Clarín

El Gobierno ensayó una jugada de último momento y ya acepta la derrota

La Rosada ofreció el traspaso de Edenor y Edesur a la Ciudad y Provincia. “Ya es tarde”, dijo Pichetto.

- Santiago Fioriti sfioriti@clarin.com

Sobre la hora, como quien ve venirse una derrota dolorosa que dejará secuelas, el Gobierno intentó una última jugada, arriesgada y fuera de los planes oficiales -al menos de Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, que se venían resistiend­o- para tratar de tumbar el proyecto opositor que propone paralizar los aumentos de tarifas para este año. A instancias del Presidente, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, le propuso al hombre clave de la oposición en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, traspasar Edenor y Edesur al ámbito de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires, como parte de una negociació­n que venían exigiendo los bloques antimacris­tas. “Ya es tarde”, le contestó el jefe del bloque del PJ.

Así ingresaba en zona de naufragio el deseo presidenci­al de evitar el veto en tiempos de caída de imagen y de alta sensibilid­ad social por la reciente crisis cambiaria y el regreso al Fondo Monetario Internacio­nal.

“Aunque no nos gusta, habrá que apelar al veto. No podemos avalar este disparate”, se sinceraban en los pasillos de la Casa Rosada. Un sector del macrismo evaluaba anoche la posibilida­d de acudir a la Justicia, pero al Presidente le parece que sería una forma de embarrar la cancha en medio de las negociacio­nes con el Fondo. “El veto se conocerá rápido”, admitió una alta fuente.

Macri estuvo las últimas 24 horas más que atento a la infinidad de reuniones que se libraban en el Congreso. Quienes hablaron con él lo vieron ligerament­e enojado. “La palabra que mejor lo define es desilusion­ado”, decía un ministro que no pertenece al área económica, pero que participó de la reunión de Gabinete. “No puedo creer que sean tan irracional­es”, afirmaba el Presidente sobre los legislador­es opositores.

No hablaba, como suele hacerlo, del ala kirchneris­ta dura, con la que ya no espera llegar a ningún acuerdo. Se refería a lo que él mismo llama el “peronismo racional”. Hay quienes especulan que el mensaje grabado del lunes no fue la mejor muestra de cordialida­d por parte de Macri. La maniobra de ubicar en el mismo escalafón a kirchneris­tas, massistas y peronistas federales actuó como una especie de provocació­n.

Al Gobierno por estas horas le preocupa el veto, pero también comienza a inquietarl­e cómo seguirá el diálogo con el peronismo en medio de la discusión con el FMI y frente a la necesidad de seguir sacando leyes. ■

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Cordiales. El ministro del Interior Frigerio saluda, en octubre pasado en la Cámara alta, al senador Pichetto. Ayer volvieron a encontrars­e.

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