Por el aumento de la pobreza, el Gobierno revisa su estrategia
Resignación y optimismo. En la Casa Rosada esperan que el índice de septiembre sea menor al que se estima. El gabinete del Ministerio de Desarrollo Social sale a la calle.
“Si cuando termina nuestro gobierno no pude reducir la pobreza, habré fracasado. Mi objetivo fundamental es reducir la pobreza”, declaró Mauricio Macri en diciembre pasado, pocos días después de que la reforma previsional empezara a erosionar su imagen. Todavía se proyectaba un crecimiento de tres puntos para 2018.
Tres meses después, cuando el escenario parecía estabilizado, Macri encabezó un acto en Olivos para dar una buena noticia. “La baja de la pobreza nos confirma que estamos en buen camino”, celebró el mandatario con un índice de 25,7%, lejos del 32,2% que arrojó la primera medición del renovado INDEC, en julio de 2016.
Ahora, por primera vez desde en- tonces, el Jefe de Estado se apresta a recibir un retroceso en su principal asignatura, la pobreza. El viernes en Jujuy él mismo se anticipó: “Lamentablemente, con esta devaluación que trajo un rebote en la inflación, vamos a ver que parte de lo que habíamos conquistado como reducción de pobreza lo vamos a perder”.
Una de las voces más pendientes en el Gabinete por el inexorable aumento de la pobreza espera que el número sea menor a la percepción que se extiende sobre todo en el Conurbano. En rigor, el número de septiembre vendrá con “trampa”. Los resultados relevados en la Encuesta Permanente de Hogares medirán la pobreza del primer semestre, cuya primera mitad parecía a los ojos del Gobierno la Tierra Prometida, con 13 de los 15 sectores de la economía en alza. El segundo trimestre con sequía consumada, crisis cambiaria e inflación en alza, la pobreza creció.
El número marcará un retroceso, pero servirá para dilatar peores noticias que llegarán en marzo de 2019, con el nuevo índice y seis meses de caída económica. En ese entonces, según los cálculos más optimistas de la Casa Rosada, la economía ya habrá empezado a rodar otra vez.
Datos más actualizados trae el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, que sirvió de referencia durante la intervención de Guillermo Moreno en el INDEC. Calculan que el índice del tercer trimestre se ubicaría cerca del 32%. “Puede dejarnos en igual situación que la que teníamos a principios de 2017”, reflexionó Agustín Salvia, el hombre detrás del ODS. El macrismo como el kirchnerismo cuando estaba en el poder relativizan el rigor de la medición de la UCA, pero evitan polemizar.
“La inflación y el aumento de la ca- nasta básica golpea a los sectores más bajos”, se sinceran en el Ministerio de Desarrollo Social, donde administran herramientas para amortiguar el impacto, pero se resignan a la suerte de la Economía. No habrá una batería de medidas para campear la crisis más allá del combo que adelantó Clarín de refuerzo de alimentos para comedores y merenderos y plata para actualizar AUH y subsidios.
Carolina Stanley se apresta a levantar el perfil y perfecciona su discurso con Micaela Méndez, la fonoaudióloga particular del Presidente, que también entrena a otros ministros.
De cara a la campaña, Macri, Stanley y la gobernadora María Eugenia Vidal preparan los primeros resultados del plan de urbanizaciones de villas, en el Conurbano y en Santa Fe. Quieren hacer de Villa Itatí en Quilmes un caso testigo. Marcos Peña, en tanto, convocó a una reunión al Ga- binete de Desarrollo Humano, que además de Stanley integran los ministros Jorge Triaca (Trabajo), Alejandro Finocchiaro (Educación) y Pablo Avelluto (Cultura), en Morón, con organizaciones locales. Ese modelo se replicará en otros distritos. En la semana se suspendió una visita similar a Catamarca. “Si no hay plata, más que nunca tenemos que dar la cara”, dijo uno de sus integrantes.
Ni la ministra Stanley ni su supervisor Mario Quintana abandonaron por ahora la idea de un índice de pobreza multidimensional, que contemple otro tipo de carencias, sobre todo las de infraestructura básica, como cloacas, en las que el Ejecutivo más ha invertido. Chile es el modelo que más miran en el Gobierno. Si bien se especulaba con que ese nuevo índice quedaría en manos del Consejo de Políticas Sociales, que dirige Gabriela Agosto y depende de Presidencia, el INDEC mantendrá la potestad de los relevamientos. El organismo que preparaba preguntas sobre vivienda y escolarización también debía medir el impacto de las políticas sociales del Ejecutivo, pero con un 2018 en rojo, esa idea quedó relegada. "Cambiar el índice no es barato y hoy no hay plata", se sinceró otro ministro.
El titular del INDEC Jorge Todesca no está dispuesto a perder la potestad sobre la Encuesta Permanente de Hogares, prefiere el modelo tradicional de medición y no acepta injerencias. Por eso, Desarrollo Social se mostró dispuesto desarrolle la nueva tecnología para medir pobreza. ■