El obispo de confianza de los grupos sociales para destrabar el conflicto
Desde la intervención del cardenal Antonio Caggiano en los ’60 ante un paro de trenes, siguiendo por el obispo Jaime De Nevares ante una huelga en el Chocón, la Iglesia cuenta con prelados que jugaron un papel de mediador ante graves conflictos. En una dimensión más institucional, tras la guerra de Malvinas, irrumpió en la escena con fuerza la comisión de Pastoral Social que por decisión del Episcopado llevó adelante un llamado “servicio de reconciliación” para facilitar la vuelta a la democracia.
Allí cobró gran protagonismo el presidente de esa comisión, monseñor Justo Laguna, secundado por monseñor Rodolfo Bufano, quien ya durante el gobierno de Raúl Alfonsín fue un puente entre la Casa Rosada y la CGT de Saúl Ubaldini, con sus 13 famosos paros. En los ’90, la Pastoral Social tuvo como presidente al cardenal Raul Primatesta. Y en la crisis de 2001, con la Mesa de Diálogo descolló el obispo Jorge Casaretto, a la postre también su titular.
Desde noviembre, el obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, comanda la comisión. Y acaba de dar mucho que hablar por su aval al último paro general y su cruce con la gobernadora Vidal. Pero desde antes uno de sus integrantes viene facilitando el diálogo con los movimientos sociales, primero durante la presidencia de Cristina Kirchner y ahora con Mauricio Macri: monseñor Fernando Maletti, pedido por esas agrupaciones para estar en la reunión de ayer en Desarrollo Social.
Maletti, de 69 años, oriundo de Buenos Aires, tiene una larga vinculación con los sectores populares. Fue párroco del santuario porteño de San Cayetano, celebre por las multitudinarias celebraciones de su festividad los 7 de agosto como patrono del Pan y del Trabajo. Tras un paso como obispo de Bariloche, recaló en 2013 en el obispado de Merlo-Moreno. Allí sucedió a Fernando Bargalló, que debió renunciar cuando se difundieron comprometedoras fotos suyas en el Caribe con una amiga de la infancia.
Pero su principal desafío en el nuevo destino fue enfrentar la relación con el legendario intendente de Merlo, Raúl “el Vasco” Othacehé, que hasta 2015 conducía la municipalidad con mano de hierro. Y que se enfrentó con los sacerdotes que criticaban su gestión. El caso más notorio fue el del cura Miguel Velo, que denunció ser amendrentado por Othacehé. Y que recibió el respaldo del entonces cardenal Jorge Bergoglio. Hombre mesurado, Maletti -que celebró varias misas por la paz social con los movimientos sociales- busca con esmero desde su llegada al conurbano descomprimir la situación social. ■