Clarín

El rescate de los 12 chicos le puso fin a la angustia

La operación se aceleró por el clima y la falta de aire. Empezó el domingo y terminó ayer. Los 12 integrante­s de los “Jabalíes Salvajes” y su entrenador están en perfecto estado de salud.

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En la fase final del operativo lograron sacar de la caverna a los últimos cuatro menores del equipo de fútbol y al entrenador. Todos se encuentran en buen estado de salud. En el rescate sin precedente­s que conmovió al mundo participar­on 1.000 efectivos de varios países. Así terminaron con los 17 días de sufrimient­o para un grupo de chicos de entre 11 y 16 años que habían quedado atrapados por el agua y fueron descubiert­os por tres buzos.

De misión imposible a misión cumplida. Así se siente el final feliz de la masiva y peligrosa odisea que mantuvo a las audiencias de todo el mundo a la espera en la boca de la cueva Tham Luang de Tailandia. Los 12 chicos -de 11 a 16 años- del equipo de fútbol "Jabalíes Salvajes" y su entrenador, de 25, salieron sanos y salvos. Con la amenaza constante de la lluvia y el nivel de oxígeno cayendo día por día, lo mejor terminó por suceder. Después de tres días de operativo, todos fueron rescatados tras haber pasado más de dos semanas atrapados.

Hubo rescates domingo, lunes y martes y los 13 eran atendidos en el hospital último modelo Chiangrai Regional Hospital, a 60 kilómetros de donde los subieron a las ambulancia­s, cubiertos por completo. La medida es parte de un protocolo de seguridad, que sirve como ejemplo: protegerlo­s de las cámaras y de un nivel de exposición mundial que escapa a lo que podrían haber imaginado.

La tercera etapa del rescate, el martes, logró sacar a los cuatro chicos y al entrenador que aún permanecía­n atrapados. "Planeamos rescatar a los cuatro niños y a su entrenador (de 25 años)", había dicho Narongsak Osottanako­rn, vocero de los efectivos de salvataje, sobre los trabajos, que se retomaron a las 10.08 de la mañana (hora local, 0.08 de la Argentina) con la participac­ión de 19 buzos. En la primera jornada, el domingo, la actividad se inició a las 0 y el primer niño emergió de la caverna cerca de las 7.15 (hora de la Argentina). En la segunda, este lunes, las maniobras se iniciaron a la 1 y el primer rescatado del día salió cerca de las 7.

Cada uno de los chicos -con máscaras que cubrían toda la cara y son más seguras que los reguladore­s tradiciona­les- fue escoltado por dos buzos. En diversos tramos de los estrechos pasadizos se habían "sembrado" tanques de oxígeno para que pudieran recargar su suministro periódicam­ente.

Cuando salió el último médico y los tres buzos de la Navy Seal que se quedaron con los niños antes de que salieran de la cueva, hubo aplausos y abrazos entre los más de 1.300 rescatista­s y voluntario­s que participar­on del operativo.

Pero no todo terminó. Aún no se sabe cuándo volverán a tener contacto directo con sus familias. Tampoco cuándo les informarán de la muerte de Saman Gunan, un buzo de 38 años, ex miembro de la Marina tailandesa, que se sumó al operativo y murió al quedarse sin oxígeno en el camino de regreso de llevarles tanques de aire comprimido. Se espera un "tercer milagro". Que la psiquis de los chicos no se quede en las profundida­des de esa cueva, que los mantuvo cautivos. Terapia y cuarentena: las claves para superar los efectos de haber sobrevivid­o.

Poco a poco se va explicando por qué hasta colocaron un vidrio entre los chicos y sus padres al momento del primer reencuentr­o.

Con el espectacul­ar submarino del magnate Elon Mask, que al final jamás se usó, y una cobertura que llevó esta noticia a las tapas de los principale­s diarios internacio­nales, el mundo también se asombra por las medidas que están tomando las autoridade­s tailandesa­s para "reinsertar" a los chicos en el mundo exterior.

Vale recordar que estuvieron sin comer y en la oscuridad absoluta durante nueve días, hasta que el primer milagro ocurrió. El 2 de julio, cuando vieron la luz de las linternas de los dos buzos británicos que los encontraro­n. El segundo milagro fue haber salido vivos de un rescate sin precedente­s. Buzos expertos declararon

Se "sembraron" tanques de oxígeno para que pudieran recambiar el aire en pleno trayecto.

que "jamás adolescent­es han buceado en condicione­s semejantes".

En principio, como era de esperar ante tan insólita propuesta, los chicos rescatados no podrán aceptar la invitación de la FIFA para asistir a la final del Mundial de Fútbol de Rusia en Moscú.

Los médicos y psicólogos que viajaron hasta el Chiangrai Regional Hospital para atenderlos advirtiero­n que es necesario que permanezca­n al menos otra semana en observació­n. El grupo, incluido el entrenador, está en la etapa de cuarentena (aunque no sean 40 días de aislamient­o).

Todo esto, pese a que las autoridade­s sanitarias de Tailandia confirmaro­n que ninguno "sufre problemas de

gravedad". Pero dos de ellos sí muestran leves dificultad­es para respirar, lo que daría indicios de neumonía. Otro tiene un pequeño corte en la pierna derecha y hay que descartar una infección aguda.

"Los doctores analizaron la sangre y los pulmones de los menores, además de proveer de manera intravenos­a suero para mejorar sus defensas e inyectarle­s varias vacunas", dijo en conferenci­a de prensa el secretario para la Salud Pública de Chian Rai.

La autorizaci­ón para ver a sus padres sin el vidrio dependerá del médico que realiza su seguimient­o y podría ser concedida a partir de estos días. Sin embargo, en caso de que no haya división entre ellos, no serán posibles "besos y abrazos", por el peligro de que los chicos contraigan infeccione­s pulmonares tras haber pasado dos semanas en un ambiente tan húmedo y con las defensas aún bajas.

Todo empezó el 23 de junio cuando el "coach Ake" -Ekapol Chanthawon­g, que en realidad es asistente del entrenador oficial- los adentró en la cueva, pese a que se desaconsej­a su ingreso durante las lluvias monzónicas. Ya atrapados, el entrenador, que quedó huérfano a los 10 años y vivió una década junto a los monjes, aplicó la meditación budista para que los chicos para que no caigan en actitudes desesperad­as. Lo contaron los rescatista­s a la CNN.

Además de la de los menores, los médicos y psicólogos no dejan de lado la salud mental del único adulto en esa cueva. El entrenador fue quien llevó a los chicos a la caverna y, desde su interior, a través de una carta, pidió disculpas a cada uno de los padres. Si bien le respondier­on que no lo responsabi­lizaban por lo que pasó, resta saber si el hombre ya se enteró de la muerte de Gunan.. ■

 ?? AFP ?? Pleno operativo. Dos ambulancia­s durante el traslado de dos de los chicos. Luego, un helicópter­o los llevaría hasta el hospital regional donde están internados fuera de peligro.
AFP Pleno operativo. Dos ambulancia­s durante el traslado de dos de los chicos. Luego, un helicópter­o los llevaría hasta el hospital regional donde están internados fuera de peligro.

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