El chico que se hizo adicto al videojuego y decidió vender la PlayStation
Tiene 16 años y no quiere hablar del tema con Clarín. Pero sí lo hace su mamá, Mariana, que empieza contando que su hijo tiene la consola PlayStation desde chico. “Llevamos diez años con la Play en nuestra vida”, dice la mujer, que es psicóloga.
El chico no era muy apegado a los videojuegos. Hasta que conoció el Fortnite. “Ahí sí la Play se convirtió en un tema familiar. Ninguno de mis hijos tiene tele en su cuarto, él tampoco. Jugaba en el living y el juego siempre implicaba gritos, furias. Sea por la conexión a Internet o por haber perdido la partida. Esto alteraba los ánimos de todos, al punto de generar discusiones y peleas muy fuertes”, cuenta Mariana so- bre cómo la consola se convirtió en un conflicto familiar. “Empezó a estar más tomado por esta situación, que nos generaba muchísima preocupación. Postergaba ir al club, que siempre fue su pilar, modificó su alimentación y la relación con sus amigos, que pasó a ser online”, describe, cumpliendo con los síntomas de alerta sobre la adicción a los videojuegos. “Por la adicción y el desinterés en otras actividades, él mismo reflexionó y decidió venderla. Y antes de venderla, estuvo una semana sin jugar. Un día, mientras tocaba la guitarra, un poco en serio un poco en chiste, miró a Mariana y le dijo: “Mamá, estoy en rehabilitación. Esto es como musicoterapia”.