Clarín

Crecen las protestas en Israel contra la ley que lo consagra como “Estado judío”

La norma aprobada por el gobierno derechista de Netanyahu ha generado una polémica sin precedente­s.

- LA VANGUARDIA

“A mis hermanos los combatient­es drusos quiero pedirles perdón porque nuestro Gobierno, el mío y el vuestro, decidió destrozar la unión fraternal y de sangre entre nosotros que se mantuvo durante 70 años, y todo para conseguir algunos votos más en el sector derechista del mapa político”. Así escribió el destacado periodista y ex oficial en el ejército israelí, Yoav Keren, en el Yediot Aharonot, uno de los diarios más leídos en Israel. Y es que la llamada ley Estado- nación, aprobada por el Gobierno más derechista de la historia de Israel, encabezado por Benjamin Netanyahu, está despertand­o una polémica sin precedente­s en el Estado judío desde la formación de la actual coalición de Gobierno en 2015.

La ley –aprobada con 62 votos a favor, 55 en contra y dos abstencion­es– establece que Israel es “el hogar nacional del pueblo judío”, y será añadida a las leyes básicas constituci­onales del Estado. A su vez, la norma declara a Jerusalén capital del país, establece el calendario judío como el oficial del Estado y cambia el estatus de la lengua árabe de “oficial” a “especial”.

El próximo sábado por la noche, decenas de miles de judíos israelíes, drusos, beduinos, así como miembros de la comunidad árabe-palestina israelí, pretenden llevar a cabo una gran manifestac­ión en la emblemátic­a plaza Rabin, en el corazón de Tel Aviv. Incluso el presidente de Israel y miembro del partido en el Gobierno, el Likud, Reuven Rivlin, expresó su tajante oposición a una ley que aparenteme­nte contradice la declaració­n de independen­cia de 1948, firmada por los fundadores del Estado, encabezado­s por David Ben Gurión, en la que se asegura el carácter judío del Estado pero que remarca la igualdad de todas las minorías ante la ley.

El jefe de Estado Rivlin declaró públicamen­te que está obligado a ratificar la ley, pero que la firmará en árabe a modo de protesta. Netanyahu, por su parte, se reunió con dirigentes de la comunidad drusa, una minoría religiosa que habita en Israel, así como los países colindante­s de Líbano, Siria y Jordania, que se escindió del islam a finales del siglo X y que tiene un credo monoteísta. El 81% de los drusos, en un porcentaje mayor al de la población judía, sirve en el Tsahal, y la nueva ley ha provocado gran polémica en el seno del ejército.

Un periodista druso del canal público Kan, Riad Ali –cuyo hijo sirve en un destacamen­to de la policía fronteriza en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén– estalló en lágrimas en directo, despertand­o todavía más el debate nacional. Un alto oficial druso declaró que abandonará el ejército porque no está dispuesto a “ser un ciudadano de segunda clase”.

El juez árabe israelí Salim Jubran, antiguo número dos del Tribunal Supremo, afirmó en una entrevista que “se trata de una ley racista” y que si él estuviese aún ejerciendo en el tribunal la declararía inválida. No se descarta que el Tribunal Supremo decida invalidar la ley. Según algunos comentaris­tas, parte de los ministros de Netanyahu a lo mejor agradecerí­an a los jueces que les obligaran a dar marcha atrás con la ley. ■

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EFE Duro. El premier de Israel, Benjamin Netanyahu, ayer durante una reunión de gabinete en su despacho.

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