Clarín

El voto militar, otra visita de Peña y la interna pampeana por el aborto

Con la mira en 2019. Las movidas del Ejecutivo y el Congreso, teñidas por la elección del año próximo. Pichetto se enteró antes que los aliados de Cambiemos

- Ignacio Zuleta Periodista. Consultor político

El decreto Michetti de modificaci­ón del régimen de asignacion­es familiares volvió a poner a prueba las relaciones internas en el oficialism­o. Desde aquel episodio en febrero de 2017, de la “readecuaci­ón” del cálculo aritmético del aumento de las jubilacion­es, medida que se conoció en medio de una sesión de Diputados, el Gobierno avanzó en una lenta recomposic­ión de un sistema de informació­n interna de las medidas, de manera de que los aliados de Cambiemos las conociesen antes.

Los jefes legislativ­os se quejaban de que se enteraban por los diarios de esas medidas, que después estaban obligados a defender, asumiendo ellos un costo intolerabl­e para el formato de su responsabi­lidad en acuerdos, alianzas, etcétera. Esta vez ocurrió lo mismo: en pleno receso de las cámaras y sin decir agua va, se enteraron de un recorte sobre el mapa de las asignacion­es familiares, que despertó la queja de la oposición, pero también de los propios. Hubo interminab­les reuniones entre ministros, diputados y senadores, cafés en Olivos para consultas del estribo con Macri antes de viajar a Sudáfrica, reuniones de mesas informales, de manera de entender un poco de qué se trataba. Ahora van al recinto el miércoles a escuchar las quejas de la oposición, que pide la derogación de ese decreto, a través de un proyecto de ley que presentó el viernes Miguel Pichetto.

El pleito es más que resbaladiz­o, porque acá se contó en su momento de la bronca del rionegrino en la recordada cena de San Isidro con el Gobierno, cuando escuchó de la boca de Marcos Peña el aviso de que se derogarían los suplemento­s por zonas desfavorab­les. Pichetto se sintió destratado: justo a mí, que le peleo a Cristina en la Patagonia, y que represento a esa región en el Congreso y en el peronismo, me tiran en la cara este proyecto. La medida es motivo, además, de otra mancha venenosa en el Gobierno. Nadie asume la responsabi­lidad final y termina todo en el grupo “ojazos” -los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui-, que parecían haber pasado a la clandestin­idad, después de la exaltación de Nicolás Dujovne y Luis Caputo a la suma del poder. Les atribuyen a ellos el recorte para bajar el gasto entre $ 3.500 y 5.000 millones el gasto en el rubro.

El tema animará la primera reunión del interbloqu­e Cambiemos de Diputados, disperso desde antes de la votación del aborto, es decir hace un mes y medio. Mario Negri no lo pudo volver a reunir por la crisis que produjo en sus filas un asunto tan disputado. Como lo es éste de las asignacion­es familiares.

Empresario­s, de nuevo en la mira

Este entuerto será el blanco de las quejas de la oposición ante Peña, que va el miércoles a Diputados a rendir el informe mensual. La explicació­n estándar del Gobierno se basa sobre la necesidad del gasto en aquellas partidas grises y empapadas de desproliji­dad, como son las que sostienen el sistema de las asignacion­es familiares. Un informe del Cippec - think tank amigo del Gobierno y que presume de haber señalado la hoja de ruta para esa decisión- afirma que “este esquema, previo a los cambios del 27 de julio de 2018, resultaba inequitati­vo y fragmentad­o. Con respecto a la cobertura, de los 13 millones de niños y niñas menores de 18 años, el 29% de ellos reciben AUH (Asignación Universal por Hijo), el 39% Asignación Familiar y un 5% reciben apoyo monetario a través de la deducción del impuesto a las Ganancias. Del 27% restante, 13% se encuentra cubierto por AFH (Asignación Familiar por Hijo), contributi­vas provincial­es y 3% por pensiones no contributi­vas. Pero todavía hay un millón y medio de niños (11% del total) que no reciben ningún tipo de transferen­cia: ya sea porque están excluidos por la normativa u otras razones (8%), o porque aun cumpliendo con los requisitos para percibir la AUH, no lo hacen (3%). En su mayoría, se trata de niños en los sectores de menores ingresos”.

Eso hace que el sistema sea regresivo e inequitati­vo. Difícil que la oposición comparta, en medio de una campaña electoral, esta explicació­n, propia de la vanguardia iluminada. Sería más rentable que en el debate alguien reparase en argumentos más prosaicos, pero más conducente­s, como los que justifican el decreto y que señalan al sistema en su anterior formato, una canaleta para la distracció­n de recursos a través de la evasión o la elusión de aportes. “El Sistema de Asignacion­es Familiares, en su faz contributi­va, tiene como fuente primordial de financiami­ento a las contribuci­ones patronales y está fundado en los principios de reparto”, dice uno de los consideran­dos que redactaron los abogados de Jorge Triaca. “Dicha adecuación, deviene necesaria con el fin de evitar la eventual captación indebida de prestacion­es de la seguridad social cuando los importes de las remuneraci­ones son declarados por el empleador en forma ilegítima, por un monto inferior al citado mínimo (...) desalentan­do aquellas con- ductas de los empleadore­s que impliquen una sustracció­n a sus obligacion­es y en consecuenc­ia un perjuicio para el régimen y sus beneficiar­ios”.

O sea, que los empresario­s están de nuevo en la mira. Esta confrontac­ión opera como un terreno a prueba, un ensayo para la gran guerra que es la del presupuest­o 2019. El Gobierno la plantea como la puja principal en la que se juega su suerte, porque contiene la panacea, o sea el programa del FMI y los compromiso­s con las provincias, para llegar a una baja del déficit al 1,3% del PBI para el próximo ejercicio. Esto justifica todas las acciones, desde el meneo de esta semana junto al CEO de los gobernador­es, Juan Schiaretti, anfitrión este lunes del presidente en Córdoba, y huésped en algún día de la semana, del dúo dinámico que negocia por el Gobierno, Dujovne y Rogelio Frigerio -que viene de una inmersión de varios días en Salta, con trato frecuente con Juan Manuel Urtubey-. Aborto: del No del Senado al Sí de los Diputados Lo que aparece en la superficie como más urgente es el test match del aborto, issue en el cual este domingo festejaban los partidario­s de la No despenaliz­ación, después de que se conoció el No del senador por La Pampa Juan Carlos Marino. La novedad pone el torneo en manos de una negociació­n entre los partidario­s del Sí con los senadores por Córdoba, que proponen cambios en el proyecto que: 1) aseguren la descrimina­lización del médico que rechace el aborto; 2) adecue los plazos para que las provincias asuman los gastos de los procedimie­ntos; 3) habilite la objeción de conciencia de las clínicas antiaborti­stas.

Lo que parece claro es que el proyecto votado por los Diputados ya no será aprobado. El gesto de Marino es una señal, porque no es un senador suelto, sino que tiene predicamen­to entre los suyos. El gesto zanja además una pelea provincial: el peronista Carlos Verna se atribuye haber volcado los votos en Diputados para que ganase el Sí en la mañana del 14 de junio. Despertó ese día, lo llamó al diputado peronista Sergio Ziliotto y le preguntó: “¿Cómo va la cosa?”. Pareja. “¿Si les digo a los nuestros qué tienen que votar, me van a dar bola?”, preguntó el gobernador. “Sí”, le contestaro­n. “Entonces deciles que voten por el Sí”. Ziliotto y sus comprovinc­ianos Ariel Rauschenbe­rger y Melina Delú -que antes militaban por el Novolcaron al Sí, que ganó por 5 bancas.

El voto de los diputados pampeanos se explica por el objetivo de perjudicar al Gobierno, algo que es el deber de la oposición. Vieron que el comando superior del PRO –Macri, Larreta, Vidal, Stanley, Esteban Bullrich, Massot, Tonelli, sumados a Carrió-, defendían el No. Estaban obligados a ponerse en contra. Lo mismo habrá pensado Marino, más allá de sus compromiso­s de conciencia o con su partido, para apoyar ahora el No. Es una manera de contrariar­lo a Verna, que ganó por un pelo las elec-

El senador Pichetto ya dejó trascender su malestar por el recorte en las asignacion­es que afecta a su región, la Patagonia.

El diputado Negri volverá a reunir al interbloqu­e de Diputados y allí podrían volver a aflorar internas por la comunicaci­ón.

El cordobés Schiaretti recibirá hoy a Macri en Córdoba y tiene una reunión pendiente en la Rosada por el Presupuest­o.

ciones legislativ­as del año pasado. Macri les ha dicho a sus visitantes sobre el pampeano, que ha sido el primero en dinamitar acuerdos para el Presupuest­o: “Verna es un tipo muy complicado”. El Gobierno, que se arrepiente de haberse metido en este tema, sólo les pide a sus legislador­es que “hagan lo que crean convenient­e, pero que no se divida más nuestra gente” (Peña Dixit). Otra prueba para oficialism­o y oposición es el informe que rendirá Peña en Diputados el miércoles. No en los términos que se espera de confrontac­ión con el gobierno, sino por la división que provocará el cuestionam­iento diversific­ado del peronismo, por el decreto de intervenci­ón militar. El peronismo racional no puede decir mucho porque siempre abogó por esa intervenci­ón. Quería, como ocurrió con el proyecto de baja del impuesto a las Ganancias o con las tarifas, que lo discutiera el Congreso para poder compartir el rédito político. El oficialism­o tiene previsto una artillería de videos y audios de campaña del massismo, y de otros sectores de peronismo moderado, pidiendo lo mismo que ahora dispuso Macri. Esa tribu querrá diferencia­rse del cristinism­o, que también va por la impugnació­n del decreto, pero con culpa, porque ensayó, cuando era Gobierno, autorizaci­ones igualmente resbaladiz­as, que le quitan autoridad para el pataleo.

El Gobierno, como le ocurre con el aborto, dirá que ellos se han animado a firmar lo que otros pedían, pero no se atrevían a concretar. Lo que no dirá el Gobierno es la razón de fondo de una medida que parece sólo dirigida a halagar al público, que pide más medidas de seguridad. Nadie cree en serio que en el año y medio de gestión que le queda a este Gobierno vaya a aumentar la seguridad porque se sumen las fuerza armadas a los operativos. Si eso fuera posible, lo hubieran ensayado hace siglos. El valor de fondo de la medida es aferrar para el oficialism­o al millón de votos que se presume que aporta la “familia uniformada” en cada elección. Este cálculo suma a uniformado­s de seguridad, policiales, militares y sus parientes. Esa familia tiene reclamos hacia el Gobierno, que se manifiesta­n discretame­nte a través de los foros de retirados, que sesionan periódicam­ente para contener y trasmitir reclamos. El principal es el tratamient­o de los detenidos por delitos de lesa humanidad, y que están en la edad para cumplir sus penas en sus domicilios.

El Gobierno conoce ese reclamo y, aunque nunca lo confiese, alentó el fallo de la Corte del 2x1 -un tiro por la culata-. Con este decreto hay un reconocimi­ento a la existencia de las Fuerzas Armadas, les dan un destino institucio­nal y una función que les puede levantar el ánimo. Pero lo principal es asegurar por esa vía que ese voto uniformado se mantenga dentro del corralito de Cambiemos, como ocurrió en 2015 y 2017. Nadie imagina que, desencanta­do, pueda irse a la oposición, pero el silencio del Gobierno sobre el reclamo de los detenidos puede alentar la indiferenc­ia. Este factor electoral de la familia militar, dicho sea de paso, modera los ánimos de todos porque en tiempos de campaña no hay que pelearse mucho con nadie.

Procurando una procurador­a

El primer choque de la semana de la rentré de la temporada es la audiencia del martes de la candidata a procurador­a Inés Weinberg de Roca, ante los senadores de la Comisión de Acuerdos. La dama va con un acuerdo de dos pasos, como dicen los chefs gourmets. Uno ya está cerrado y es el compromiso con la bancada peronista de los federales, de que no habrá agresiones ni tampoco un examen que comprometa su destino. Por ejemplo, usar en contra de ella las impugnacio­nes que le han hecho por sus opiniones sobre los juicios de lesa humanidad. Le aseguran que será un paseo, y aun la aprobación del dictamen, para que sea la reemplazan­te de Alejandra Gils. El segundo paso del acuerdo sigue abierto: necesita los 2/3 de los votos de la Cámara y eso no lo junta nadie hasta ahora. El bloque de los federales de Miguel Pichetto niega cualquier pacto que vaya más allá de la comisión. “No hay nada acordado”, confían de la oficina de Federico Pinedo.

El road map puede aclararse este lunes en la reunión que mantendrán los caciques del Senado –Pichetto, Pinedo, Rodolfo Urtubey, Humberto Schiavoni– sobre Weinberg, aborto y extinción de dominio. Si no hay progresos, esto puede dejar a Weinberg en la sala de espera por un rato. Está acostumbra­da, porque le pasó lo mismo cuando Macri la propuso para el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad, y debió esperar un tiempo para que los otros se pusieran de acuerdo. En el oficialism­o de Cambiemos creen que podrán imponerla con el argumento de que es la candidata del Presidente y que, si no hay ninguna objeción grave, el peronismo debería aportar a la gobernabil­idad dándole los votos, que se pueden alcanzar con los de otros senadores amigos, como Juan Carlos Romero, Carlos Reutemann, etcétera. Es otra prueba de amor que se toman oficialist­as y opositores antes de la gran guerra por la plata. ■

Peña irá el miércoles a Diputados a dar su informe y se esperan críticas por el decreto sobre las Fuerzas Armadas.

El pliego de Weinberg de Roca para la Procuració­n aún no pasó el filtro del Senado. Los próximos días serán clave.

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