Clarín

Batalla en el Senado de EE.UU. por la nominación de un juez de la Corte

Señal. Trump eligió al conservado­r Kavanaugh en reemplazo del moderado Kennedy. Fuerte resistenci­a de los demócratas.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

No se habla de otra cosa aquí en Estados Unidos que de la nominación del conservado­r Brett Kavanaugh como aspirante a la Corte Suprema de Justicia. Ni siquiera el sensaciona­l rescate de los niños tailandese­s ocupa el espacio más importante en diarios, webs y la TV, porque los estadounid­enses saben que la decisión que tomó ayer el presidente Donald Trump es quizás la que más impacto tenga en sus vidas.

Si es confirmado por el Senado, la elección de este juez inclinará al máximo Tribunal definitiva­mente hacia la derecha -algo por lo que los grupos conservado­res luchan desde hace décadas- y podrían derogarse leyes trascenden­tales, como la que permite el aborto, el matrimonio entre homosexual­es y las que otorgan poder a agencias gubernamen­tales.

Kavanaugh será el quinto juez conservado­r en una Corte de nueve miembros, que hasta ahora tenía 4 progresist­as, 4 conservado­res y uno moderado -Anthony Kennedy- que alternaba sus votos y cada tanto se inclinaba por posiciones liberales como la defensa del aborto y las bodas gay. Pero este magistrado, que sirvió por años como fiel de la balanza, se retirará a fin de mes y Trump cum- plió el sueño de los republican­os al nombrar en su remplazo a un conservado­r para que garantice por varias décadas “los valores” de EE.UU.

Curt Levey, presidente del Comité por la Justicia, un activo grupo conservado­r, festejó: “Será la primera vez que podemos realmente decir que tenemos una Corte conservado­ra. Será la primera vez desde los años 30”.

La decisión atizó a una sociedad que ya está dividida. El partido De- mócrata y los grupos progresist­as se aprestan a dar una cruenta batalla en el Senado y en las calles ante lo que presumen será un vuelco importante. Los ultraconse­rvadores, sobre todo la derecha religiosa, festeja una nominación que impondrá un sello que perdurará más allá de Trump: Kavanaugh tiene 53 años y el cargo es vitalicio. Según dijeron a esta correspons­al decenas de entrevista­dos en el interior del país en plena campaña electoral hace dos años, era el gran objetivo de los votantes cristianos que optaron a regañadien­tes por un magnate neoyorquin­o casado tres veces y que se jactaba de tocar sin permiso a las mujeres.

Kavanaugh tiene fuertes antecedent­es republican­os: en 1990 se unió al equipo del fiscal independie­nte Kenneth Starr y ayudó a escribir el reporte que sirvió de base para el juicio político de Bill Clinton. También participó en los esfuerzos de George W. Bush para detener el recuento de los votos en Florida en la disputada elección presidenci­al entre Bush y Al Gore en el 2000. Y trabajó cinco años en la Casa Blanca de Bush.

La pelea en el Senado será dura, pero saldría adelante, salvo sorpresas, en las próximas semanas gracias a la mayoría republican­a. El gran temor de los progresist­as es que la nueva mayoría del Supremo invalide el fallo que en 1973 legalizó el aborto a nivel nacional. Kavanaugh ya ha expresado su desacuerdo con una decisión judicial que permitía a una inmigrante indocument­ada adolescent­e abortar. Si llegara a considerar­se un caso de este tipo en la nueva Corte, podría revertirse una política afianzada por años. Otro tema que genera temor es la situación de los inmigrante­s y la reforma de salud, ya que Kavanaugh ha hecho alegatos contra el “Obamacare”. Es probable también que cualquier debate sobre algún límite a la compra y portación de armas, así como contra la pena de muerte, quede automática­mente desechado. ■

Si se aprueba la nominación, podrían derogarse leyes clave como el aborto.

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AFP Saludo. El juez Brett Kavanaugh, con Donald Trump, que lo nominó el lunes último para la Corte Suprema.

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