Armas, lujos y un ex juez detenido
El ex magistrado, que renunció en medio de un jury por mal desempeño, está acusado de otorgar beneficios a ladrones que desvalijaban casas. También imputaron a un camarista.
Lo apresaron en su chacra. Tenía pistolas y lo acusan de proteger a la banda de un comisario.
El soporte judicial de la banda de policías y ladrones que hace un mes se desmontó en La Plata fue revelado por la investigación y llegaría hasta los peldaños más altos de ese poder del Estado: el ex juez penal César Me- lazo quedó detenido por presunta asociación ilícita y coacción agravada, acusado de integrar esa organización que dirigía y ejecutaba robos casas; protegía delincuentes y concedía beneficios a presos.
El ex magistrado no es el único apuntado. Un integrante del Tribunal de Casación Penal de la Provincia –el más importante en materia penal después de la Suprema Corte- fue imputado en esta causa. Se trata del camarista Martín Ordoqui, sospechado de “tráfico de influencias” en su tarea en la Justicia.
El proceso tuvo ayer otros dos detenidos: Rubén Orlado Herrera, un ex barra de Estudiantes (ver Uno de...), y Enrique Petrullo, un hombre que decía tener conexiones para obtener beneficios procesales. Ellos se suman a policías, ex barras, agentes exonerados de la Fuerza, ladrones, condenados por asesinatos y hasta un hermano mellizo del futbolista Daniel Bertoni. En total son 14 presos.
El caso promete un escándalo político. La semana que viene ingresaría un pedido de desafuero en el Senado para que sea indagado el juez Ordoqui, quien ayer se notificó de su imputación, un delito que tiene penas de hasta 12 años de prisión.
El expediente tiene 15 cuerpos con escuchas telefónicas; decenas de capturas de chats de WhatsApp; contenido de computadoras y pen drives secuestrados en decenas de allanamientos. En base a esos indiciones, la fiscal platense Betina Lacki, a cargo de la investigación, consiguió configurar el esquema de funcionamiento de la organización criminal: delincuentes reclutados cerca de los tablones de canchas de fútbol y entre sectores marginales robaban casas vacías; policías cómplices aseguraban “zonas liberadas” y, si algo fallaba, en los Tribunales de La Plata había cobertura y beneficios.
Además, se sospecha que Herrera y Petrullo acercaban clientes a quienes les “procuraban impunidad” o conseguían “beneficios procesales” gracias a los contactos con Melazo y otros hombres de la Justicia. En la causa está mencionado también el ex fiscal Tomás Morán, quien se retiró hace un par de años por una enfermedad.
“Hemos procesado el 10% del material incautado. Alcanzó para soste- ner la imputación y el pedido de detención”, dijeron a Clarín en la fiscalía. Voceros del caso señalaron que existen comunicaciones en las que se hace mención a “El Tío” como un hombre clave de la estructura jurídica para conseguir atajos. Los investigadores sostienen que “El Tío” es Martín Ordoqui y aseguran que en algunas charlas de presos con sus abogados se admite el pago de hasta dos millones de pesos para obtener una prisión domiciliaria.
El camarista había quedado en la mira cuando dispuso la liberación de los comisarios detenidos en La Plata en la causa de los sobres de la Departamental. Unos días antes, mientras estaba de feria, en enero de 2017, liberó a Mariano Bruera, hermano del ex intendente de la ciudad, detenido por casos de coimas. Entre los indicios que reunieron los investigadores hay fotos de reuniones entre Ordoqui y “Quique” Petrullo, el hombre que vendía influencias.
Parte de esas sospechas se materializaron ayer en un operativo realizado en plena madrugada. Una brigada de la Policía Federal llegó hasta la finca de dos hectáreas de Gorina donde vive Melazo y comenzó el pro-
Los investigadores creen que se realizaron asados con los detenidos en el quincho de la chacra.
cedimiento autorizado por la jueza de Garantías Florencia Gutiérrez. Sin presentar resistencia, el ex magistrado se entregó. En la casa había un arsenal: siete pistolas, cuatro revólveres, dos rifles, un fusil y una escopeta. Según la investigación, en el quincho del predio de 145 y 480 el imputado realizaba encuentros con policías detenidos por esta causa.
La hipótesis de Lacki es que los líderes de la organización eran el comisario inspector Gustavo Bursztyn, hasta hace unos días integrante del Comando de Patrullas de La Plata; y el teniente 1° Gustavo Mena, un ex jefe de calle de la comisaría 2° de La Plata, pasado a disponibilidad en 2015.
Estos dos oficiales, según la investigación, conducían una red de delincuentes que “marcaban” casas vacías en las que había dinero para cometer lo que en la jerga se conoce como “escruches”. Los agentes reclutaban asaltantes que cometían los delitos “casi siempre en pareja” y “liberaban la zona”. El abogado de Bursztyn, Marcelo Peña, insistirá con un pedido de ampliación de indagatoria.
Melazo, quien renunció el año pasado luego de ser suspendido por el Jury de Enjuiciamiento que lo acusaba de mal desempeño en otras causas, admitió a Clarín que conocía a los policías detenidos. Y que participó con ellos en una cena por el Día del Amigo. Anoche quedó alojado en una dependencia de la Federal, un final impensado para un poderoso magisrtrado que llegó a ser conocido como “El Oyarbide de La Plata”. ■ Ex barrabrava de Estudiantes, hombre de negocios vinculados con la noche platense y empleado de la Legislatura bonaerense. Ese es el perfil de Rubén Orlando Herrera (50), uno de los nuevos detenidos como integrante de la organización de policías, ladrones y funcionarios judiciales que se dedicaban a delitos variados en la capital provincial. El procedimiento se hizo en paralelo con la detención del ex juez César Melazo, quien según la investigación estaría involucrado en la asociación ilícita.
Herrera, alias “El Tucumano”, vive en uno de los complejos habitacionales más exclusivos de La Plata: Grand Bell, en la zona norte de la ciudad. Allí es vecino de empresarios, futbolistas y políticos locales y provinciales. Estuvo complicado a mediados de los ‘90 en la muerte de un hincha de Gimnasia, pero quedó sobreseído.
Después tuvo una actividad relacionada con lavadero de autos en la zona de Tolosa y en los últimos años se volcó a los negocios de la noche. Con varias sociedades, dirigió la bailanta “Milenium” y además aparece como socio en otros bares y confiterías de la zona céntrica o del Camino Centenario, un corredor repleto de locales en el norte de la capital provincial.
La red de vinculaciones de Herrera es variada. En las escuchas y en los indicios que encontró la fiscal Betina Lacki para imputarlo como “integrante de la asociación ilícita”, aparece como cercano al ex juez Melazo. Esa influencia la usaba para “gestionar” beneficios procesales o matices de impunidad entre sus conocidos.
Pero también alcanzaba al mundo de la política. Eso le permitió -aún cuando tenía antecedentes penales- tener un contrato en la Legislatura bonaerense. Según pudo averiguar Clarín, cobraba casi 20 mil pesos y pertenecía al plantel temporario de la Cámara de Diputados. Ayer fue dado de baja por decisión del presidente del cuerpo, Manuel Mosca.
Enrique Edgardo Petrullo, otro de los involucrados en el escándalo, está procesado por “tráfico de influencias”. En grabaciones de llamadas telefónicas y en otras pruebas reunidas por la fiscalía, se lo menciona como “nexo” con funcionarios del Poder Judicial platense y como una de las figuras a las que había que “contactar” cuando algún miembro de la banda estaba en problemas. ■