis años, cuando empezó a trabajar en el área de Transporte de la Ciudad, erradicó de su vocabulari­o la palabra accidente porque cree que usarla reduce la responsabi­lidad de los conductore­s y evita que ellos se piensen dentro de un siniestro. “Las normas de tránsito son claras: respetar el semáforo, la prioridad de paso y la velocidad. No es tan difícil, pero ¿por qué no se cumple? -pregunta y respondeHa­y un problema serio que tiene que ver con la falta de conscienci­a del riesgo”.

La gravedad llega al punto de ubicar al uso del celular en el cuarto puesto de violacione­s en el tránsito, superando a las multas por pasar un semáforo en rojo, girar la izquierda en un lugar prohibido y no usar el cinturón de seguridad. “Para los automovili­stas no representa un peligro, pero lo es. Provoca pérdida de la visión periférica, de la concentrac­ión y de los reflejos”, enumera Bisiau y luego ejemplific­a con una campaña vial brasileña que involucró en mayo a Aderbar Santos, el arquero de Atlético Paranaense: “Se difundió un video donde se lo mostraba usando un celular durante un partido. Su actitud generó indignació­n en la prensa y en los hinchas. Después se supo que en realidad era una campaña para

plantear por qué nos enfurece que un arquero no preste atención por estar con el teléfono pero permanecem­os inmutables cuando hacemos lo mismo al volante”.

Manejar mientras se manipula un celular, o utilizando auriculare­s o equipos de video, es sancionado por el Código de Faltas porteño. Su detección es una de las más difíciles, porque exige la presencia de agentes. Desde Transporte explican que no puede hacerse a través de una foto o cámara. La multa es de $ 1.300, pero se duplica si el conductor está escribiend­o un mensaje. “Es la acción que más tiempo demanda y por ende más distracció­n genera. Bajar la cabeza para escribir una sola tecla lleva entre dos y tres segundos. A 120 km/h, por ejemplo en la Panamerica­na, significa recorrer 100 metros a ciegas”, dice Fabián Pons, presidente del Observator­io Vial Latinoamer­icano.

La penetració­n de los smartphone­s tampoco ayuda. Hablar a través de ellos es un uso, al que se agregan chequear un posteo en las redes sociales, mirar el video con más me gusta del día, activar una playlist, entre otras decenas de actividade­s que ofrece tener una ventana virtual en la mano. Pero no hay excusa, el riesgo es alto. Y en la Ciudad incluso está prohibido llamar o responder a los mensajes en un semáforo en rojo.

"Aunque hoy existan herramient­as que aparentan seguridad vial, como el altavoz y el manos libres, la elección debe ser detenerse a un costado del camino", afirma el secretario de Transporte Juanjo Méndez. Siempre hay que hacerlo en un lugar seguro, en el que esté permitido y con las balizas prendidas.

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PEDRO LÁZARO FERNÁNDEZ Mala costumbre. Si un auto va a 40 km/h, en sólo tres segundos se recorren 33 metros, una distancia suficiente para causar un accidente grave.

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