Chau al Marcador, ¿justicia divina?
“Ojalá estés arrepentido de verdad”, le dijo con la cicatriz grabada para siempre en el cuello. Carolina Píparo miró a su “Marcador”. “Pimienta” Silva, quien “la entregó” el 29 de julio de 2010 cuando ella fue a retirar plata del banco, no pudo gesticular ni mirarla ni contestarle. Daño neurológico grave por dos ACV que sufrió en prisión. Después de ocho años adentro, el Tribunal Oral N° 2 de La Plata lo benefició con domiciliaria porque los penales no están preparados para tratar enfermedades graves. Pimienta salió el 13 de julio. Murió 13 días después, el 26. ¿Justicia divina? ¿Destino? “Me pareció triste la noticia. Mataron a mi bebé. Me arruinó la vida. Se la arruinó a él mismo”, dijo Carolina. El día de la salidera, los delincuentes le sacaron la cartera con la plata. Carolina quedó de rodillas en el piso. Gritaba y se agarraba la panza de nueve meses. Le dispararon igual. Madre e hijo fueron internados en el mismo hospital. Dos pisos de diferencia. El bebé vivió una semana. Carolina, en tereapia intensiva, no pudo conocerlo porque el ascensor del hospital no funcionaba bien. “Isidro no pudo morir en mis brazos. No sé si pueda darle sentido a su muerte”, contó ella. Hizo el duelo y luego de unos años se unió al foro Usina de Justicia. Hoy es diputada. A pesar del dolor. De la ausencia. O justamente por eso.