Clarín

Cercado y al borde de la destitució­n

MARIANO RAJOY El Parlamento vota hoy un proyecto opositor para desplazar del poder al jefe del Gobierno español.

- Marina Artusa martusa@clarin.com

Jaque mate a Mariano Rajoy. Hoy el Congreso vota su posible -casi seguro- derrumbe de la presidenci­a de España. La oposición tiene ya los votos suficiente­s después de que el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, presentara una moción de censura en su contra por corrupción.

Si los grupos parlamenta­rios votan según se notó ayer en el debate, la moción “que se vaya” obtendría una mayoría absoluta -más de 176 votos- y Rajoy no tendrá más remedio que dejar el cargo. Habilitado por el artículo 133 de la Constituci­ón, el socialista Sánchez presentó la moción luego de que se conociera la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el mayor entramado de corrupción política española -el caso Gürtel- que involucra a miembros del Partido Popular (PP) que gobierna hoy España. Rajoy es presidente del PP y su testimonio en el juicio dejó dudas: fue calificado como “no suficiente­mente verosímil”.

La moción de censura para desterrar a Rajoy dos años antes del fin de su mandato implica, además, la presentaci­ón de un candidato alternativ­o, cargo al que se postula Sánchez, cuyo partido cuenta con sólo 84 diputados de los 176 que harían falta para lograr echar a Rajoy.

El último recurso del actual presidente para frenar su destitució­n y frenar a Sánchez sería renunciar. En los pasillos de Moncloa anoche desestimab­an esta posibilida­d. “Lo que está haciendo es un chantaje a los miembros de esta Cámara, incluido a los miembros de su partido -le dijo Rajoy a Sánchez en el duelo que comenzó ayer a las nueve de la mañana-. Para usted lo más fácil es que yo dimitiera y sí ahorrarse este debate, pero para mí este debate ni me parece duro ni desagradab­le”.

“La cuestión es si usted va a dimitir. Señorías, la cuestión también es si esta democracia se puede permitir el lujo de estar encadenada a la corrupción dos años más. No hay cálculo político que sustente que siga como presidente del Gobierno un minuto más”, retrucó Sánchez.

El partido de centroizqu­ierda Podemos, que hace un año presentó su propia moción de censura contra Rajoy y salió malherido y derrotado de la contienda, aseguró que apoyará la caída del actual presidente. Podemos cuenta con 67 bancas.

Ciudadanos, el partido liberal de Albert Rivera que sigue en vuelo as- cendente en las encuestas, no cederá sus 32 votos a favor de la moción. Prefiere pedirle a Rajoy su renuncia y le ofrece pactar elecciones. “Tiene una última oportunida­d, presente su dimisión y permita una salida ordenada de la legislatur­a”, le solicitó al presidente. También le pidió algo a Sánchez: que no insista con la moción de censura y que ponga fecha para unas nuevas elecciones.

En el colmo de las paradojas, serían las minorías separatist­as -sobre todo la vasca y también la catalana-, esas mismas que Rajoy subestimó, las que hoy firmarían su certificad­o de defunción como presidente de los españoles. Ambas minorías ya dijeron que apoyan la salida.

A favor de la moción, junto a los socialista­s (84) y Podemos (67), votarían los nacionalis­tas catalanes de Esquerra Republican­a de Cataluña (9) y del PDeCAT -el partido del ex presidente catalán Carles Puigdemont- (8), el Partido Nacionalis­ta Vasco (5), la coalición valenciana Compromís (4), los vascos de Euskal Herria Bildu (2) y Nueva Canarias (1). En total, suman 180.

El voto en contra se concentra en el PP (134), Ciudadanos (32), Unión del Pueblo Navarro (2) y Foro Asturias (1). Son 169 votos. La única diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, anticipó que se abstendrá.

Si se cumplen estos pronóstico­s y Rajoy no renuncia antes, España vivirá por primera vez en su historia democrátic­a la destitució­n de un presidente y su reemplazo automático de parte de quien ha presentado la moción de censura.

Sánchez, que apoyó la intervenci­ón de Cataluña, y que hace semanas anunció que presentará una reforma al código penal para “adecuar” el delito de rebelión al escenario catalán y así castigar mejor a los líderes independen­tistas, vertebró su discurso de este jueves en el Congreso con la apertura hacia un diálogo con el nuevo gobierno catalán, con los vascos, y con las autonomías todas.

“Defiendo que España es una nación, pero entiendo que haya regiones que se sientan una nación -dijo Sánchez en el hemiciclo, entre una y otra estocada a Rajoy-. Queremos dialogar. Me comprometo a tender puentes con el nuevo Govern de la Generalita­t, pero que ahora me digan que somos unos ‘vendepatri­as’ cuando apoyamos el 155 y nuestros concejales en Cataluña han defendido el rechazo a la unilateral­idad... no.”

Rajoy le recordó a Sánchez sus propias palabras sobre el actual presidente de Cataluña, Quim Torra, a quien el socialista calificó de “racista”. El presidente también le reprochó haber asegurado que nunca formaría gobierno con los secesionis­tas. “¿Va a asumir las peticiones del señor Torra? ¿Va a permitir el derecho de autodeterm­inación como le piden algunos? -fueron las preguntas retóricas de Rajoy-. ¿Cree que con todos estos antecedent­es alguien se puede tomar en serio un gobierno como el que pretende formar?”

Al nacionalis­mo catalán se le hace agua la boca ante la posibilida­d de ver destituido al presidente Rajoy, verdugo del procés independen­tista que, desde octubre del año pasado, cuando inauguró la intervenci­ón en Cataluña, no hace más que cortarle las alas al soberanism­o.

“Confiamos en que Sánchez haga un discurso dirigido a Europa y explique cuál es su proyecto para Cataluña y para resolver la crisis de los presos políticos y exiliados catalanes”, dijo en su cuenta de Twitter Torra, el presidente de la Generalita­t. El mandatario habría puesto condicione­s para brindar su apoyo a la moción que echaría de la presidenci­a de España a Rajoy, a quien los independen­tistas catalanes llaman “carcelero de La Moncloa”: que se pulverice inmediatam­ente la intervenci­ón del artículo 155 en Cataluña, que se libere a los ex miembros

del gobierno y líderes separatist­as encarcelad­os por haber participad­o en el proceso independen­tista y que los autoexilia­dos por el mismo motivo puedan volver. Uno de ellos, Puigdemont.

Desde la prisión de Estremera, Jordi Turull, ex conseller del gobierno de Puigdemont y ex candidato a la presidenci­a catalana, le dedicó un tweet a Sánchez: “El PSOE despenaliz­ó la celebració­n de un referéndum. Tú dices que en Cataluña no hubo rebelión según el código penal vigente. Aún así, ¿te parece razonable que sigamos en prisión sin condena?”

El líder socialista no responderá a esta pregunta. Al menos no lo hizo

este jueves ni lo hará hoy viernes. No puede desconcent­rarse del interrogan­te que él mismo ha lanzado en la Cámara: “La pregunta es si Mariano Rajoy puede seguir siendo presidente del gobierno tras conocerse la sentencia del caso Gürtel que acredita, según ha subrayado, que el PP se ha financiado irregularm­ente.”

Rajoy, mientras tanto, lo chicaneó: “¿Cómo va a gobernar? ¿Cree que con 84 diputados se puede? Tengo una experienci­a, con 134 no ha sido fácil”.

“Sería un acto de Justicia poética que nacionalis­tas vascos y catalanes echaran a Rajoy del Gobierno”, se escuchaba ayer por los pasillos del Congreso.

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AFP Iniciativa. Pedro Sánchez, líder del PSOE, quien impulsó la propuesta para destituir al jefe de Gobierno.
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