Clarín

“Caminar” evita pagar hasta un 100% más en productos cotidianos

Los mismos artículos se ven a precios muy diferentes en distintos locales. Lo relevó Clarín en negocios de Capital.

- Martín Grosz mgrosz@clarin.com

“Les pido a todos que miren, que comparen precios y que se cuiden. La gente tiene que caminar porque, en estos momentos de devaluació­n, uno halla diferencia­s de más o menos un 30% en los precios”. La frase, que pareció un homenaje a los consejos de Lita de Lázzari, fue pronunciad­a esta semana por el presidente de la Nación, Mauricio Macri, cuando le consultaro­n sobre el impacto de la inflación, que encareció un 18% en seis meses el costo de la canasta básica.

Tras esos dichos y la polémica que causaron, Clarín salió a medir cuánto puede ahorrar un vecino porteño en sus compras diarias si sigue el consejo presidenci­al. Se relevaron los valores de 30 productos de consumo masivo en varios tipos de supermer- cados, farmacias, kioscos y otros negocios, y la conclusión fue que el costo de no “caminar” puede ser bastante mayor al estimado por Macri.

Según se halló, ante artículos iguales (con mismo código de barras) de almacén, bebidas, lácteos, cuidado personal y limpieza, algunos comercios cobran hasta el doble que otros del mismo barrio o incluso, insólitame­nte, de la misma cuadra.

Un paquete de azúcar Ledesma, por caso, se compra a $ 23 en un súper conocido por sus precios bajos, a $ 27 en otra cadena o incluso a $ 45 en un maxikiosco: un 96% más.

En general, los locales con precios mucho más altos que el resto fueron los mercaditos de las estaciones de servicio y los kioscos que atienden las 24 horas. Pero también en cadenas de súper e hipermerca­dos hay brechas notorias, tanto entre una empresa y la otra como entre formatos grandes y pequeños de la misma firma. A veces, por efecto de ofertas sólo detectable­s “caminando”.

Por ejemplo, una cadena ofrece por $ 50 un jabón en polvo Skip que otra tiene a $ 93, un 86% más caro. Y un híper vende a $ 50 un desodorant­e Rexona que otro tiene a $ 77 (54% más).

Una gran cadena pide $ 179 por un frasco de Nescafé que en otra vale $ 139 (29%). Asimismo, se puede pagar $ 36 o $ 53 por la misma mermelada Arcor (47%), $ 80 o $ 113 por un kilo de yerba Taragüí (41%), $ 23 o $ 30 los tallarines Lucchetti (31%) y $ 73 o $ 94 la lata de atún La Campagnola (29%).

Por otro lado, quienes compran galletitas en maxikiosco­s podrían gastar mucho menos: si “caminan”, galletitas Pepitos que esos locales tienen a $ 40 caen a $ 22 y las Cerealitas pasan de $ 50 a $ 28. Además, venden la Cindor de litro a $ 80, un 74% más que en un híper. Y piden $ 70, $ 80 o incluso $ 85 por la misma Coca Cola de 1,75 litro que en varios súper se ve a $ 48 o $ 50. Y marcan en $ 45 un agua Villavicen­cio que está a $ 26,50 en góndolas cercanas.

“Muchos cobran lo que quieren, y hasta más caro si es de noche”, critica Sandra González, presidenta de la entidad de consumidor­es Adecua. “A pocos metros hay precios muy distintos y estas distorsion­es ahora crecieron porque, con tanto aumento, la gente ya no sabe cuánto deben valer las cosas y hay quien aprovecha eso para subir un poco más. Pero debemos ponernos firmes, comparar e ir- nos a otro lado ante un abuso”.

Claudia Collado, presidenta de Adelco, también nota más dispersión y dice que el Gobierno debería controlar más los excesos. “Como eso no pasa, a la gente sólo le queda caminar. Pero hay gente mayor que no puede ponerse a recorrer, y el laburante no tiene tiempo. Además, no es fácil comparar, porque muchos súper muestran un precio en góndola y luego cobran otro en la caja”, plantea. Y agrega que, en este marco, más gente está yendo a ferias barriales a buscar los productos frescos. En ellas, aunque las calidades pueden variar, pagan $ 14 el kilo de cebolla y de zanahorias (en vez de $ 30), $ 20 el de banana (en vez de $ 35 o $ 45) y $ 15 el de mandarina (en vez de $ 30).

El atractivo de “caminar” va más allá de los productos del súper. En electrónic­a, la táctica permitía ayer pagar $ 11.600 por un SmartTV LG que otro negocio tenía a $ 16.000. Y los automovili­stas, recorriend­o estaciones de servicio, pueden pagar en Capital $ 28,11 por un litro de nafta que otros expendedor­es ofrecen a $ 29,52, y que en el Conurbano llega a $ 30,96. Tres décadas después, y mucha inflación mediante, Lita sigue vigente. ■

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