“Bromeo y digo que también voy a ir por los geriátricos”
Tiene un rol dramático en “El lobista” (El Trece), que termina hoy, y es adorada por los niños en “Aladin”. Siempre trabajó para todos los públicos. Saltó a la fama con “Las Estrellas”.
De la corrupción política y financiera a la alfombra mágica. Así divide las aguas por estos días Julieta Nair Calvo. La actriz es la coequiper de Rodrigo de la Serna en El lobista (miércoles a las 22.45 por El Trece y disponible en Flow), el unitario de Pol-ka que termina hoy (mañana, por TNT), mientras sigue con funciones del infantil Aladin, en el Gran Rex, y se prepara para la nueva tira con Nicolás Cabré, Mi hermano es un clon.
- ¿Qué hay de vos en todos esos personajes tan distintos?
- Todos me representan en algo. Ahora coinciden siendo visibles, pero El lobista lo grabé hace un tiempo. En general trato de no encimarme muchas cosas porque es complicado desdoblarse. Prefiero hacer menos y enfocarme en un proyecto por vez, en la medida de lo posible. -El tema es si aparece una oportunidad y coincide con otros trabajos. -Es cuestión de armar un cronograma. Si uno se exige, el cuerpo te pide que pares y también me gusta disfrutar lo que hago.
-Pasaste de ser una revelación con el personaje de “Las Estrellas” el año pasado a un rol dramático junto a De la Serna, ¿lo esperabas?
-De alguna manera, sí. Las Estrellas me dio una visibilidad que no tenía hasta entonces. Yo venía de hacer cuatro años de infantiles de Disney. Y decidí dejarlo para probar algo nuevo, sin tener nada. Para Lourdes, la fotógrafa de El lobista, hice casting pero el empujón me lo dio el personaje de Las Estrellas.
-¿Te animaste a salir de lo conocido, para evitar el tan temido encasillamiento?
-Sí, yo trato de que eso sea mi motor, buscar todo el tiempo cosas distintas. Por eso me fui de Disney cuando sentí que estaba muy cómoda e instalada. Quise tomar un riesgo. Siempre estoy en esa búsqueda, porque creo que es el privilegio de ser actor: pro-
bar todo el tiempo hacer cosas distintas, vivir otras vidas jugando. Es lo que más me apasiona de la profesión: que me toque hacer cosas que jamás haría en mi vida, como en El lobista . -¿Qué tipo de cosas?
-Nunca tomaría una decisión como la de ir a investigar al pastor siniestro, de abrir cofres donde hay armas. Son riesgos que no correría. -¿Y qué te identifica de ella?
-Su pasión por el trabajo. Soy de hablar mucho con mis compañeros y con el director. Sobre todo en ese proyecto, donde eran todos los mejores en sus rubros. Ellos fueron generosos conmigo, fue maravilloso ver la humildad de esos grandes hacia mí, que era la nueva. Esa es la gente de la que quiero aprender. -Infantil y adulto, abarcás un gran espectro de público, ¿te gusta?
-Me encanta. Bromeo y digo que también voy a ir por los geriátricos. Igual nunca trabajo pensando en el púbico que me va a ver. Con los chicos es lo más difícil, porque son muy inteligentes, no me gusta cuando se los subestima. Tienen un humor y una imaginación tan grandes, no es fácil meterse ahí. Son muy genuinos, no te disimulan si no les gusta. Están más abiertos y elevados que los adultos. Si te aman, te aman de verdad, no son hipócritas y no te envidian, y eso es muy hermoso. Lo mejor de Aladin es que abarca a todos los públicos, hay fantasía para todos.
-¿Cómo será tu próximo personaje en la comedia “Mi hermano es un clon”, con Cabré? -Se llama Renata Fuentes, es una policía. Me entusiasma porque nunca interpreté ese rol. -¿Cómo sostenés el ritmo con todos los proyectos?
-Uff, soy muy exigente, me gustaría no ser tanto. Con mi trabajo, más que nada: sé la letra de todos. Sé que es un poco hincha eso. Trato de relajarme porque si estás pendiente de todo la podés pasar mal. Estoy aprendiendo a confiar porque me encanta el laburo en equipo. -Con esa exigencia, ¿cómo es tu entrenamiento?
-Me entreno durante todo el año con una técnica que se llama funcional y se trabaja sólo con el peso de tu propio cuerpo y algo de aeróbico. Además tomo clases de canto, vocalizo antes y después de las funciones. Duermo ocho horas, sí o sí. y tomo mucha agua. Pero me encanta. -¿Cómo vivís la notoriedad?
-Me llevo bien, por suerte ahora pasó el furor por Las Estrellas y está más tranquilo. Vivo mi vida, tratando de modificarla lo menos posible. Al estar un poco expuesta hay cierta responsabilidad en lo que mostrás. Pero intento que sea relajado y disfrutarlo. Y me gusta guardarme ciertas cosas. La vida privada, por ejemplo. No me gusta hablar de mi noviazgo, ni de mi familia. Hay cosas que mejor no contarlas para cuidarlas. -Con las redes sociales se complica. ¿Cómo te llevás con eso?
-Sí, cambiaron algunas reglas y es un arma de doble filo. Yo me llevo bien, uno elige qué mostrar y qué no. A muchos les cuesta entender ese límite. Pero yo trato de cuidarlo para que sea genuino, porque mi intimidad es mi tesoro. Agradecimiento: @bis_restaurante.