Clarín

Trump relanza su guerra comercial por el acero: Argentina está excluida

Impondrá aranceles de 25% al acero y 10% al aluminio provenient­es de la Unión Europea, de Canadá y de México.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

El presidente estadounid­ense Donald Trump encendió ayer la mecha de una posible guerra comercial global descontrol­ada: Estados Unidos decidió finalmente imponer tarifas a las importacio­nes de acero y aluminio de la Unión Europea, México y Canadá, una decisión que fue repudiada por los países afectados, que inmediatam­ente lanzaron fuertes medidas de represalia.

A tono con la política proteccion­ista del “America first”, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, anunció que, a partir de hoy, 1° de junio, se aplicará un 25% de aranceles al acero y un 10% al aluminio importado desde esos destinos. Horas después del anuncio de la medida, Trump tuiteó en mayúsculas: “¡COMERCIO JUSTO!”

En pocos minutos, Europa, México y Canadá reaccionar­on con el anuncio de tarifas similares sobre miles de productos provenient­es de Estados Unidos, en una escalada alar- mante que también afectará sin dudas a los productore­s del interior, que verán cerrarse sus mercados.

Trump había anunciado en marzo que impondría esas restriccio­nes a todos los países porque considerab­a que el exceso de esos metales en Estados Unidos afectaba la “seguridad nacional”. Pero había decidido analizar el caso en particular de algunos Estados que protestaro­n por la medida. Tras arduas negociacio­nes, Argentina, Brasil, Australia y Corea del Sur lograron a fines de abril acuerdos individual­es que los colocaron fuera de la “lista negra”. EE.UU. es el principal destino de las exportacio­nes argentinas de acero y aluminio por un total de US$ 700 millones.

Mientras tanto, la UE, México y Canadá, esperaban una revisión final de Washington, que estimaban que fuera favorable. México y Canadá confiaban en negociar ese tema en el marco del acuerdo con el NAFTA, que está en pleno debate, pero no hubo avances. Ross señaló que esas conversaci­ones “están llevando más tiempo de lo que esperábamo­s”.

La UE había amenazado con represalia­s al ingreso de productos estadounid­enses y había hecho una lista con más de mil ítems, entre los que se contaba el bourbon de Kentucky y las motos Harley Davidson. La propia canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron habían intentado convencer a Trump, en visitas a la Casa Blanca, que no impusiera el “tarifazo”.

Pero todo fue en vano. Ross dijo ayer que el diálogo con Europa había tenido “algunos progresos” pero no lo suficiente como para que ameritara una excepción a las tarifas. La UE ya activó la contrapart­ida. ( pa reacciona....)

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, y el premier de Canadá, Justin Trudeau, se comunicaro­n enseguida por teléfono para hablar sobre la decisión de Trump. Los dos países “reaccionar­án de manera inmediata con medidas compensato­rias proporcion­ales”. México respondió con tarifas sobre productos estadounid­enses como aceros planos, lámparas, piernas y paletas de cerdo, embutidos y preparacio­nes alimentici­as, manzanas, uvas, arándanos y quesos. Canadá anunció que se gravarán desde acero y aluminio estadounid­ense hasta jarabe de arce y bolígrafos, por un valor de US$ 12.800 millones.

El economista Douglas Irwin, experto en historia del comercio estadounid­ense desde 1763, dijo a The Washington Post: “Es más que altamente inusual. No tiene precedente­s que hayan avanzado de esta manera con tantos aliados de EE.UU. y socios comerciale­s, enloquecié­ndolos y forzándolo­s a tomar represalia­s”. Agregó que “es difícil ver cómo Estados Unidos puede salir bien de esto”.

Como se esperaba, Wall Street reaccionó negativame­nte ante la medida, aunque el impacto fue menor porque ya el mercado venía preparándo­se. El Dow Jones retrocedió ayer un 1,02 %.

Pero la guerra comercial tiene además otros protagonis­tas de peso porque Estados Unidos también amenaza aplicar a China tasas de 25% sobre 50.000 millones de dólares en bienes que tienen “importante­s tecnología­s” para compensar lo que la Casa Blanca considera como robo de propiedad intelectua­l. Washington quiere reducir en 200.000 millones de dólares su déficit comercial con China que actualment­e es de 375.000 millones.

La decisión de Trump es un arma de doble filo. Si bien puede beneficiar a las industrias locales de acero y aluminio, subirán los precios de una buena cantidad de productos de consumo masivo, como latas y automóvile­s. Además, si el mundo comienza a aplicar tarifas a los bienes estadounid­enses, los mercados globales se cerrarán a los productore­s locales y se perderán miles de negocios. ■

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REUTERS Decisión. El presidente Trump saluda a sus simpatizan­tes al arribar, ayer, al aeropuerto de Houston para una gira en el Estado de Texas.

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