“La presbicia histórica de la demagógica clase política opositora”
Triste, penosa y lamentablemente la sanción de una ley insustentable, como la votada por la oposición para retrotraer tarifas a valores anteriores. Es el patético reflejo de un país inviable. Si alguien cree que este hecho, de gravísimas consecuencias políticas, se limita a una cuestión de repercusión interna, que es una mera cinchada preelectoral anticipada, no cuenta con la mínima visión de contexto internacional en el que la Argentina vuelve a mostrarse al mundo -en este caso a través de su irracional oposición legislativa- como una nación suicida a la que sólo y excepcionalmente podrán llegar efímeras inversiones especulativas, mientras irán alejándose cada vez más de este alienado rincón del mundo las imprescindibles inversiones productivas que permitan revertir la ecuación fiscal deficitaria, con la consecuente inflación pauperizante que ocasiona.
Y ello, por más que el presidente Macri haya vetado la ley; de aquí en adelante, consultoras de inversión y riesgo y asesorías internacionales de negocios no harán más que alertar a potenciales inversores que a las ya de por sí inconvenientes condiciones de mercado previas de nuestro incomprensible país, se suma el recrudecimiento de una conflictiva socio política de perspectivas sombrías, donde la mayoría parlamentaria es capaz de legalizar cualquier cosa con tal de renovar su imperenne voracidad de poder e impunidad.
Con más de doscientas naciones en el mundo y una irreversible globalización que reformula geopolítica y tecnológicamente la vieja división internacional del trabajo, establecida en las postrimerías del siglo XIX, la Argentina vuelve a dar dramáticas señales sobre sí misma que -nadie lo dude- el mundo sabrá leer y dimensionar mucho más seria y preocupantemente que lo que lo hace la presbicia histórica de nuestra miserable y demagógica clase política opositora.
De aquí en más, la única, última esperanza de revertir nuestra tendencia autodestructiva -y ya riesgosamente apocalíptica-, quedará en manos de una quimera inasible: “la insoportable levedad del ser”, que cada dos años se expresa a través del voto popular.
Adrián Klas aklas@fibertel.com.ar