Hernán Lambertucci, el chef que se convirtió en el “buen mozo” de la cocina
Es uno de los cuatro finalistas del programa, con muchos fanáticos en las redes. Habla de su fama repentina.
Al reality llegaron 12. Quedan 4. Uno de los que sigue en la competencia para consagrarse como mejor pastelero es Hernán Lambertucci, 38 años, y con muchos seguidores en las redes. Cuestiones de la fama repentina. Entró a Bake Off (Telefe) incentivado por su madre y su novia, gracias a su especialidad: el lemon pie. Por ahora, lo disfrutan su familia y sus amigos. Aunque se va acostumbrando de a poco, todavía es una gran novedad para él la exposición que gene- ra estar en uno de los programas más vistos. “Es muy loco lo que pasa. Me escriben de todas partes de la Argentina y hasta de Brasil para decirme que me bancan”, dice.
Hernán trabaja en un rubro que no tiene nada que ver con la pastelería. Es licenciado en Administración, fue ayudante de cátedra en la Universidad de San Andrés, pero atiende una juguetería en Belgrano, el negocio de un amigo. Todos los días, antes de ir a trabajar, practica crossfit. Desde que está en el programa de Telefe, muchos clientes de la juguetería, pequeños ellos, lo reconocen y lo felicitan. Lo mismo con sus vecinos de Villa Devoto, donde vive.
El amor por la cocina existe en su vida desde chico. “Ayudaba a mi mamá a cocinar. Los primeros recuerdos que tengo son de mi abuelo preparándome pochoclo caramelizado. Me enseñó cómo hacerlo y, cuando cumplí 8, yo mismo lo preparé para todos los amigos que vinieron a mi cumpleaños”, cuenta.
Desde los 15, la cosa se volvió más seria: miraba programas de cocina y copiaba recetas. “Me cargaban porque veía Utilísima. Pero no me importaba. Ahora tenés de todo en YouTube”, argumenta.
Aclara que la pastelería tiene sus trucos y que es más complicada que preparar otro tipo de platos. “Te permite menos margen de improvisación. Tenés que ser más estricto con las cantidades y los tiempos”.
Para el casting de Bake Off preparó una versión muy original de su caballito de batalla: el lemon pie. “Siento que tengo talento como para rebuscármelas con distintas recetas. El sabor, en general, no falla. Pero mi punto débil es la decoración”, aclara sobre su formación no profesional entre hornos y hornallas.
Entre los participantes del reality que conduce Paula Chaves, Hernán ha obtenido bastantes buenos resultados, con altibajos, pero la pelea es día a día frente al jurado que integran los especialistas Pamela Villar, Christophe Krywonis y Damián Betular.
“Me veo con posibilidades, pero nada está dicho hasta último momento. Por ahora estoy disfrutando y aprendiendo mucho”, dice.
“Eso sí, los nervios de cocinar en cámara te suelen traicionar. No ayudan para nada. Tengo más ganas que chances”, entiende sin pudores.
Soñando con ser un posible ganador, Lambertucci hace planes: “No sé si pondría un local de gastronomía o de pastelería ahora mismo. Me dan muchas ganas de hacerlo, pero también me veo dando clases. Me gusta todo lo creativo”.
A la hora de definirse prefiere decir que es un “diseñador de comidas” más que un cocinero. “Si llego a ganar, veré cómo encamino esta pasión. Pero la cocina tiene un lugar que me está esperando, eso es seguro”. ■