EL ADIÓS A MAICAS
A los 67 años falleció ó un grande del humor gráfico o argentino. Guionista e historietista, orietista, marcó una época.
Eduardo Maicas, humorista gráfico y guionista, murió ayer por la mañana en su departamento de Caballito, a raíz de un paro cardíaco. Tenía 67 años. Hasta el día anterior mantuvo su rutina habitual, por lo que la dura noticia sorprendió. En su estudio, ilustraba y escribía rodeado de lápices negros, cuadernos, figuras de superhéroes, fotos de colegas y amigos. Sus restos serán velados hoy, a las 13, en Cucha Cucha 1785, en el mismo barrio en el que vivía.
Además de su trabajo para diarios y revistas, también se destacó en programas de radio y escribió guiones para ciclos humorísticos televisivos.
Su primera viñeta apareció en Oes- te Semanal, una publicación diaria de San Justo. Más adelante publicaría las primeras tiras cómicas en la revista Patoruzú (una de sus lecturas favoritas de niño), Pitos y Flautas, Tía Vicenta, Humor, Sex Humor (donde integró y fue parte del equipo creativo), y Satiricón.
El dominio del humor negro en Sex Humor convenció a Pipi Sposito de llevarlo a las páginas de Fierro, donde participó en la historieta La calavera de Hamlet, que luego sería desarrollada en la serie Barrio Gris a partir de 2009. Sus creaciones se lucieron en las revistas Libre, Somos, Feriado Nacional, El Gráfico, Tía Vicenta, Fierro, Pitos y Flautas, El Ratón de Occi- dente, Media Suela, Comic.ar, Humi, Genios, Laberintos y Billiken; en la revista española El Jueves, y en los diarios La Razón, El Cronista Comercial y La Prensa, entre otros.
En la década del 90, debutaría en el medio radial, donde participó como
humorista en Radio Rivadavia y Radio Belgrano.
Fueron los años en que también despuntaría con la célebre tira Clara de noche, con dibujo de Jordi Bernet. También, escribió guiones para los programas de Canal 13 Tres tristes ti- gres del Trece y Peor es nada, entre otros. Su último libro se llama Barrio Gris.
Cada mañana, después de informarse, encaraba la rutina de trabajo: la construcción de sus personajes. “Empiezo por la cabeza, a grandes rasgos, después el cuerpo, la mano en el bolsillo. Si veo que el dibujo está bien construido hago los detalles. Me gusta que mis personajes sean simpáticos, aunque transmitan humor negro”, decía en una entrevista que concedió a este diario en 2017.
Bocetaba a lápiz y después repasaba sus diseños a tinta con plumín, los dejaba sacar y, una vez terminado el proceso, escaneaba sus dibujos y se los pasaba a una ilustradora para que los pintara digitalmente. Llevaba casi 50 años dibujando, y contaba: “El humor me ha sacado de situaciones tristes y angustiantes”. En una entrevista le preguntaron: “¿Los dibujos son personas exageradas?”. El respondió: “Las personas son dibujos reprimidos”. ■