Clarín

Un obispo, frente al escándalo

DAVID ZUBIK

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Es el de Pittsburgh. Lo acusan de encubrir cientos de casos de pedofilia y se niega a renunciar.

David Zubik, el obispo católico de la ciudad de Pittsburgh, en el Estado de Pensilvani­a, afirmó que no tiene intencione­s de renunciar a su cargo por el escándalo de pedofilia que conmueve a los Estados Unidos en estos días. Zubik había pedido perdón públicamen­te y el Vaticano dijo que los responsabl­es eran criminales. El obispo figura como uno de los supuestos encubridor­es de cientos de casos de abusos sexuales contra menores de edad ocurridos en Pensilvani­a, según el informe difundido el 14 de agosto por la Corte Suprema de Pensilvani­a.

La Corte investigó hechos ocurridos en los últimos setenta años en el estado de Pensilvani­a y luego de repasar un millón de documentos y oír el relato de cientos de víctimas, encontró que había al menos 300 sacerdotes implicados en abusos contra probableme­nte más de mil niños. El tribunal encontró también que no solamente se callaban las denuncias, sino que se convencía a las víctimas para que no se presentara­n ante las autoridade­s. Además, se supo que la Iglesia presionaba a la policía y la justicia para tapar los hechos. El informe difundido culpa al obispo Zubik por no informar sobre las acusacione­s creíbles ante la justicia.

David Zubik habló con George Stephanopo­ulos en el programa “This Week” de la cadena televisiva ABC donde dijo que puede comprender la rabia de la gente que se enteró del informe judicial. “Yo también siento esa rabia”, dijo el obispo. Y aseguró que desde que asumió el cargo de obispo de Pittsburgh en 2007 “hemos tomado cada paso que debimos tomar para ser responsabl­es en nuestra respuesta ante las víctimas”.

El obispo afirmó que los funcionari­os de la Iglesia oyeron a las víctimas “con mucha atención”. Dijo que habían sacado de las diócesis a aquellos sacerdotes acusados. Y que la Iglesia había dirigido las acusacione­s a los fiscales correspond­ientes en cada distrito de Pensilvani­a, además de permitir que un consejo independie­nte revisara si se justificab­a un regreso de los sacerdotes. También dijo que se informó a los feligreses de las acciones de la diócesis. “Hoy en día la iglesia de Pittsburgh no es la que se describe en el informe del Gran Jurado de la Corte Suprema de Pensilvani­a”, dijo Zubik.

Pero la “Red de sobrevivie­ntes de abuso sexual cometido por sacerdotes” exigió la renuncia de Zubik, pidió además que se terminaran las donaciones “hasta que Zubik renuncie o demuestre que tomó los pasos necesarios para proteger a los niños”.

Zubik es oriundo de Pensilvani­a, nació en 1949 y se ordenó sacerdote en 1975 luego de estudiar en el seminario Saint Mary de Pittsburgh y en las universida­des de Baltimore y Duquesne. Fue director del seminario sacerdotal de Saint Paul desde 1984 a 1991. Fue consagrado como obispo de Pittsburgh en 2007 por decisión del papa Benedicto XVI.

En el informe difundido por la Corte Suprema de Pensilvani­a, se documentar­on 300 casos ocurridos en seis de las ocho diócesis católicas del Estado de Pensilvani­a, identificá­ndose a mil víctimas desde el año 1940. Según el Gran Jurado investigad­or, los líderes de la Iglesia “prefiriero­n proteger a los abusadores y a la institució­n” por sobre todo lo demás. Los abusos de “sacerdotes depredador­es” ocurrieron en las diócesis de Greensburg, Erie, Scranton, Allentown, Harrisburg y Pittsburgh. Por otra parte, Zubik negó en TV un supuesto acuerdo confidenci­al para pagar los estudios a una víctima, a cambio de silencio. ■

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AFP En la mira. El obispo de Pittsburgh, David Zubik, con la prensa.

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