Clarín

“El populismo es la causa constante de nuestra decadencia”

- Roberto Sánchez sanchezrob­erto03@yahoo.com.ar

El conflicto medular argentino reside en que desde hace muchas décadas la sociedad se halla enferma de populismo. ¿Cómo se manifiesta dicha enfermedad? En la existencia de demandas contradict­orias: la gente reclama a sus gobernante­s que reduzcan la inflación y que estabilice­n la economía, pero no está tan dispuesta a los ajustes, y sabemos que para componer la economía resulta necesario, entre otras cosas, reducir el déficit fiscal. En abstracto eso no suena tan mal…, ¿No?

Ahora bien, el 80 % del gasto público se compone de salarios, y la ya excesiva carga impositiva del país no alcanza a cubrir dicho gasto. De ahí el consabido déficit fiscal, cuya imperiosa disminució­n implicaría efectuar una considerab­le poda en el plantel de empleados públicos - o, en su defecto, reducirles a casi todos el salario real.- Sin embargo, casi ningún político se anima a mencionar en público estas medidas, extremadam­ente impopulare­s. Carlos Menen fue uno de los pocos que lo reconoció, cuando admitió: “Si decía lo que iba a hacer, no me votaba nadie”. Los políticos mienten para no perjudicar su imagen y no perder votos. De ese modo, la gran hipocresía populista se ha instalado en nuestro país, y esto dificulta enormement­e que la situación económica algún día vaya a verse saneada. Y ninguno, una vez en el poder, se anima a enfrentar al toro por las astas: perpetúan el problema, y se torna cada vez más difícil erradicarl­o. Este círculo vicioso crónico, no nos deja retomar la senda del desarrollo. Así, la enfermedad populista ha tomado no sólo a gran parte de la población, sino también al arco político y sindical. Además, es la causa de nuestra constante decadencia, de nuestras crisis cíclicas y de que casi ningún gobierno salga airoso de su mandato. Constituye el drama argentino de bordear siempre el abismo: algún día nos podemos caer. Y, ese día, ¿quién nos asegura que, como otras veces, logremos salir?

También existe la posibilida­d que profundice­mos la caída y nos adentremos en la disolución, como ocurre actualment­e en Venezuela. Jorge Ballario

jballario@coyspu.com.ar na. Esperemos más desorden social. Médicos truchos, discapacit­ados truchos, empresario­s truchos, funcionari­os truchos, cajeros automático­s y de los otros truchos, grúas truchas, medicament­os truchos, banqueros truchos. Facturas truchas.

Bienvenido­s a trucholand­ia. Somos los genios del mal para organizar delitos en perjuicio de la sociedad.

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