“El populismo es la causa constante de nuestra decadencia”
El conflicto medular argentino reside en que desde hace muchas décadas la sociedad se halla enferma de populismo. ¿Cómo se manifiesta dicha enfermedad? En la existencia de demandas contradictorias: la gente reclama a sus gobernantes que reduzcan la inflación y que estabilicen la economía, pero no está tan dispuesta a los ajustes, y sabemos que para componer la economía resulta necesario, entre otras cosas, reducir el déficit fiscal. En abstracto eso no suena tan mal…, ¿No?
Ahora bien, el 80 % del gasto público se compone de salarios, y la ya excesiva carga impositiva del país no alcanza a cubrir dicho gasto. De ahí el consabido déficit fiscal, cuya imperiosa disminución implicaría efectuar una considerable poda en el plantel de empleados públicos - o, en su defecto, reducirles a casi todos el salario real.- Sin embargo, casi ningún político se anima a mencionar en público estas medidas, extremadamente impopulares. Carlos Menen fue uno de los pocos que lo reconoció, cuando admitió: “Si decía lo que iba a hacer, no me votaba nadie”. Los políticos mienten para no perjudicar su imagen y no perder votos. De ese modo, la gran hipocresía populista se ha instalado en nuestro país, y esto dificulta enormemente que la situación económica algún día vaya a verse saneada. Y ninguno, una vez en el poder, se anima a enfrentar al toro por las astas: perpetúan el problema, y se torna cada vez más difícil erradicarlo. Este círculo vicioso crónico, no nos deja retomar la senda del desarrollo. Así, la enfermedad populista ha tomado no sólo a gran parte de la población, sino también al arco político y sindical. Además, es la causa de nuestra constante decadencia, de nuestras crisis cíclicas y de que casi ningún gobierno salga airoso de su mandato. Constituye el drama argentino de bordear siempre el abismo: algún día nos podemos caer. Y, ese día, ¿quién nos asegura que, como otras veces, logremos salir?
También existe la posibilidad que profundicemos la caída y nos adentremos en la disolución, como ocurre actualmente en Venezuela. Jorge Ballario
jballario@coyspu.com.ar na. Esperemos más desorden social. Médicos truchos, discapacitados truchos, empresarios truchos, funcionarios truchos, cajeros automáticos y de los otros truchos, grúas truchas, medicamentos truchos, banqueros truchos. Facturas truchas.
Bienvenidos a trucholandia. Somos los genios del mal para organizar delitos en perjuicio de la sociedad.