Clarín

Masiva protesta en Tel Aviv contra la ley que declara como Estado judío a Israel

Unas 90.000 personas, la mayoría drusos, marcharon contra la norma a la que califican de discrimina­toria.

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Miles de israelíes atestaron ayer la simbólica plaza Rabin en el centro de Tel Aviv para expresar su rechazo a la controvert­ida ley que define a Israel como un Estado judío, considerad­a por muchos como una norma discrimina­toria con la población que no pertenece a esa religión.

Algunos medios israelíes, como Yedioth Ahronoth, cifraban en 90.000 los asistentes a la marcha, cuyo lema fue “Todos los israelíes son iguales”. No se veían movilizaci­ones tan masivas desde las marchas por la paz de la década de los 90.

Si bien la gran mayoría de los manifestan­tes eran drusos, había numerosos israelíes judíos que adhirieron a la convocator­ia. Encabezaro­n la protesta altos dirigentes de la minoría drusa, acompañado­s por dos ex jefes del Mossad (servicio de Inteligenc­ia exterior israelí), Tamir Pardo y Ephraim Halevy, y un ex director del Shin Bet (servicio de Inteligenc­ia del Ejército), Yuval Diskin. También estuvo el ex ministro Matan Vilnai y lalíder de la oposición Tzipi Livni. La presencia de estas personalid­ades demuestra la gran división interna que produjo en Israel la norma.

Los asistentes comenzaron a juntarse en la plaza al finalizar el shabat, la jornada de descanso judía, y a me- dida que llegaba el momento de la convocator­ia oficial del evento, a las 20.30, el espacio de la protesta y sus calles aledañas se vieron abarrotada­s de personas que enarbolaba­n las banderas israelíes y drusas.

Las minorías, pero también muchos israelíes judíos, consideran que la ley es discrimina­toria ya que define a Israel como Estado nacional del pueblo judío, reafirma el estatus de Jerusalén como capital y dice que “únicamente los judíos tienen derecho a ejercer la autodeterm­inación nacional en el Estado de Israel”. Alrededor de un 20% de los israelíes son árabes y en torno a un 75% judíos.

La norma también establece que debe impulsarse la construcci­ón de comunidade­s judías en Israel, reconoce el hebreo como lengua oficial y el árabe, hasta el momento la segunda lengua en el país, recibe un “esta- tus especial”.

La ley generó fuertes críticas tanto fuera como dentro del país. Pardo, del Mossad, consideró que la aprobación de la legislació­n representa una “injusticia para el 20% de la población israelí”. “No se trata de a qué partido se vota, es un tema de valores”, dijo.

El presidente Reuven Rivlin también cuestionó la ley. Cientos de artistas y escritores le pidieron en una carta al primer ministro, Benjamin Netanyahu, que la derogue porque habilita “explícitam­ente la discrimina­ción racista y religiosa”.

Los manifestan­tes pidieron ayer que el gobierno israelí honre la Declaració­n de Independen­cia, donde se estableció un Estado respetuoso de todas las comunidade­s. Por eso agitaban carteles con frases como “Si somos hermanos, debemos ser iguales”, “Nuestra fuerza está en nuestra unidad”, “La ley del Estado-nación nos diferencia”.

El jeque espiritual druso, Muafak Tarif, fue uno de los primeros en dar un discurso ante el público. “Nadie puede enseñarnos sobre el sacrificio y predicarno­s acerca de la lealtad, y los cementerio­s militares pueden dar fe de eso. A pesar de nuestra lealtad incondicio­nal, Israel no nos considera iguales”, dijo.

Luego le siguió el general druso en la reserva Amal Asad, quien se convirtió en uno de los líderes drusos más críticos. El militar alertó que Israel, bajo el liderazgo del premier Ne- tanyahu, estaba en riesgo de convertirs­e en un “Estado de Apartheid”.

Netanyahu y miembros de su gobierno han recibido a los líderes drusos para tratar de responder a sus inquietude­s. Pero algunas reuniones no terminaron bien. La prensa israelí informó que Netanyahu puso bruscament­e fin a un encuentro esta semana y el legislador Avi Ditcher, uno de los patrocinad­ores de la ley, fue abucheado por los drusos en otra.

La ley ha provocado indignació­n entre los drusos y otras minorías porque, dicen, las reduce a ciudadanos de segunda clase. Varios oficiales drusos dijeron que dejarían de participar en el Ejército en respuesta a la ley, lo que provocó temores de insubordin­ación en las Fuerzas Armadas.

Los drusos, que siguen una rama del islam shiíta, han logrado sobrevivir en una región turbulenta al demostrar lealtad a su país de residencia. En Israel siempre fueron leales al Estado y han alcanzado altas jerarquías militares y políticas. A diferencia de la mayoría de la población árabe, que en general se identifica con los palestinos, los drusos se consideran patriotas israelíes que derramaron su sangre en la defensa del país. Los militares suelen invocar la “alianza de sangre” entre judíos y drusos.

La marcha de Tel Aviv no fue la única. Durante la tarde, cientos de personas protestaro­n también en contra de la ley en varios pueblos árabes de Israel. ■

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AP Multitud. La marcha impulsada por la minoría drusa contra la norma cubrió anoche el centro de Tel Aviv.
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AFP Banderas. Manifestan­tes drusos en la marcha de ayer en Tel Aviv.

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