La filosofía, de moda: las aulas de la UBA se agrandan y son furor los libros, series y shows
De la mano de la divulgación mediática, este año crecieron 24% los inscriptos en la universidad. Las Olimpíadas de la disciplina pasaron de 5.500 a 7.000 participantes.
¿Qué es lo que nos fuerza a pensar? El afuera, la vida diaria, las problemáticas cotidianas, las pasiones que nos atraviesan y allí es donde aparece la filosofía para ese público común, no académico y cada vez más masivo. Vivimos tiempos en los que se reivindica la filosofía del cuestionamiento y la no naturalización. Casi como encarnada en la sociedad, la filosofía está más cerca de la gente de a pie porque provoca, invita a la duda y se inmiscuye en los problemas de todos los días.
De acuerdo a un relevamiento que hizo Clarín con especialistas, “el boom de la filosofía se debe a que no resuelve problemas, sino que los crea” y que ante la avalancha de estímulos tecnológicos, que lo dan todo digerido, un poco de incertidumbre reconcilia con la idea de libertad.
A mayor crisis, más filosofía es como un adagio reiterado en la consulta y que responde a una época de mayor venta de libros para quienes desean tener una primera aproximación, shows teatrales, tertulias, series televisivas, programas de radio, actividades escolares extracurriculares y un número a tener en cuenta: la ca- rrera de Filosofía en la UBA creció un 24 por ciento en inscriptos, en 2018, respecto del año pasado.
“Hemos ampliado la oferta de espacios relacionados a la filosofía”, señala Gustavo Zorzoli, rector del Buenos Aires. “Abrimos ámbitos extracurriculares porque sentíamos una mayor demanda de parte de los estudiantes, por eso implementamos talleres en los que combinamos la filosofía con el cine y la literatura. Si bien son optativos, empezaron tímidamente en 2017, y hoy se afianzaron con una numerosa asistencia”. Comenta Zorzoli que el Buenos Aires se está planteando reformas vinculadas a las materias y desde los estudiantes surgió “un interés genuino de tener más filosofía y desde antes, un requerimiento que por supuesto lo evaluaremos”. Sobre si el Buenos Aires se hizo eco del efecto Merlí, Zorzoli lo niega rotundamente. “Es más, creo que es al revés: Merlí recoge el guante y lleva a la televisión una demanda que viene sucediendo hace varios años”.
Profesor de la UBA, Marcelo Lobosco ratifica el reverdecer, que se tonifica en las Olimpíadas Nacionales, que se realizan hace 22 años. “En 2017 participaron 5.527 estudiantes a nivel nacional y estimamos unos 7.000 para este año, más de un 20 por ciento más”, calcula Lobosco, director de la competencia. “No buscamos fabricar filósofos, sólo ayudar a pensar los problemas que nos aquejan a diario, divulgando sin vulgarizar y esforzándonos para que los alumnos sepan fundamentar”. Cuando se busca una explicación sobre el aumento de interesados en las olimpiadas, Lobosco devuelve de primera: “Se debe a la falta de sentido y al avance de la insignificancia”.
“La gente común se hace más preguntas y la filosofía ayuda a clarificar”, reflexiona Silvia Paley, experimentada pedagoga y docente de Ciencias de la Educación. “Las situaciones de crisis permiten profundizar en la reflexión y no responder igual a los problemas de siempre. Estamos atravesados por una exacerbación hacia el individualismo, y la filosofía colabora a combatirlo”.
La filosofía cuenta con hábiles divulgadores que se perfeccionaron en hacerla marketinera y la resignificaron, para el alcance de cualquier persona.
Una de las vedettes literarias de la actualidad es Filosofía en 11 frases. Su autor Darío Sztajnszrajber cataloga “época de moda para la filosofía, si le sacamos la connotación negativa de una moda. Y para que esto suceda el Canal Encuentro la popularizó logrando que mucha gente tuviera mínimas herramientas”, opina el filósofo más mediático, que encabeza diversos espectáculos ( Preguntas de la historia y la filosofía, Desencajados y
Mentir la verdad) en los que fusiona filosofía con historia y música... siempre a sala llena.
¿A qué se debe esta efervescencia?, se le consulta. “A una necesidad de problematizar las cuestiones existenciales. La clave es la divulgación, es fundamental saber trasladarla y llevarla al llano”. Para Sztajnszrajber se viven “tiempos de sobreabundancia sensorial, todo está procesado para el uso del ciudadano consumidor. Entonces, ¿qué propone la filosofía en la diaria? Incertidumbre y desestabilización”.
De acuerdo a la experiencia de Esteban Tocino, que trabaja en distintos profesorados en la provincia de Buenos Aires, “son épocas en las que se reivindica la duda a través de la filosofía, y creo que tiene que ver con la perpetuación de las crisis económica, social y cultural. Por otra parte, me animaría a decir que la filosofía caló hondo en los jóvenes, que se refugian en ella como si fuera un paradójico abrigo a la intemperie”, ilustra.
Buscando la palabra justa, en Radio UBA; Maldita suerte, en FM La Patriada, y Carta brava, por Radio Hache, son programas en los que participa Julián Fava, también filósofo y profesor de la UBA. “Es notoria la participación de la gente de a pie. Lo advierto en la calle, en las aulas y en la radio, donde se disparó el número de oyentes, muy participativos en los temas filosóficos”, afirma Fava. “Hay una llamativa avidez, porque esto de que la clase media y trabajadora se acerquen a la filo, a priori tan lejana a sus rutinas, es un aspecto muy argentino, que no abunda en países de la región ni en Europa”.
Licenciada en Filosofía, Roxana Kreimer es fundadora del Café Filosófico y pionera en abrir espacios para debatir sobre temas cotidianos. “La asistencia a mi espacio no se incrementa por lo que se difunde en los medios -subraya-. Somos como un taller de artesanos que, poco a poco, fue expandiendo la actividad con la eficaz y lenta divulgación del boca a boca. Miles de personas se han acercado a nuestras charlas, justamente, porque se puede reflexionar sobre temas tan diversos como la memoria, la comunicación, el amor o la desigualdad. Enseñar a debatir racionalmente es uno de los cometidos de la filosofía, necesaria en tiempos en que las redes sociales nos acercan y dejan en evidencia nuestras discrepancias. Si queremos cambiar el mundo, primero debemos comprenderlo”.
Perteneciente a una camada en plena cocción, Juan (19) estudia en la UBA y cuenta que su elección decanta por su voracidad como lector. “Me parece que la filosofía te protege y te brinda más herramientas para evitar seguir a la manada”, grafica Juan, quien detalla que las aulas rebalsan de alumnos en la carrera. ¿Qué opina un joven sobre Merlí? “Es verdad que hay profesores que te pueden estimular intereses, pero diría que Merlí es a la filosofía lo que Dr. House a la medicina. Es una linda idea, un profe que la tiene clarísima, pero inhallable en la vida real”. ■
Abrimos ámbitos extracurriculares porque sentimos un interés genuino de tener más filosofía de los alumnos”. Gabriel Zorzoli (Nacional Bs. As.)
Esta efervescencia por la filosofía se debe a una necesidad de problematizar las cuestiones existenciales”. Darío Sztajnszrajber (filósofo)
Enseñar a debatir racionalmente es uno de los cometidos de la filosofía, necesaria en tiempos en que las redes nos acercan”. Roxana Kreimer (Café Filosófico)