Opositores y oficialistas marchan en Managua en contra y a favor de la Iglesia
El régimen movió a empleados públicos y policías para contrastar la marcha disidente.
Nicaragua se convulsionó ayer con el cruce de dos marchas multitudinarias, una en respaldo de los obispos católicos atacados por el régimen autocrático de Daniel Ortega y otra organizada por el oficialismo que considera golpistas a la iglesia y a toda la disidencia.
La marcha opositora se movilizó pacíficamente a lo largo de una de las principales avenidas de Man agua ondeando banderas nacionales y del Vaticano y llevando carteles en apoyo a los clérigos.
La Iglesia media en una crisis que ha dejado ya más de 400 muertos en su mayoría estudiantes fusilados en las calles por grupos de tareas paramilitares. Estos grupos de atacantes usan procedimientos similares a las bandas de represión de las pasadas dictaduras militares en la región lo que ha provocado un creciente rechazo de líderes de izquierda contra el gobierno nicaragüense.
La marcha oficialista organizada por Ortega, también en Managua, lanzó cantos de repudio a los obispos y a la oposición. A pie, en motocicletas y en vehículos, las columnas incluían empleados públicos y miembros de la Policía Nacional. Marcharon desde las afueras de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) hasta la Rotonda Hugo Chávez, en un recorrido de unos 5 kilómetros.
En el trayecto expresaron su respaldo al “proceso revolucionario encabezado por el comandante Daniel Ortega”. “Estoy aquí para apoyar al comandante, el único presidente que ha sabido sacar adelante el país y eliminar la corrupción”, dijo a Efe Carlos Daniel Gámez, uno de los participantes en la marcha.
En la otra manifestación, Miguel Mántica, un conocido párroco de la iglesia San Francisco de Asís de Bolonia en la capital nicaragüense, agradeció el apoyo de los ciudadanos y sostuvo que la Iglesia continuará mediando en cualquier conflicto y realizando una “labor humanitaria a pesar de los ataques. Los carteles de la gente señalaban “gracias obispos valientes por estar con su pueblo”.
La iglesia se puso al frente de la protestas cuando comenzó a quedar claro que la rebelión contra Ortega podía crecer llevándolo a dejar el poder. La rebelión estalló por un duro ajuste que redujo las jubilaciones. El gobierno debió retroceder, pero las manifestaciones continuaron en demanda de la renuncia del presidente y por una democracia real.
Ortega es un ex guerrillero sandinista que negoció luego con sus antiguos enemigos, incluidos figuras importantes de la derecha nicaragüense y del antisandinismo para mantenerse en el poder. ■