La salud pública sin agenda en el oficialismo ni oposición
Resulta indignante enterarse por los medios de comunicación de la gran cantidad de falacias en lo atinente a gravísimos problemas de Salud Pública en nuestro país. Mi padre, el profesor, doctor Eugenio Navarret, médico e investigador, miembro Honorario Nacional de la Asociación Médica Argentina, pasó su fructífera vida profesional en hospitales públicos. Se jubiló en 1984 como jefe del Departamento de Clínica Médica en el Hospital Pirovano, unidad que él creó. Ya en ese entonces, nos cansamos de oírlo decir que “nadie hacía caso de la pavorosa (sic) cantidad de tuberculosos y chagásicos” que veía a diario en el hospital; que había alertado varias veces de este problema a las autoridades correspondientes, sin resultado alguno.
Resulta, pues, grotesco, si no fuera trágico, advertir la alarma producida en la Justicia por los siete casos de funcionarios judiciales contagiados de tuberculosis en los tribunales federales en este último mes. Nadie se alarma, sin embargo, en el Ministerio de Salud por la espantosa cantidad de chagásicos que se registra en el país, donde cada siete horas nace un bebe con Chagas. Sin perjuicio de esto, un gobernador de la anterior gestión en el norte de la Argentina, se permitió cerrar el Instituto del Chagas sin explicación alguna, justo donde este mal hace más estragos y crece día a día.
Mi padre murió en 1997. Sus sabias palabras no sólo siguen vigentes, sino que la triste realidad las ha superado con creces. Cabe agregar que la Salud Pública no está en la agenda de ningún dirigente político: ni del oficialismo ni de la oposición. Adelaide Navarret manavarret@hotmail.com