Clarín

Un departamen­to a la ex mujer del chofer, a cambio de silencio

Hilda Horovitz le dijo a la Justicia que Roberto Baratta le pagó una vivienda para que no hablara.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Oscar Centeno, el remisero de los bolsos con dinero K, nació en Jujuy. Tiene sesenta y tres años. Quince hijos. Diecinueve nietos. Y una manía, tal vez producto de decenas de años de formación en el Ejército, servicio de Arsenales: anota todo lo que le interesa con detalle y obsesión. Llegó a ser suboficial. Le dieron la baja por un incidente indiscipli­nario. Tuvo varias parejas en su vida. Diferentes fuentes que trataron en los últimos días no supieron especifica­r cuántas. Pero su última ex mujer, Hilda Horovitz, es la clave que confirma el nexo de trabajo, amistad y hasta financiero de Centeno con el secretario de Coordinaci­ón y Control del Ministerio de Planificac­ión Federal K, Roberto Baratta. Horovitz declaró ante la Justicia, bajo juramento, cómo era la relación que Centeno tenía con su jefe, que lo había contratado como chofer y le dio hasta un cargo en el Estado Nacional K en un organismo que dependía de la secretaría de Energía. Horovitz no solo alertó a los inves- tigadores sobre los trabajos como remisero de su ex, buscando y llevando bolsos con millones de dólares que eran posibles coimas que les pagaban empresario­s al Gobierno de los Kirchner. También explicitó que Baratta estaba nervioso por lo que su ex marido conocía del submundo de esos viajes, y hasta de la intimidad del Ministerio de Planificac­ión, de la Casa Rosada y la Quinta de Olivos. Primero, ratificó que Cenento le había contado de sus célebres cuadernos.

Pero otra parte de su relato judicializ­ado es ahora quizás la más sustancial para los investigad­ores.

Horovitz aseguró en tribunales que el ex funcionari­o, para mantener la armonía y tal vez el silencio de esa pareja que podía complicarl­o en la Justicia, tuvo un gesto de generosida­d con ella: le compró un departamen­to para mejorar su situación económica.

Horovitz había roto su relación con Centeno y era una bomba a punto de estallar. Estalló.

Según fuentes que conocen la trastienda de la investigac­ión de la causa “cuadernos ”, parte de sus dichos están acreditado­s por varias pruebas documental­es. Horovitz es desde siempre y ahora aun más una testigo clave de la causa de los “cuadernos”. ¿Por qué Baratta se ocupó de mantenerla en calma intentando­la hacerla callar con la compra de un departamen­to y además dándole un sueldo como empleada estatal?

Esos enigmas complican la situación procesal del ex funcionari­o. ■

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina