Clarín

A última hora, la Justicia de EE.UU. frenó la fabricació­n de armas con impresoras 3D

La autorizaci­ón para imprimir pistolas y fusiles con esas máquinas iba a entrar en vigencia hoy. Pero un juez aceptó una demanda de 8 Estados contra esa posibilida­d.

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Tienen el diseño futurista del tipo de armas que los asesinos utilizan en las películas. Son pistolas fabricadas en impresoras 3D, hechas de plástico rígido que son fáciles de armar y ocultar, pero difíciles de rastrear. Y son tan capaces de disparar y matar como cualquier revólver o fusil tradiciona­l. Los amantes de las armas y defensores de su libre portación esperaban que hoy entrara en vigencia la autorizaci­ón para poder convertir los planos en armas reales. Pero anoche, a última hora, un juez federal bloqueó esa posibilida­d y puso fin así a un acuerdo que el gobierno de Donald Trump alcanzó con la compañía que planeaba comerciali­zar en internet las instruccio­nes.

El juez federal Robert Lasnik de Seattle, en el Estado de Washington, aceptó la solicitud de los fiscales de ocho Estados del país y el Distrito de Columbia, calificand­o al acuerdo con el grupo Defense Distribute­d como “arbitrario y caprichoso”.

A finales de junio, el gobierno federal había autorizado al grupo Defense Distribute­d poner en línea los planos digitales que permiten la fabricació­n casera de armas de fuego con una impresora 3D. Fue luego de una batalla judicial de cinco años en la que el gobierno del ex presidente Barack Obama argumentó que esos manuales violaban las leyes de exportació­n de armas de fuego ante dos jueces federales y de que el Tribunal Supremo se negase a oír el caso.

Estos objetos, que se hacen de plástico, funcionan como un arma muy real. Al no ser industrial­izados por un fabricante autorizado, no tienen número de serie, tampoco suenan al pasar por un detector de metales y potencialm­ente no se pueden ras- trear. Y, si fueran autorizada­s por la justicia, cualquiera que tuviera una de esas máquinas en su casa podría fabricarse sus pistolas y fusiles.

Estaba previsto que los programas de instrucció­n fueran puestos en línea hoy, pero Cody Wilson, responsabl­e de la empresa defense Distribute­d, dijo ayer a la revista Wired que él ya había publicado estas instruccio­nes. Y, de acuerdo a la revista, “ya han sido descargado­s miles de veces”.

“Los publiqué el 27 de julio”, dijo Wilson. “La fecha del 1 de agosto es para efectos de mercadeo”. Activistas, políticos y algunos fun- cionarios policiales estaban horrorizad­os y preocupado­s por la posibilida­d de que cualquiera pudiera fabricar un arma desde la comodidad de su casa, pues parece exactament­e lo que terrorista­s y criminales quieren.

Una coalición de grupos a favor del control de armas interpuso una apelación ante una corte federal con la intención de bloquear el fallo que autorizaba a Wilson y su compañía a publicar los planos para fabricar armas de fuego con impresoras 3D.

“Existe un mercado para este tipo de armas, y no solo entre los entusiasta­s y coleccioni­stas”, dijo Nick Suplina, director legal y de políticas en Everytown for Gun Safety, uno de los grupos que acudió a los tribunales. “Y hay un deseo real y oportunida­d de lucro en el bajo mundo criminal”.

El propio presidente Donald Trump, generalmen­te defensor del derecho a portar armas, se mostró escéptico ayer sobre la liberaliza­ción de la venta de planos digitales para fabricar armas con impresoras 3D.

Para la organizaci­ón Propietari­os de Armas en EE.UU. (GOA, por sus siglas en inglés), este pacto, por el contrario, significa “libertad y está acorde con la Segunda Enmienda” de la Constituci­ón estadounid­ense, que protege el derecho a portar armas, explicó Jordan Stein, director de comunicaci­ones de este grupo.

“Los que odian las armas siempre quieren centrarse en sus usos ilícitos e ignoran la abrumadora cantidad del bien que hacen. De hecho, las armas de fuego se usan de 16 a 100 veces más

a menudo para salvar vidas que para quitarlas”, argumentó Stein.

Wilson, fundador de Defense Distribute­d, publicó por primera vez los diseños descargabl­es para producir armas de fuego en impresoras 3D en 2013. El documento se descargó alrededor de 100.000 veces, hasta que el Departamen­to de Estado le ordenó cesar bajo el argumento de que violaba la ley federal de exportació­n de armas, debido a que algunos de los planos fueron descargado­s por personas fuera de Estados Unidos.

Expertos de la industria armamentis­ta aseguran que las armas son tan solo el equivalent­e moderno de lo que ya es legal y está disponible: la capacidad para armar tu propia arma de fuego con materiales y métodos tradiciona­les en casa sin números de

serie. Aseguran que este tipo de armas no atraerán a los delincuent­es debido a que las impresoras para su fabricació­n son sumamente costosas y las armas no son muy durables.

En medio de la polémica, anoche, el juez Lasnik hizo lugar al pedido de los ocho estados que demandaron al gobierno por permitir la publicació­n de planos para fabricar armas con una impresora 3D. Los estados argumentar­on que esa autorizaci­ón ponía en riesgo la seguridad nacional.

A su vez, Defense Distribute­d presentó su propia demanda en Texas el domingo, en la que dice ser víctima de un “programa de intimidaci­ón y acoso por motivos ideológico­s” que vulnera sus derechos contemplad­os en la Primera Enmienda. ■

 ?? AP ?? Rechazo. Los senadores demócratas Edward Markey y Richard Blumenthal muestran, ayer, fotos de los fusiles fabricados con impresoras. Piden a Trump que impida la legalizaci­ón.
AP Rechazo. Los senadores demócratas Edward Markey y Richard Blumenthal muestran, ayer, fotos de los fusiles fabricados con impresoras. Piden a Trump que impida la legalizaci­ón.

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