Aunque suman rampas en esquinas, hay quejas porque están rotas o mal hechas
Un relevamiento descubrió problemas en distintos barrios. Además, vecinos y ONG denuncian que están de un solo lado de las esquinas y hasta las atraviesan canaletas.
Hace casi dos meses, el Gobierno porteño anunció el Plan Integral de Veredas, una iniciativa mediante la cual se comprometió a reparar el 80% para 2019. Durante aquel acto, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, precisó que “arreglar las veredas beneficia a la gente que camina, ni hablar si alguien tiene alguna discapacidad o un cochecito de bebé, o si es una persona mayor”. Es decir, que cuando la motricidad está reducida, la correcta intervención del espacio público es fundamental.
Sobre este tema en particular es que el anuncio oficial choca con reiterados reclamos de personas con movilidad reducida, adultos mayores y asociaciones que los representan. “¿A qué se refieren con plan integral? Porque no están hablando de rampas. Y también hay que tener en cuenta las veredas y el cruce peatonal en las esquinas, porque por más que vos hagas una vereda perfecta, si el cruce está elevado no sirve”, ejemplifica María Rodríguez Romero, coordinadora de Políticas Públicas de la Fundación Rumbos.
En paralelo al nuevo plan, la Subsecretaría de Vías Peatonales, que de- pende del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, tiene a su cargo la concreción del programa 100% Esquinas Accesibles, con el compromiso de que “todas las esquinas de la Ciudad cuenten con rampas para lograr que Buenos Aires sea una ciudad accesible y transitable”. En ese tren, el avance de obra se anuncia en un 94% concretado, mencionando a las Comunas 1, 2, 3, 5, 6, 7, 10 y 11 como “esquinas 100% accesibles”.
Desde la asociación también contrastan esa afirmación. “Eso tampoco es cierto, porque en un relevamiento que realizamos el año pasado en tres comunas, dos de ellas mencio-
nadas como “100% accesibles” (la 5 y 6), 7 de cada 10 rampas están en mal estado”, aseguran. Y reiteran el pedido de hacer estas obras a conciencia, priorizando la calidad y la utilidad del trabajo por sobre la foto de la nueva vereda.
“Es importante destacar que priorizamos la construcción de rampas en aquellas esquinas en las que no había. Desde octubre de 2017 hasta abril de 2018, se realizaron 4.189 en toda la Ciudad. Ahora seguimos trabajando en la reparación y en los casos especiales que, por distintas interferencias, necesitan proyectos integrales para su construcción o reparación”, informan fuentes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño. Y recuerdan que las solicitudes de nuevos vados o de reparaciones de los que están deteriorados se canalizan a través de la línea telefónica 147.
Rumbos funciona como nexo entre particulares y autoridades, algo que en los últimos meses no obtuvo buenos resultados. Puntualmente, pero también a modo de ejemplo de cómo se maneja el tema de la accesibilidad en las calles porteñas, desde noviembre de 2017 vienen solicitando junto al Consejo Consultivo Comunal 13 (Belgrano, Núñez y Colegiales) la construcción de tres rampas y el arreglo de otras tres.
“Estamos hablando de lugares estratégicos, con mucho tránsito peatonal, como Cabildo y Juramento, Cabildo y Congreso, Congreso y Ugarte y en la esquina de un Centro Educativo Terapéutico en Colegiales. Después de siete meses sólo construyeron la que permite el cruce de la avenida Cabildo a la altura de Congreso, y repararon otras dos. A este paso, las rampas van a estar listas en dos años
y medio”, plantea Rodríguez Romero, y avizora un tiempo mucho más largo que el propuesto por el Estado para dejar las veredas en condiciones.
“A las rampas las hace alguien que no tiene ni la más mínima idea de cómo se usan, porque les ponen canale
tas. Entiendo que el agua se debe ir por algún lado pero no por eso la canaleta tiene que estar sobre la rampa y que una silla de ruedas quede ahí encajada. No están bien pensadas, falta un plan”, sentencia Diana Costa, que asiste con su hijo al centro de rehabilitación de Conesa y Teodoro García.
Desde Rumbos hablan de construir un “itinerario peatonal accesible”: vereda, rampa, cruce y vereda de enfrente. Porque lo que también sucede mucho, es que de una vereda tenés rampa y de la otra mano ya no”,
detalla Rodríguez Romero. Otro clásico, comentan, es que arreglan veredas y no rampas. “Las dejan como están. Encima que ya estaban rotas, sufren más deterioro durante las obras
y su uso se vuelve imposible. Y las baldosas que ponen en las nuevas veredas no duran nada, porque son zonas de mucho tránsito y el arreglo no está hecho como para soportarlo”, suma Cecilia García Rizzo, de la dirección operativa de Rumbos.
Cecilia se maneja en silla de ruedas, por lo que el suyo es un planteo basado en la experiencia. “Que hay más rampas en la Ciudad es verdad, pero que estén no significa que sirvan. Queremos que se tengan en cuentan las necesidades de las personas con discapacidad, hay caídas todos los días y gente que debido a esto tiene problemas muy graves”, refiere.