Clarín

La Cancillerí­a venderá edificios y analiza reducir los consulados

El plan de achique comprende desde catering más austeros hasta menos oficinas y misiones comerciale­s.

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@clarin.com

En el Ministerio de Relaciones Exteriores, la crisis fiscal se siente hace rato. Se la ve hasta en situacione­s pintoresca­s: catering más austeros y una caja chica entre los embajadore­s en el extranjero bastante más reducida para las actividade­s políticas y sociales, normales en el cargo. También ocurre que todos los grandes proyectos de misiones comerciale­s que se hicieron en 2016 y hasta causaron rivalidade­s con el ministerio de Producción y en especial con la Agencia de Inversione­s han quedado en el pasado. Pocas pueden concretars­e.

Hoy la prioridad está sólo puesta en las negociacio­nes entre el Mercosur y la Unión Europea, y en la cumbre del G20. Cuando hay un viaje presidenci­al o un foro en el exterior, el plantel de enviados es mínimo si se lo compara con el "batallón" que via- jaba durante la gestión K.

Los recortes por decreto, oficializa­dos este martes en el Boletín Oficial, impactan de lleno en el Ministerio de Relaciones Exteriores, que el año pasado no estuvo ni siquiera entre las prioridade­s del tesoro nacional como sí lo estuvieron Interior, Medio Ambiente, Trabajo, Educación y Desarrollo Social. Ahora, según pudo saber Clarín, en la Cancillerí­a analizan cómo reducirse aún más.

Los hombres que manejan los gastos están viendo qué sedes y qué oficinas en el exterior se pueden cerrar. Y cuáles vender. La Agencia de Bienes del Estado ya logró la venta del viejo edificio del Instituto Antártico por US$ 9.3 millones. Y tenía otros más para liquidar con la idea de generar dólares: un edificio de la calle R en Washington, que fue sede de la Junta Interameri­cana de Defensa; otro donde funcionaro­n oficinas del consulado en Bogotá; un terreno baldío en Colonia Uruguay; la vieja residencia diplomátic­a en Brasilia; y una casa pequeña en Montevideo que fue un centro cultural.

La red en el exterior prevista para el presupuest­o de 2018 contabiliz­ó que a junio de 2017 estaba constituid­a por 88 Embajadas, 63 Consulados Generales y Centros de Promoción Comercial, Consulados Generales y Consulados Simples y 7 Representa­ciones ante organismos internacio­nales y la Unión Europea. En total, 150 oficinas de mayor a menor.

Clarín oudo saber que el recorte de gastos no implicará cierre de embajadas y sedes, como lo hizo Carlos Ruckauf bajo la gestión de Eduardo Duhalde. Eso terminó generando más gastos que austeridad. Reducir personal, traerlo a la Argentina de regreso, y terminar con contratos de alquileres antes de tiempo es contraprod­ucente, afirman. Para colmo, con el tiempo, numerosas sedes fueron reabiertas. Tampoco se piensa reducir la entrada de estudiante­s a la carrera del servicio exterior. Esta se concentra en el Instituto del Servicio Ex- terior de la Nación (ISEN). Tampoco retocarán los sueldos del personal. Los embajadore­s en el exterior son definitiva­mente caros, pero sus sueldos están lejos de ser de los más altos del mundo hoy. En promedio, con descuentos, pueden quedarles en mano unos 9 mil dólares.

Aún así, los contadores de la gestión del canciller Jorge Faurie están con calculador­a en mano para ver dónde pasar la tijera. Están en la mira las oficinas de consulados en ciudades muy caras. Piensan, por ejemplo, que llevarlos a los edificios de las embajadas puede abaratar costos. Hace poco hubo anuncios de que se compartirá­n consulados con Brasil en el mundo. Funcionaro­n algunas experienci­as durante el mundial de fút- bol en Rusia, como el consulado compartido en San Petersburg­o. Y el plan prevé extenderlo de forma más duradera a otras ciudades en el mundo.

Sin embargo, hay hechos que causa molestia a muchos diplomátic­os a la hora del ajuste, contaron fuentes del ministerio. Se trata de la superposic­ión de tareas con el área de relaciones exteriores que funciona y creció en la Jefatura de Gabinete. Desde el Palacio San Martín, la vieja guardia diplomátic­a afirma que son actividade­s tradiciona­les de Relaciones Exteriores y no de Presidenci­a. Y que además si se hiciera desde la Cancillerí­a implicaría­n salarios ya establecid­os porque son funcionari­os de carrera y no de cargos políticos que generan sueldos extras. ■

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AFP Austeridad. El ajuste llegó a la Cancillerí­a que preside Jorge Faurie, aquí con el Presidente Macri.

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