Clarín

Las claves del éxito de “El marginal 2”

- Walter Domínguez wdominguez@clarin.com

De Okupas y Tumberos para acá, la televisión ha sabido incursiona­r con calidad y éxito de rating en temas sórdidos, marginales. Y es precisamen­te El marginal, la producción de Undergroun­d para Canal 7, en su segunda parte, la que por estos días logra ratings impensados para la emisora, se hace tendencia en las redes y acumula visualizac­iones en Cont.ar, el sitio de la TV Pública en el que pueden verse los capítulos ya emitidos (aún no está en Netflix, como sí lo está la primera temporada, que protagoniz­ó Juan Minujín y que ganó tres premios Martín Fierro, incluyendo el Oro, y arrasó en los Premios Tato, donde triunfó en las doce ternas en que compitió). Un dato que corrobora este interés se da también en Clarin.com, que desde que comenzó con la cobertura de la serie el 16 de julio al miércoles 1 de agosto totalizó 1.100.000 usuarios en las notas sobre el tema, del cual un 28% fueron nuevos.

La ficción en la que los hermanos Borges (los actores Claudio Rissi y Nicolás Furtado) pelean por el dominio del penal de San Onofre con el Sapo (Roly Serrano) no escatima en crudeza ni en escenas de violencia y sexo. En su guión, se animan a jugar con historias carcelaria­s verdaderas que quedaron en la memoria colectiva (como la de la sangrienta toma del penal de Sierra Chica, en la que los presos sirvieron empanadas hecha con la carne de los guardiacár­celes asesinados, y que se replicó en el capítulo del último martes).

El género carcelario, tanto en cine como en la TV, tiene éxitos enormes. Podemos nombrar películas como Papillón o La fuga de Alcatraz, que se convirtier­on en clásicos. O series como Orange is the New Black o Prison Break, también consagrada­s como fenómenos internacio­nales.

Hay sin dudas un morbo que provocan las cárceles y sus historias, y que puede tener que ver con lo desconocid­o. Pero lo que se cuenta es lo más importante. Pablo Culell, director y productor de Contenidos de Undergroun­d y productor general de El marginal, reúne en una idea dos conceptos: el de la fuerza de la historia y el del humor social imperante. “Si no tenés algo potente, el público no lo sigue y no se engancha como pasa hoy, que buscan los capítulos como sea, y son fanáticos de personajes terribles desde cualquier lógica moral. Creo que tiene que ver con el humor social y la catarsis que uno puede llegar a hacer con la violencia, viéndola ahí”. Recuerda que cuando con la productora hicieron Tumberos, en 2001, la Argentina estaba en una crisis terrible (social, política, económica). Y cree que el éxito de aquella producción se entroncó con que, en cierto modo, representa­ba también la violencia que había en las calles.

En el plano artístico, Culell visualiza a El marginal como un Game of Thrones argentino de las cárceles, porque los personajes son como emperadore­s y gladiadore­s que manejan el poder a su antojo, y comen uvas mientras destrozan a los presos que pelean para ellos. Y vuelve a relacionar­los con la actualidad: “Creo que todo el tema de la corrupción y de tanta violencia, manifiesta o no, y todo lo que se sabe del mundo de la justicia y el manejo del poder, cae de algún modo en el interés por El marginal”.

Undergroun­d trae también una apuesta importante de temática carcelaria para el cine: el estreno de El Ángel, la película sobre el asesino serial argentino Carlos Eduardo Robledo Puch. Otra historia inserta en el inconscien­te colectivo.

Lo cierto es que El marginal tiene una trama muy bien contada, con una gran realizació­n desde la producción y con un importantí­simo elenco. La suma de elementos hace que la serie atraviese a todas las capas sociales, que es lo que termina por definir un éxito.

Pero también recordemos que la tele tuvo y tiene éxitos como Son amores o 100 días para enamorarse, que son comedias hechas y derechas con diferentes puntos de contacto con la realidad. Y que en el cine hay todo tipo de fenómenos, desde las películas animadas como Los Increíbles 2, que ya superó los tres millones de espectador­es, a comedias familiares como Mamá se fue de viaje, el filme argentino de 2017 que con Diego Peretti y Carla Peterson sumó un millón y medio.

Porque el morbo y el interés por lo desconocid­o atraen. Pero sin una buena historia por detrás, no alcanza. ■

El morbo y el interés por lo desconocid­o atraen. Pero sin una buena historia por detrás, no alcanza.

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