“El problema no es de afuera, está enquistado en el populismo enfermizo”
El 25 de Mayo se produjo un masivo acto en el Obelisco, con la consigna: “La Patria está en peligro”, con duras críticas al FMI, oponiéndose además al “salvaje tarifazo”, entre otras cosas.
Con todo respeto por los manifestantes y su visión de la realidad, yo creo que el peligro mayor no viene de afuera, sino que está enquistado dentro de nuestra sociedad y es el resultado de un populismo enfermizo, que con algunas interrupciones (que tampoco fueron buenas) se instaló en nuestro país desde hace aproximadamente 70 años. Coincido en que no debería pedirse plata prestada al FMI - ni a nadie - porque alguna vez vamos a tener que hacernos cargo de lo que hicimos y de lo que no fuimos capaces de hacer. No somos un país rico y vamos a tener que aprender a vivir con lo nuestro o generar más riqueza; no hay otra manera posible. Si alguna vez lo fuimos, fue hace muchísimo tiempo y no por mérito propio, sino por circunstancias externas, como la Segunda Guerra Mundial entre otras, donde le vendíamos cualquier cosa a los aliados a precio de oro, incluyendo chatarra. Domingo Perón se vanagloriaba en 1946 diciendo: “No podemos caminar por los pasillos del Banco Central, de tan abarrotados que están de lingotes”. Después de algunos años esa inesperada fortuna, se marcharía del país sin una explicación demasiado convincente por parte de su gobierno.
Ahora, el kirchnerismo tiene la solución a todos los problemas, que si no hubiera sido por ellos no habríamos tenido. La cultura del trabajo fue reemplazada en buena parte de la población por la demanda irresponsable e inmerecida. ¿No habrá llegado el momento de empezar a mirar nuestro ombligo en lugar de responsabilizar de todos nuestros males al imperialismo o al neoliberalismo? Todas estas calamidades tienen que ver con el populismo, que comenzó hace décadas y luego fue optimizado por el kirchnerismo: “Después que se regala, no se puede cobrar”. El tiempo - inexorable - nos dirá si fuimos capaces de cambiar el rumbo de nuestra historia haciéndonos cargo de nuestros errores, o si persistimos en ellos, profundizando los problemas.
Amilcar Rojo
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